Con El último latido de Lao, grabado en Romaphonic y mezclado por Mariano Bilinkis en U Studio, Translúcido ha logrado el sonido pretendido y soñado, y también se pudo dar el gusto de girar por el interior del país con una gran referencia para ellos como lo es como Catupecu Machu. Además, como corolario inmejorable, se presentaron ante la masividad del festival Cosquín Rock. Con todos esos grandes antecedentes inmediatos y un gran y largo futuro por delante, llegaron a presentar su segundo álbum en Niceto Club, un lugar que ya llenaron en varias oportunidades.
Vestidos de negro, con mangas cortas y capuchas, en un look urbano estilo practicantes de parkour, aparecieron en el escenario para cautivar con su denominado electro go, un género al que ellos mismos le han dado una definición basándose en cómo estructuran su música: “Es como una cosa de ir, algo que se va construyendo a medida que va avanzando la canción”. Su electro go, término sugerido por una persona de su círculo íntimo, no es espontáneo ni impulsivo: es metódico, sólido y contundente. En vivo, dada la complejidad de su fusión de rock y electrónica, no conceden lugar para la improvisación; de hecho, se tomaban dos o tres minutos entre tema y tema para ajustar detalles, aunque no por eso perdieron frescura ni presencia escénica.
Translúcido, formada en 2011, es una banda relativamente nueva que suena a nueva, que expone, por suerte, que en el mundo de la música todavía no se agotaron las ideas. Su propuesta convocó y seguirá convocando, ya que, como ellos mismos valoran, la gente “está cada vez más abierta a escuchar música instrumental”.
Durante una hora y media, supieron cómo retener la atención del público, ya sea haciéndolo bailar con un ritmo irresistible sostenido principalmente por el bajista Ramiro Rodríguez Goitia y el prolijo baterista Martin Greiner, o haciéndolo experimentar distintos climas y atmosferas a cargo principalmente del guitarrista Manuel Acosta y el tecladista, programador y percusionista Martin Rizzola. Se percibieron sus variadas influencias que van desde Pink Floyd, Radiohead, Massive Attack y Sasha hasta el Cerati solista y Hernán Catáneo.
Acompañada por momentos por un set de cuerdas, el grupo hipnotizó a su público principalmente con temas de su último trabajo, entre ellos Akuma, El último latido de Lao y 21/12/2112. «No saben lo que significa para nosotros que nos siga tanta gente. Esto sin ustedes no sería posible. Realmente este fue nuestro mejor año», confesó y agradeció Rodríguez Goitia tras Átomos, de Bioma (2014), e inmediatamente hizo una ofrenda al público con uno más, El sonido del trueno.
Los Translúcido saben lo que quieren, y se nota. Demuestran que, por sobre todo, son una banda a la que hay que experimentar en vivo y en directo. Ahí está su fuerte y en eso se basa su futuro, que por cierto, promete mucho.