La pandemia trajo varias cosas negativas y otras positivas, pero una de las enseñanzas que está dejando es la de transformar lo malo en algo bueno, valioso y disfrutable. Eso es lo que hizo Vesta Lugg al crear «Violeta», el primer adelanto de su próximo álbum, producida a distancia junto a Iberé Fortes.
Al atravesar la cuarentena desde la casa de sus padres en Canadá y lejos de su pareja, la artista chilena se inspiró en crear un mundo de fantasía para poder sortear la distancia: «Este planeta se crea porque yo no podía ver a mi pareja y tuvimos que mantenernos conectados por nueve meses. Nuestro amor se vio nutrido gracias a este universo de fantasía», confiesa.
Como ya vimos en sencillos anteriores como «El Contrato», Vesta Lugg es una artista que vela por las mujeres. «Violeta» refuerza las múltiples identidades que pueden existir y convivir dentro de la mujer: «Eso es lo bacán de nosotras, creo que hemos vivido muchas vidas antes de esta y siento que eso nos hace mágicas. Me siento así hoy, pero quizá mañana no. Y eso es lindo», comparte.
¿Por qué «Violeta»?
Vesta Lugg: el año pasado viajé a Canadá a lo de mis padres y estuve como nueve meses trabajando a distancia. Armé un pequeño estudio en mi casa y trabajé a distancia. Me generó una nostalgia grande: las series que veía de chica, sensaciones, escenarios, aromas que echaba de menos. En junio tuve una sesión de composición con Ibere Fortes y me preguntó de qué color era mi música. Yo le dije que es violeta, feminista, misteriosa, cautelosa, pero valiente, casi aterciopelada, no tiene pelos en la lengua y a la vez es sencilla. Hablamos de qué representaba el color violeta y de cómo en esta nueva normalidad habíamos creado casi este mundo de fantasía para mantenernos conectados con mi pareja, que no veía hace nueve meses. Estaba casi creando un planeta, universo, para encontrarme con él. Nació la idea del planeta violeta, como una colisión del amor que estaba viviendo – y vivo hoy – con mi pareja, y del color que quiero representar con mi música.
¿Te sentís un poco así, Violeta?
Me imagino que también te pasa, pero yo siento que viven muchas mujeres dentro de mí. No soy solamente esta que tu ves ahora, que se siente de esta manera. A veces soy más cauta, más tímida, más luchadora, más niña, más adulta. Creo que eso es lo bacán de nosotras, creo que hemos vivido muchas vidas antes de esta y siento que eso nos hace mágicas. Me siento así hoy, pero quizá mañana no. Y eso es lindo.
¿Qué aportó esta canción a tu universo?
Madurez e incomodidad. Me costó mucho, fue difícil trabajar a distancia. Yo disfruto de las energías humanas, trabajar en vivo y en directo. Me lo tomé casi personal, cuando estábamos todos viviendo la pandemia. Superar esas sensaciones no tan positivas y componer esta canción representa la madurez de enfrentar emociones.
¿La canción hubiera sido otra de hacerla en persona?
100%. De partida, la inspiración. Este planeta se crea porque yo no podía ver a mi pareja y tuvimos que mantenernos conectados por nueve meses. Nuestro amor se vio nutrido gracias a este universo de fantasía: palabras, escenarios que compones en tu cabeza para estar con alguien. Si no hubiésemos estado a distancia, «Violeta» no hubiera existido.
¿Sos de reflexionar hasta dónde llegaste?
Justo charlamos eso con mi manager, La Nati, ver cómo crecimos juntas, cómo crecieron los fans, la madurez en mis letras, visuales, mi forma de comunicarme por redes. Creo que cuando me detengo a ver esos logros, me nutre mucho. Al mismo tiempo, si no lo hago a conciencia, me auto-atropello. Como que pienso, OK: conquistado, lanzado, avanzado. Así que sí y no. Me doy cuenta y a veces no.
¿Qué es lo que más te gusta de hacer música hoy?
A través de mi madurez femenina, creo que ser mujer, poder enfrentar conversaciones difíciles, aprender del proceso y ser parte del proceso de otres me inspira, me deja con una pizca de esperanza. Siento que podemos dejar el mundo mejor que como estaba cuando llegamos. Mi último sencillo, «El Contrato», lo lancé en febrero antes de que comience la pandemia. Mi papá tiene 65 años, es ingeniero, se crió en una sociedad hetero-normada, bajo un patriarcado como la mayoría de países de su generación. Cuando le mostré la canción, antes de lanzarla, él se asustó. Me dijo que era súper fuerte: hablaba de abuso, de que nos pagan menos, decía puta, entre otras cosas. Cuando lancé la canción, él estuvo conmigo en Chile, veía cómo las niñas jóvenes de 11, 12, 13 se me acercaban y me decían «Gracias por hablar de esto porque yo también siento susto de salir a la calle». Para él, fue un aprendizaje, y hoy día es un hombre distinto al hombre previo al lanzamiento. No digo que a todos le sucedió lo mismo, pero ver cómo estas conversaciones motivan a ampliar tu cabeza, a cambiar tus procesos, a deconstruir tu mirada de ciertos temas para mí es una parte fundamental de lo que hago y me gustaría decir que es un poquito el objetivo, sin eso creo que no haría música.
Y luego de esas conquistas, te escuchan diferente…
Sí y es lamentable la situación. Porque tu y yo podemos tener susto por salir a la calle, pero es muy esperanzador que las generaciones más chicas estén cambiando la forma de pensar de las generaciones de nuestros papás. Mi papá es un hombre distinto gracias a esa niñita de 11 años que se acercó a decirme «sigamos luchando juntas», básicamente.
¿Qué más querés que suceda con «Violeta»?
Esta es la primera canción del disco. El universo que estamos crenado en el estudio con distintos compositores representa las múltiples mujeres que viven dentro de mí. Espero poder tocar distintos temas, desde el amor, nuestra lucha por una sociedad más segura para nosotras, el placer femenino, el desamor, el desencanto. Espero que todos esos temas sean igual de respetados que el otro, creo que esa es la puerta que me gustaría abrir con «Violeta». Es básicamente un poema de amor que le escribí a mi pololo, a quién celebro todos los días y con quien tenemos un amor sano y nutritivo. Me gustaría hablar siempre desde un lugar de amor para crear espacios seguros donde podamos hablar de todas estas cosas y ser todas estas mujeres de forma segura.
Por Josefina Armendariz