Cada miércoles, Tove Lo tiene un ritual. Ya sea que esté de gira en Japón, grabando en Los Ángeles o promoviendo su último hit en Europa, como miembro de Wolf Cousins –el colectivo de composición y producción asociado con Max Martin– la cantautora sueca de 28 años tiene que tomar al menos un shot de Chartreuse, un licor que se asemeja a una poción verde no apta para aquellos con hígado débil. “Se llama ‘la iniciativa de los miércoles’ –dice con una risa rasposa–. Soy terriblemente mala a la hora de mandar evidencia. Me están matando. Tengo que recordar hacerlo mañana”.
Como la única mujer miembro de un grupo que contribuyó a incontables éxitos en los charts –Tove escribió el exitazo de Ellie Goulding Love Me Like You Do, está por todos lados en el genial LP de 2013 de Icona Pop y cantó en el track de 2015 de Coldplay Fun–, su carrera sería muy impresionante. Pero un par de años atrás, compuso una canción que se sintió muy personal, muy específicamente de ella como para compartirla con otro artista. Lanzada independientemente en 2013, Habits (Stay High) –que documenta un intento fomentado por el alcohol, la marihuana y el sexo para borrar el dolor de un corazón roto y que suena como algo en el medio de Lorde y Lana Del Rey– creció on-line, primero despacio y después de golpe. Un año después de que saliera, la canción llegó al Nº 3 del Billboard Hot 100; su video tiene más de 500 millones de visitas en YouTube. Ahora, con su sucesor, Lady Wood (Island, 28 de octubre), Tove busca probar que no es una one hit wonder. “Es un espíritu libre –cuenta el jefe de Island Records, David Massey, que la firmó cuando ella estaba por lanzar Habits–. La manera en que es capaz de mostrar el mundo moderno a través de los ojos de una mujer nueva y moderna es bastante única”.
Hoy, con un suéter de rayas blancas y negras, un par de jeans negros con las rodillas desgarradas y botas al estilo Frankenstein con suelas de plataforma, Tove –cuyo nombre real es Tove Nilsson (“Lo” significa “lince” en sueco)– está pasando el rato en el cuarto de atrás del bar de un hotel en el Lower East Side de Nueva York. Divide su tiempo entre departamentos en Brooklyn y su hogar en Estocolmo, donde su padre es un hombre de negocios, y su madre, interesantemente, era una terapista. “Puedo explicar todos mis problemas –se ríe–, pero no puedo resolverlos”.
A los 15, Tove sorprendió a su familia al lograr ser admitida en un prestigioso secundario de orientación musical, donde sus compañeros de clase incluían a los miembros de Icona Pop. (Robyn, cuya carrera es una influencia clave, está entre los alumnos). Aun así, no siempre disfrutó del pop. Como instrumentista en desarrollo estaba obsesionada con Nirvana y Frank Zappa; su vieja banda Trembelbee traficaba progresiones de acordes raros y cambios de tempo desafiantes. “Es una estrella de rock disfrazada como estrella pop –dice Katy Perry, que tuvo a Tove de telonera por un par de fechas en 2014–. Sus coloridas palabras, sus cambios de frase y su perspectiva única me mantienen en constante progreso como artista, y creo que ella está recién arrancando”.
Esa perspectiva única ayudó a que Tove Lo sobresaliera entre un grupo de estrellas pulidas que pasaron las últimas dos décadas capitalizando sobre la brujería pop de Suecia. Contraria a su imagen de fiestera, hoy está tomando té y comiendo una ensalada de kale y palta. No es que sea una abstemia. Es fan de los bares de mala reputación y las raves en galpones de Brooklyn, donde ama poder ir sin que la reconozcan. “Me encantaría que pudiera venir de gira con nosotros por siempre”, dice el guitarrista de Maroon 5, James Valentine (Tove está teloneándolos en su actual gira de arenas). “Siempre tuvimos aventuras épicas: tratar de tatuarnos en Nueva Orleans, zapar en un after en Miami, con Tove componiendo canciones brillantes al toque”. Pero también es una vegetariana con tintes veganos que dejó de fumar después de perder su voz en la gira con Perry.
Resultaron ser quistes en sus cuerdas vocales que requirieron cirugía y un período de recuperación largo. No pudo haber venido en peor momento –acababa de empezar a componer temas para Lady Wood, y estaba aterrada de perder el momentum–. “Honestamente, cuando empecé a componer, ese miedo desapareció –afirma–. Tenía mucho para decir”.
El producto final, que combina ganchos poperos con sonidos afilados pero rítmicos, fue compuesto y producido con The Struts, colaboradores de años. El single principal, Cool Girl, inspirado en Gone Girl, llegó a la radio en agosto, trepó en el Hot 100 y tiene más de 16 millones de visitas en YouTube. El siguiente, Influence, es una explosión pop muchísimo más Britney con un verso compuesto por Wiz Khalifa. Él grabó su parte en el estudio con Tove, que se sintió obligada a romper con su política de no fumar y compartir unas secas con el MC –fumando de un bong que él hizo a partir de una manzana–. “Le dije ‘Yo también sé cómo hacerlo’ –cuenta, tentándose de risa con la historia–. No me creyó”.
Tove está felizmente soltera y enfocada en su trabajo, sintiendo que no tiene “tiempo para darle a nadie” salvo a ella misma. Antes de salir de gira, no habría pensado en ella como alguien particularmente política, pero encontró que su creencia tan escandinava en la igualdad no era algo que se daba naturalmente en todos lados. “Es extraño que declararse feminista provoque que algunas mujeres se escapen –afrima–. Y que algunos hombres, también”. El título de su álbum –una versión ligeramente moderada de “erección femenina”– es típico de su actitud franca hacia el feminismo y la sexualidad. “¿Viste cuando estás hablando de la fuerza de alguien y decís: ‘Es una chica con huevos’? –pregunta–. ¿O cuando alguien es un cobarde, y le dicen ‘maricón’? Bueno, eso nunca me cayó bien. Lady Wood es simplemente una palabra mejor que ‘huevos’”.
#FairyDust…the never-ending escape and all the rushes and pain that comes with it. Now…open up and take it in. https://t.co/k5Ls3GcaeN
— Tove Lo (@ToveLo) 31 de octubre de 2016
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