Mientras un operador de Saturday Night Live avisa que es casi hora de salir a escena, Bono golpea metódicamente un megáfono con la bandera norteamericana pintada. Al subir al escenario, avista un tímido pedido de silencio al público; ahora está a la izquierda, esperando en las sombras el final del comercial. Saoirse Ronan, la estrella irlandesa americana del reciente film Lady Bird, oficia por primera vez como anfitriona del SNL y levanta los pulgares a la banda. The Edge sonríe y devuelve el gesto, pero Bono parece no haberse dado cuenta. Sigue golpeando el megáfono. “Damas y caballeros, U2”. La audiencia ruge, la canción empieza y se escucha la voz de Kendrick Lamar: “Benditos sean los sucios ricos –sermonea mientras las letras animadas se leen en la pantalla–, porque suyo es lo que donan… como su dolor”.
Así es como arranca la nueva canción de U2, American Soul, con un monólogo del rapero más importante de esta generación. Bono se queda quieto hasta la última palabra, después lleva el megáfono a sus labios y duplica la palabra: “Doloooor”. Se mueve entre las sombras un par de beats más antes de ocupar el centro del escenario, y no mucho después grita el estribillo: “You! Are! Rock’n’roll! Came here looking for American soul!”.
La primera aparición de U2 en ocho años en Saturday Night Live es el debut en vivo de American Soul, un mensaje de unidad del reciente álbum número 14 de la banda, Songs of Experience. La performance se armó con la típica meticulosidad del grupo. Según The Edge, los cuatro músicos hicieron múltiples visitas a la sala de control de SNL para perfeccionar el balance de sonido y ensayaron sus riffs en el vestuario momentos antes de salir a tocar. Es una gran performance de U2, y los músicos quieren que sea significativa. Están encaminados a otro N° 1 y ya acumularon 300 millones de dólares con la gira de uno de los más grandes álbumes de rock, The Joshua Tree; pero como siempre, van por más. “Poné las manos en el aire, sostené el cielo. / Puede ser tarde, pero aún hay que intentarlo”, canta Bono.
Hacer dinero es bueno y hace bien, pero U2 preferiría cambiar el curso de los acontecimientos mundiales. Y la banda cree poder hacerlo. “No solo en los Estados Unidos, sino en Europa y en todo el mundo, hay un giro al extremismo –afirma Bono en una de varias conversaciones telefónicas entre Billboard y los miembros de U2–. Siento que así es el tiempo en que vivimos, y somos la banda indicada para [decir] eso”. No hay duda en su voz. El grupo sintió que debía reconstruir Songs of Experience luego del Brexit y las elecciones presidenciales estadounidenses: curar el mundo es parte de su misión.
Bono blandió su megáfono rojo, blanco y azul durante el reciente tour, en el cual U2 interpretó completo su clásico álbum de 1987, The Joshua Tree. El artefacto “lleva las vocalizaciones a un plano completamente distinto –nota The Edge–, con connotaciones de protesta social y activismo, en una canción que pone el foco en los Estados Unidos y nuestra visión del país”. Aquel tour les recordó a sus fans cuán jodidamente político era el álbum. Canciones como Bullet the Blue Sky y Mothers of the Disappeared encuentran a Bono, una ascendente estrella de rock en sus veintipico, usando sus letras para vituperar a Ronald Reagan y las luchas centroamericanas patrocinadas por los Estados Unidos. “A veces, la arrogancia de la juventud es un componente esencial para ir adelante –dice The Edge–. La claridad de tener 22 años y opiniones firmes es ahora más rara, porque quien te echa atrás sos vos mismo. Vos sos tu propio enemigo”.
U2 nació de los conflictos que rodearon a sus integrantes. Cuando el grupo se formó, en 1976, Irlanda estaba en el medio de una intensa disputa nacionalista, tratando de recuperarse del período más violento en su historia. “Nuestra banda nació durante el punk rock de los 70, en una Dublín destrozada –relata Bono–. Mucha gente debía abandonar la ciudad para encontrar trabajo. El Dublín donde crecí era una ciudad enojada. El punk nos hizo ver que las cosas podían ser de otra manera, que podías pelearla”.
Los miembros de U2 –Bono, The Edge, el bajista Adam Clayton y el baterista Larry Mullen Jr., que viajaron por primera vez a los Estados Unidos cuando apenas tenían 19 y 20 años, con el tour Boy, de 1980– definieron y redefinieron a la banda sobre el trasfondo de eventos mundiales durante los últimos 40 años. Este es el grupo que gritó contra la violencia sectaria en Irlanda en Sunday Bloody Sunday, de 1983; el que usó One, de 1992, para meditar sobre la reunificación alemana y contribuir a la lucha contra el sida con las regalías en las ventas; el que vio al single de 2000 Walk On convertirse en el himno no oficial del post 11 de septiembre.
