Para un periodista, siempre es más agradable –y sencillo– que su entrevistado tenga un fundamento original detrás de las ideas que decide plasmar. Este año, cinco emblemas del rock argentino desfilaron por las tapas de Billboard, y los cinco tuvieron algo interesante para decir.
Es fácil dejarse convencer por la opinión de un artista de mayor calibre. Lo difícil es enfrentarse a varias al mismo tiempo y tener que elegir. Por eso, este ejercicio, realizado con la excusa de celebrar otro año que se va, tiene como razón verdadera aproximarse a una forma común de pensar la música entre quienes durante décadas se ocuparon de darle nuevas formas.
No es lo mismo la noción de hit para Gustavo Santaolalla que para Fito Páez o León Gieco. Tampoco ven con los mismos ojos las nuevas tendencias musicales Charly García y Litto Nebbia. Ninguno está de acuerdo con el otro, pero tampoco en contra. Porque en la música, por suerte, no existe un pensamiento único al que haya que acceder.
¿Cómo se construye un hit? ¿El éxito comercial va de la mano del talento?
León Gieco: No es que uno elabora un hit. Uno hace un disco y después la compañía elige una canción para darle promoción. Hay muchos discos que han salido y quizás el primer tema no pegó, y el segundo sí. Es un misterio, ¿entendés?
Gustavo Santaolalla: Siempre hay talento en algo que toca a la gente de forma masiva. Después podemos analizar qué tipo de talento es ese. No podés discutir a la gente o explicarle que un artista que llena diez Luna Park no sirve. No podés decir que eso no es válido. Eso es faltarles el respeto a un montón de personas que encuentran en ese artista algo que reverbera en ellas.
Fito Páez: Esa analogía directa entre venta y calidad es una entelequia absoluta. Es un discurso muy policíaco, porque pareciera que el sentido de la obra aparece cuando surge la venta popular. Entonces, todo lo que no esté dentro de la máquina de pasteurización coyuntural debería ser eliminado. Protools is not professional, me dijo una vez Joe Blaney. Tiene razón. Hay una tendencia a la corrección, a aparentar que algo está bien. Pareciera que estamos hablando de otros temas.
GS: Existe música más intelectual, sí, pero el hecho de que tenga más acordes o más notas no la hace más o menos sofisticada ni determina si es más intelectual. Podés tener algo resimple, que parece cero intelectual, y a la vez estar diseñado como algo comercial. Eso es totalmente mental y no tiene nada de corazón, está hecho para matar.
¿Cuál es el rol del artista en este siglo? ¿Cómo ven la actualidad de la música?
Charly García: Me parece que falta algo. Tocar mejor los instrumentos. Ahora es todo una bola de luces y no veo música. ¿Qué te puedo decir? Corazón falta, y eso no se enseña en ningún lado. Es muy importante la voz, la gente compra los discos por eso. Es una cuestión sine qua non. Si no escuchás la voz, la música no te dice nada.
FP: Estamos en una época en la que hay mucha estrategia, mucha mezquindad en los artistas… todo el tiempo alguien está sospechando que tenés una estrategia.
Litto Nebbia: Hoy no existe una militancia a favor de la música. Por ejemplo, muchas cosas del comienzo del rock tuvieron que ver con el rechazo que había. En nuestros inicios no era solamente que la policía te llevara detenido 20 horas al pedo porque tenías el pelo largo. Los civiles también estaban en contra. La gente no estaba acostumbrada. En muchísimos boliches de Buenos Aires, a los pibes les cobran por tocar. Eso está mal. Ahora, ¿quién dice que sí? El que va a tocar. Bueno, está mal. Si no empieza por ahí… nadie va a venir a tu casa a golpearte la puerta y decirte “Te queremos pagar”. También hay mucho boludeo de querer ser famoso y rico. Un montón de cosas que distraen a la película.
GS: El artista proporciona un servicio, reorganizando la realidad de una manera peculiar. Los artistas se acercan a la realidad de otra forma y eso a la gente le hace bien. De alguna manera, desordena y cambia de lugar las cosas, y eso libera. La música está pasando un momento increíble. Más allá del negocio y de que no se sabe bien de quiénes son los derechos y esas cosas. Hay cambios en todo sentido. Cada vez hay más posibilidades de conocer lo que hace otro, intercambiar, enriquecernos musicalmente. Lo veo muy positivo.
FP: No hay que olvidar que los fenómenos culturales ocurren siempre en los márgenes. Ahí arranca todo. Por suerte, en materia artística no hay forma de etiquetar. Es muy complejo.
¿Cuáles fueron algunas de sus principales influencias?
LN: De parte de los ingleses siempre han aparecido cosas más originales, hasta hoy en día. Hay otro corte. Tienen una impronta creativa que les falta a otros grupos norteamericanos, aunque son buenos, pero están fuertemente enraizados en el blues. Los ingleses rescataron algo a lo que los norteamericanos no le daban bola. Muchos negros bluseros y del jazz no habrían tenido dónde tocar si no hubieran ido a Europa. No les daban bola en ningún lado, increíble.
CG: Genesis me encanta, por ejemplo, y hay gente que dice que es viejo y que esto y lo otro. ¡Prince también! Los Kinks… Anotá a los Byrds, y [Graham] Nash está bien, pero el último disco de [David] Crosby es divino. Bueno, obvio, ¡cómo no me va a gustar George Harrison! En casa se escucha mucho Todd Rundgren o Simon & Garfunkel. Me encanta James Taylor. Me gustaría tocar de nuevo con él. Haría la música de la película de algún pianista como Elton John en algún momento.
LG: Adoraba a Atahualpa Yupanqui, tenía todos los discos de Cafrune, escuchaba Los Fronterizos, Los Chalchaleros, Zitarrosa… No solo los escuchaba, sino que también entendía lo que decían sus letras. Era muy impresionante lo que decía Atahualpa, y aunque Los Chalchaleros tenían una música más paisajista, de pronto hacían un mix con grupos más políticos. A los 15, me enteré de Víctor Heredia, y yo siempre relaciono todo. Por eso salieron temas como María y el campo, una especie de huayno
¿Qué importancia tiene la política en su música? ¿Qué temas sociales les preocupan?
CG: Las desgracias que pasan en el mundo. Las guerras y las cosas que no están bien y que hace mal Dios, si es que existe.
LG: Que la gente pueda tener las cosas necesarias al alcance de la mano. Simplemente, que accedan a una casa y puedan armar una familia. Que los chicos puedan educarse en escuelas públicas y los adultos trabajar ocho horas diarias y alimentarse con eso, y vacacionar dos veces por año. Felicidad para la gente.
GS: Más que la política, que está tan manoseada, me interesa la ideología, por eso la tomo con pinzas. La mayoría de los políticos son oportunistas o corruptos; y los que no lo son, y hasta los mejores intencionados, forman parte de un sistema que los supera. De ellos, lo importante en realidad son las ideas que implementan. Es un tema delicado. La gente ya no aguanta más y por eso vota a Donald Trump.
FP: En principio creo que hay que buscar en uno la parte facha. Es muy fácil señalar. Pero en otros momentos sí tenés que pelear contra el facho de verdad. Porque los hay. Entonces, allí aparece lo mejor de uno. ¿Sabés lo que te libera en ese sentido? Aprender el lenguaje. Contaminarte con el estudio, porque eso te va a hacer más libre.