Fue una semana agitada para Kanye West. Declaró su apoyo por Donald Trump a pesar de haber colaborado en campañas a favor de Clinton, desató la polémica por unos dichos sobre el racismo («Especialmente a la gente negra: paren de enfocarse en el racismo. Este mundo es racista, ¿ok? Paremos de ser distraídos al enfocarnos tanto en eso»), tuvo un cruce con Beyoncé y Jay Z (e incluso sugirió que Jay Z contrata asesinos), canceló a último momento un show que iba a dar en Los Ángeles y suspendió el resto de su Saint Pablo Tour –quedaban 21 conciertos y los tickets podrán ser reembolsados–.
Ahora, el rapero fue hospitalizado en la unidad psiquiátrica del hospital UCLA de Los Ángeles. Según una fuente cercana que habló con Billboard, fue por “agotamiento, privación de sueño y comportamientos erráticos”. West se internó por voluntad propia y con el consentimiento de su psiquiatra. De acuerdo con TMZ, hubo una llamada por «perturbación del orden» desde la casa del músico. «Resultó ser una emergencia médica en la que el departamento de bomberos fue y trató al individuo», declaró Mike López, vocero de la policía. No se reportaron hechos de violencia.
Su esposa Kim Kardashian no pudo asisitir al Angel Ball de New York, lo que hubiese sido su primera presentación pública después del robo en París.