Luego de adelantarlo con «Ganas» y «Cuarto Creciente», Zoe Gotusso presentó su ópera prima como solista: Mi Primer Día Triste. Una obra de 10 canciones con una voz y sensibilidad única. Frágil y sincera, Zoe se presenta en este álbum: “Abrí mi casa para que la vean”.
Sin dejar de ser una expresión profundamente personal, el disco de Zoe Gotusso deja ver la influencia latinoamericana en su composición: bossa nova, sonidos propios del tango y Uruguay presente en candombe y en una versión de «Amándote», de Jaime Roos. La canción que da nombre al disco, “Mi Primer Dia Triste”, fue una de las primeras canciones que compuso para el material que la tuvo trabajando en Uruguay bajo la producción del reconocido productor Juan Campodonico.
El primer corte publicado en cuarentena, «Ganas», ingresó a la lista del Billboard Argentina Hot 100, dándole así su primer título en el ranking. «Mis canciones son mi vehículo, me trajeron a Buenos Aires, me llevaron a Uruguay a hacer un disco y espero poder hacer otro en otro lugar. Viajar haciendo música y esparcirla por el mundo me entusiasma», reflexiona.
Por Josefina Armendariz
¿Qué sentís?
Tengo como muchos sentimientos encontrados, de grandeza, de mucha felicidad, de orgullo y también de mucha fragilidad. Es un momento un poco frágil, pero lanzar algo se siente así. Pero es algo que quiero hace mucho y es muy importante para mí. Estoy en un cumpleañito.
¿Sentís que hiciste un buen disco?
Voy a ser re sincera, siento que hice un buen disco y trato de ser objetiva. Sin juzgarme, lo veo y pienso que es un buen disco. Tampoco es solo mi obra, está mi idea y mi lugar y mis canciones, pero hay músicos que me han hecho crecer. Para mí es un gran primer disco, de una artista que está empezando, empecé hace cinco meses este proyecto. Todos lo que me acompañaron se subieron al barco de mis canciones, personajes que sumaron mucho talento, ha sido un placer trabajar con gente tan linda. No solo el entrenamiento, sino lo humano. Se re comprometieron, se conmovieron y me lo transmitían mucho.
Me cuesta contestar la pregunta porque es mi disco y también porque hay un lado frágil: abrí mi casa para que la vean y estoy como un pollito. Tengo mucha seguridad en mis canciones, siento que si son sinceras no existe el bien y el mal. Si son sinceras para mí, van a viajar a donde tengan que viajar.
Es un proyecto nuevo, pero hay toda una vida en el disco, ¿cuánto de Zoe chica y de Zoe adulta hay?
El disco va significando algo diferente día a día. No sé qué porcentaje hay de Zoe adulta y chica, pero sí que es un disco de transición. Vivimos en transición y siempre estamos en movimiento. Pero creo que en este caso se trata de bancar el lugar sola, con un disco súper personal. En las letras estoy re desnuda, siento que me empecé a mostrar más Zoe. Esta sería una buena presentación y tiene como partes de Zoe niña y adulta. Se llama Mi primer día triste porque creo que cuando uno tiene su primer día triste empieza a conocer otras cosas, tiene su vacío, otros condimentos interesantes.
La tapa explica muy bien lo que yo siento también. Soy re geminiana y la tapa son dos Zoe. Hay como una Zoe que la mira a la otra como una niña soñadora y si ves, la de espaldas está más plantada. Siento que este dico es una transición, para mí significa pegar una patada y romper el hielo que quería hace mucho tiempo. Las canciones están acompañando mi momento: soy Zoe, este es mi proyecto y me muestro como soy.
¿Con qué tres palabras describirías este trabajo?
Genuino, fresco y no sé qué palabra decir para hablar de lo profesional que fue. Pero trabajé con paciencia, tiempo, cautela, puntualidad, prolijidad. Hasta te diría que comí todos los días en el estudio re sano. Trabajé con personas más grandes y gente de otra generación que me enseñaron mucho la profesionalidad, se dice a las 10 de la mañana y es a esa hora, con compromiso. No quiero que la tercera palabra sea profesional. Es un disco muy personal para mí.
¿Qué se siente que tantos grandes acompañen tu obra?
Me genera respeto, esa palabra usaría. Respeto que recibo y que le tengo a estas personas, gente que he admirado mucho sin saber que eran intérpretes de cosas que yo escuchaba de chica. Y me reciban tan bien. Me llena de orgullo el compromiso de gente tan pro que le puso oído y corazón a una artista nueva. Me siento muy abrazada y también el respeto es una gran palabra. Ser respetada es re noble, es parte de lo que quiero.
Los conmoviste a ellos con tus canciones y también a los que te escuchan con tus canciones…
Mi vehículo son mis canciones. Diría que esa es mi puerta de entada, conocí a Juan por esas canciones y creo que mi vida va a ser u poco eso. Mis canciones me van a llevar a lugares inéditos.
¿Cuánto te interpela la gente?
Me toca un montón, lo siento un montón. Me encanta y me fragiliza un montón. Ahora veo que hay gente interesada en mi música y me súper toca. Pero a la hora de escribir, no pienso si va a gustar o no. Estoy componiendo y estoy re jugando, estar en casa y decir «María, María». Eso es la música, no pensar. Soy muy agradecida por los que me escuchan, no tengo haters, me emociona mucho. Es algo de a dos, tiene que haber ida y vuelta. Es increíble la gente y la recepción. «Ganas» tiene dos millones de escuchan y me parece hermoso, pero si no estuviera la cifra haría música igual. Porque me sale, no puedo hacer otra cosa. Cuando hago una canción en el día, no le pido nada más. Ya estoy. Mis canciones son mi vehículo, me trajeron a Buenos Aires, me llevaron a Uruguay a hacer un disco y espero poder hacer otro en otro lugar. Viajar haciendo música y esparcirla por el mundo me entusiasma.
Una bossa, un cover de Jaime Roos… es un disco muy latinoamericano, ¿no?
Sí, me encanta. En casa ha habido música de Latinoamérica toda mi infancia, música de lejos. Me interpela mucho el bossa, el candombe, por eso lo hice en Uruguay. Si lo pienso ahora, habiéndolo hecho, son cosas que sonaban en casa y me gustaban. Lo tranquilo, la gente que hablaba como cantaba, la música latinoamericana me puede: salsa, bosa, tango, candombe. En el disco no pensé en hacer un bossa con «María», me salió así. Pero escuchando las canciones y entendiendo la búsqueda de guitarra y voz, irme a Uruguay fue una decisión de darles ese tinte. Tengo un amor enorme por los uruguayos, escuché a Campodónico mucho, a Drexler, venía con mi familia, me gusta el lugar, la gente, el Príncipe (Gustavo Pena). Me pareció una buena forma de decir seamos latinoamericanas. Y Campodónico es un jugador increíble. Aunque fue pura intuición todo. Pasó y no lo pensé.
Te retiraste a hacer el disco
Sí, fue súper sano, eso hizo que haya sido un capítulo. Diferente hubiera sido hacerlo acá y con mis amigos pasando por el estudio. Me hubiera sentido siempre en Buenos Aires. Allá estaba ajena a todo. Al lugar, al departamento, comí todos los días en lugares distintos, estuve con músicos y personas que no conocía. El día que me bajé del avión dije: «¿A dónde me mandé?». Actuar y después ver. Siempre. Me metí al barro, al barro bien. Es lindo hacerlo por capítulos, me encantaría hacer discos de viajes. Sería muy feliz recorriendo ciudades.