Los Estados Unidos continúan siendo extremadamente amables con los nativos de Dublín, cuyo Songs of Experience movió el equivalente a 186.000 unidades discográficas en su semana debut, según Nielsen Music, un impresionante arranque en 2017. Las estadísticas cuentan la historia de su longevidad: la banda es solo la cuarta en colocar números uno en los 80, 90, 2000 y en la presente década, y es la tercera en grupos detrás de los Beatles y los Rolling Stones. “Les dan esperanza a otras bandas que están empezando –dice Ryan Tedder, el líder de One Republic que coprodujo nueve canciones de Experience–. Si escribís el tipo de canción que refleja los mecanismos de la humanidad y la vida, podés durar cuanto quieras”.
Treinta años después de The Joshua Tree, los miembros de la banda son estadistas adultos que reflexionan sobre cómo relacionarse con un país presidido por Donald Trump. “Extrañamente, no creo que Experience hubiera sido el mismo álbum sin Trump amenazando con volar el mundo en un tuit”, dice Bono. Cuando el grupo habla sobre el presidente y la nueva política, hay una suerte de lucha para responder lo inexplicable. Las letras de Bono no tienen la furia contenida con que Lamar se lanza sobre la injusticia social en DAMN., ahora nominado para Álbum del Año en los Grammy. Meses antes del lanzamiento de American Soul, Lamar usó un sample de la colaboración en su propia canción XXX, que forcejea con el costo de la violencia y la hipocresía norteamericana (“Pero es Norteamérica honesta o se revuelve en el pecado”, rapea).
U2 exploró temas similares durante décadas, más específicamente en The Joshua Tree. En una cultura donde las bandas de rock ya no provocan debates profundos, la banda sabe que no es el mensajero adecuado para el tipo de crítica social que propone Lamar; en vez de eso, están alentando a los estadounidenses a que miren por encima de su hombro. “En nuestra visión global, algo ha cambiado desde The Joshua Tree, y es el tema de nuestro reciente trabajo: no existe más un ‘ellos’, hay un ‘nosotros’ –dice Bono–. Es muy fácil dividir en partidos políticos y demonizar a la otra parte. Estos son tiempos para defender lo que creés, seguro. También puede ser un buen tiempo para escuchar y tratar de entender aquello que piensa quien está a tu lado, en vez de denostarlo porque te resulta ofensivo”.
Durante su descanso, a los músicos les gusta debatir: sobre política, sobre música y sobre cómo Irlanda estuvo participando para ser anfitriona de la Copa Mundial de Rugby en 2023 (“Ese es un tópico caliente en nuestra banda”, ríe Bono). El cuarteto también debate el futuro de su industria. U2 giró intensivamente para promocionar cada uno de los álbumes que editó en este siglo, y Bono admite que el grupo sacó su mayor provecho de los shows. La banda lanzó Songs of Experience en plataformas digitales –incluso en sociedad con Spotify para un minidocumental, U2 in America, que se estrenó en sincronía con el disco– de un modo mucho más tradicional que el empleado en 2014 para Songs of Innocence. Este último álbum será recordado por las estrategias promocionales que utilizó la banda: cayó por sorpresa, y de manera gratuita, en las playlists de los usuarios de iTunes. El CEO de Apple, Tim Cook, lo llamó “el lanzamiento más grande de todos los tiempos”, pero fue criticado como un error colosal. El alboroto que causó el lanzamiento opacó la crítica de las canciones, un grandioso y vulnerable pastiche de recuerdos infantiles de los integrantes del grupo. Durante los últimos tres años, los músicos hablaron bastante sobre el fiasco iTunes, y ahora miran hacia atrás con una mezcla de lamento, perplejidad y vulnerabilidad. Bono recuerda que el grupo tenía un plan tradicional de lanzamiento para Innocence, pero a último momento optaron por la aventurada estrategia de Apple. “De todos los grandes abusos a los derechos humanos en 2014, no sé dónde situar a este”, dice. The Edge usa un tono más mesurado: “Pese a las críticas que recibimos por cruzar la raya con las cuentas de los usuarios de iTunes, hemos tenido (y esto no fue muy publicitado) un montón de agradecimientos por organizar este regalo”.
