¿Cuán parecido sos a lo que se ve tu reality?
Lo que se ve en The Pressman es sólo un pizca de lo que implica y la problemática que tiene esta profesión. Todo el mundo considera que hacés algo superficial e idílico y que no tiene demasiado desarrollo. Piensan que uno está de joda todo el tiempo, porque te ven en los lugares donde la gente va a divertirse. Después de 20 años de hacer esto, para mí es un trabajo como cualquier otro, que implica muchas veces no ver a tu familia o no estar en tu casa. Lo que hacemos se divide en dos: primero, el día del evento recibir a los invitados, a la prensa y a los formadores de opinión. La otra parte, que es la que nadie ve, es el trabajo de preproducción de todo eso, que es generar esa información en los medios para que salga previa, durante y post evento.
¿Sos tu propio conejillo de indias para ver cómo funcionan los nuevos medios?
Totalmente. También mostramos todo lo que puede hacer nuestro equipo y la agencia. Es una opción más para ver lo que ocurrió. Es interesante ver las cosas del lado que las vemos nosotros, porque de alguna manera tenemos nuestro rol y formamos parte. Nos dimos cuenta de que, muchas veces, la gente quiere ver lo que está detrás del escenario porque lo de adelante se ve siempre. La idea es estar en la highway. Antes, si no estabas en los medios no existías. Ahora, si no tenés contenido digital y audiovisual relevante en las redes, disponible para cualquiera, tampoco. El cambio es muy veloz. Algunos se anticiparon demasiado, otros lo surfearon bien y la van llevando.
¿Cambiaron mucho los periodistas?
Los periodistas cambiaron desde el surgimiento de las redes sociales. Algunos proponen cosas más allá del medio en donde se desempeñan y a la vez se retroalimentan. Hay todo un tema con esto, porque no necesariamente coincide lo que dice el periodista en su red social y la línea editorial del diario para el cual escribe o trabaja. Esa disparidad es interesante. Antes eso no lo podías ver. Son los juegos y los chistes de esta nueva era. Les vino muy bien a los formadores de opinión que están teniendo una buena performance, llámese Andy kusnetzoff, Matías Martin, Bebe Contepomi o Alejandro Fantino. Algunos personajes ya se transformaron directamente en medios.
¿Cómo se forma una opinión?
Buscamos una comunicación más orgánica. Algo más natural, menos preestablecido, menos estructurado. Hoy, funciona algo más profesional, menos publicitario y basado en una opinión destacada. Puede ser a través de periodistas, influencers, productores que proponen una idea o artistas. Es la evolución del sistema. Además, el espectador está más atento que nunca. Las marcas también se van adaptando y van entendiendo que hay que ser un poco más sutil. Yo recomiendo siempre la sutileza en su máxima expresión.