Luego de licenciarse en ciencias políticas y trabajar en el sector tecnológico, Talarico fundó MOJO en 2014, compañía de distribución digital que promociona artistas de todos los géneros, principalmente de cumbia y música urbana. “Creo que el servicio que ofrecemos tiene valor agregado y hay muchos artistas en cono sur que podemos ayudar para potenciar su música y posicionarlos digitalmente”, remarcó Talarico, resumiendo en pocas palabras la fórmula de MOJO.
¿Cómo describirías Mojo?
MOJO es una distribuidora y sello digital que conecta a artistas con audiencias latinas, focalizados en música tropical y urbana. La compañía nació en Argentina. La singularidad de MOJO con respecto a las demás agregadoras, es que radica en tener una relación muy cercana con nuestros afiliados y afiliadas. Solemos acompañarlos más allá de la distribución, estamos presentes en el desarrollo de estrategias de lanzamientos, producciones artísticas o en la estética de sus álbumes. Existe una relación de cercanía que nos permite dialogar con confianza y ese trabajo en equipo ha traído muy buenos resultados. Ayudamos a que los y las artistas independientes tengan un equipo de trabajo de respaldo.
¿Cómo transitaron el 2020?
Con mucha expectativa que luego se transformó en preocupación por el impacto del COVID-19. MOJO tiene en su catálogo más de 650 artistas; la pandemia hizo que tengan que dejar de tocar en vivo de un día para el otro, generando un gran problema para ellos y sus equipos de trabajo, tanto económica como emocionalmente. Desde MOJO de entrada nos pusimos al servicio de sus necesidades, acompañándolos en un proceso sumamente difícil. Pusimos mucha energía, recursos económicos y todo el capital humano para potenciar sus lanzamientos y acompañarlos de la mejor manera posible. Por otro lado, el segundo semestre para la compañía fue sumamente positivo por la consolidación en el mercado chileno. MOJO firmó con más de una veintena de bandas, artistas, sellos y medios de difusión musical en Chile, comenzando con Paula Rivas, Erick Berríos, Combo con Clase, Los Perros Chatos, Caro Molina, con los sellos Naranja Records y Tierra del Fuego, además del medio CASAPARLANTE.
¿Qué acciones hicieron en Chile y con quiénes?
Dentro de este movimiento realizamos una especie de cruzada para incorporar al catálogo de artistas afiliados, míticos referentes de la cumbia como Sonora Palacios y La Sonora de Tommy Rey; los indispensables de la movida Sound y el tropical romántico como Amerikan Sound, Pipo y sus Genniale´s, Grupo Hechizo, Eclipse Musical, representando lo mejor de la cumbia Ranchera con Los Reales Del Valle, Los Hermanos Bustos, Los Lobos Del Sur, Zúmbale Primo, Rancheros De Rio Maule, Los Pincheira del Sur, Los Super Korsarios del Amor, Los Llaneros De La Frontera y de la cumbia fusión como Sepamoya y Combo Ginebra, bandas que se escuchan muchísimo en Chile y que no tenían el control sobre sus contenidos. Este fue un punto muy gratificante del año, porque si bien tomó muchísimo trabajo, hoy por hoy se pueden encontrar todas las obras de esos artistas que son muy importantes en la cultura popular de la región vecina.
¿Qué esperan para el 2021?
Esperamos que en el 2021 podamos seguir expandiéndonos en nuevos mercados y también potenciar nuestra presencia en el mercado argentino. La confianza que nos tienen muchos de nuestros afiliados me da la pauta de que podemos seguir trasladando nuestra metodología de trabajo a muchos más artistas que lo necesiten.
¿Qué artista soñás con firmar de afuera y de Argentina?
Honestamente no sueño con un artista en particular. Valoro mucho la música que descubro cuando la compañía entra a un nuevo mercado, y así fue cuando me encontré en el mercado chileno con talento increíble, grandes intérpretes y muy buena música producida. Si hablamos de sueños, sí anhelo con lograr que MOJO sea una oferta consolidada en el mercado de Latinoamérica como distribuidora y sello digital. Me gustaría contar con grandes exponentes de cada género de la música latinoamericana, disfruto mucho de la música y de los procesos que vivencian los músicos y las músicas en sus periodos creativos, cómo se vinculan con su audiencia, que casi siempre es distinto en cada caso.
¿Cómo analizás el consumo de música tradicional (radio tv) con respecto a lo digital?
Considero que los medios tradicionales han perdido una cuota de la audiencia de mediana edad, y que las audiencias de segmentos más jóvenes utilizan, en gran medida, otras pantallas o medios para el consumo de música. Esto plantea que cada medio tiene, por la amplia oferta existente, segmentada su audiencia por edad. De la misma manera, también existe una oferta musical súper amplia, lo que permite que el consumo de música digital sea otro respecto a décadas pasadas donde primaba el soporte físico, generando un nuevo paradigma de consumo. En este sentido, tenemos múltiples dispositivos para la reproducción y en mayores momentos del día y la noche; por el gran volumen de producción de nuevo contenido, hace que haya una rotación muy grande de nueva música; y a un click de distancia. Eso es algo con lo que es complejo competir. El consumo está fijando una pauta de tener canciones más cortas, que inclusive desde la composición, presente una métrica distinta de la convencional. Vivimos una nueva revolución musical, en gran medida, gracias al streaming y eso cambia el tablero de juego en muchos aspectos.
¿Dónde ves parada a la Argentina en el mapa?
Musicalmente la veo a la vanguardia, con nuevo talento que está creando música original y muy interesante para todos nosotros y para toda Latinoamérica. Desde la industria, creo que aún hay mucho más para crecer colectivamente y afianzar nuestra presencia en mercados regionales e internacionales, promoviendo todo el talento que tenemos en nuestro país.