Según The Edge, en la gira de 2015 por Songs of Innocence, Mullen descubrió a más de un fan entre la multitud que era ajeno al catálogo de clásicos, pero sabía de memoria las nuevas canciones. Y The Edge nota que algunas reseñas han reevaluado el disco bajo una luz más positiva. Quizás la peor pérdida que sufrió el grupo con Songs of Innocence fue en la radio: el single principal, The Miracle (of Joey Ramone), fue presentado en un comercial de Apple TV, al estilo del hit de 2004 Vertigo, en consonancia con el lanzamiento del disco, pero la animada canción de pop rock acabó siendo el primer single de U2 que en 20 años ni siquiera arañó el Billboard Hot 100. El delicado balance entre la radio y el género fascina a Bono. En 2017, las canciones de rock que cruzaron al top 40 incorporaron hip hop (Believer, de Imagine Dragons) y funk pop (Feel It Still, de The Man).
¿En qué clase de radio comercial encaja un nuevo álbum de U2? Colaboraciones recientes con Lamar y Kygo, la estrella de EDM que remixó You’re the Best Thing About Me, de la banda, insinúan un interés por los nuevos sonidos –Bono reconoce que el hip hop es un espacio creativamente interesante y dice que artistas como Lamar y Chance the Rapper son “sorprendentes e inspiradores”–. Pero no hay nada en Experience que llegue tan lejos como Something Just Like This, el hit electro pop de Coldplay con The Chainsmokers. En lugar de eso, U2 apostó a un regreso a las raíces: el canto en la gloria de Get Out of Your Own Way recuerda el hit de 2000 Beautiful Day, mientras Best Thing es un arrollador corte de dance rock que alcanzó el N° 5 en el chart Hot Rock Songs. “No importa cuánta innovación o experimentación haya, queremos escribir canciones que suenen bien en la radio –explica Bono–. Hay un poco de punk rock en nosotros que nos recuerda cómo empezamos: ‘No aburras, andá al estribillo’”.
Los miembros de U2 adorarían que los fans memoricen algunos de los nuevos estribillos para cuando arranque el tour Experience + Innocence en Tulsa, Oklahoma, en mayo próximo. (El debut en ventas de Songs of Experience fue impulsado por una promoción de álbum más tickets para la gira 2018). Con un balance de hits clásicos y nuevas canciones en su set, el tour tiene la nada envidiable tarea de seguir un retorno al álbum más amado de la banda. Originalmente, se suponía que U2 iba a dar dos o tres shows en 2017 para conmemorar el 30° aniversario de The Joshua Tree: terminó haciendo 51 presentaciones para 2,7 millones de personas, según Billboard Boxscore. El cuarteto apreció la oportunidad de revisitar el álbum en la gira, con cuidado de que su primer tour retrospectivo no los convirtiera en un “número nostálgico”. Los shows de The Joshua Tree se incluyeron en el primer festival moderno norteamericano con participación del grupo, el Bonnaroo, en junio último –U2 disfrutó la experiencia y abrió la puerta a más festivales en el futuro–, con una impresionante pantalla de video de 60 metros, con visuales de su antiguo colaborador, el fotógrafo Anton Corbijn. “No recuerdo bien el momento cuando salió The Joshua Tree –cuenta Clayton–, porque fue un año maravilloso, [nosotros] simplemente pasábamos los días y los shows tocando al máximo de nuestras habilidades. Siento que me perdí lo importante que fueron esas canciones para la audiencia”.
El día posterior a Saturday Night Live, The Edge está tranquilo porque American Soul sonó (y se vio) impactante. Basados en las respuestas positivas del show y el efecto que busca causar el grupo, los gráficos usados durante la performance bien podrían incorporarse al próximo tour. “Es parte de lo que sentimos sobre las canciones: son experiencias audiovisuales”, dice. Cuando la gira Songs of Experience se cierre a finales de 2018, el grupo tendrá la agenda en blanco. “Creo que nos alejaremos por un tiempo de los escenarios”, afirma Clayton. Tarde o temprano, la banda volverá a los estudios; The Edge dice que ya está “trabajando en nuevas ideas y composiciones”, aunque no es seguro dónde esas canciones acabarán, eventualmente.
Quizás U2 redondea el año 2020 sacando a la ruta All That You Can’t Leave Behind, al cumplirse sus 20 años. Quizás la banda saque otro proyecto durante la era Trump, o quizás no. Treinta años después del álbum que define al grupo para muchos fans, U2 trata de grabar música que se conecte intuitivamente con la gente al tiempo que hable de eventos mundiales. Quizás así sea siempre la banda. “Para el lugar y la época en que salió, The Joshua Tree anduvo mucho mejor de lo que cualquiera hubiera anticipado en 1987 –dice Mullen–. Me gustaría creer que las estrellas volverán a alinearse algún día, quién sabe”.