En pleno apogeo de Keane, Tom Chaplin era un adicto, y durante la mayoría de esos años estuvo en rehabilitación hasta que logró salir. En 2015, por la ansiedad que le generaba componer un álbum solista, tuvo una recaída que lo llevó al borde de la muerte. Plasmó la experiencia de aquella noche en Worthless Words, el cuarto track de su ópera prima como solista, The Wave (2016). No se justifica, pero reconoce que su adicción a las drogas fue la fuente de inspiración. Y cuando lo dice, se ríe. Quizá sea porque el rock, otra vez, no le escapó al cliché.
Con canciones de Keane como Everybody’s Changing y Somewhere Only We Know, la voz de Chaplin se convirtió en una marca registrada del pop rock del segundo milenio. Pero no son de su autoría, sino del tecladista Tim Rice-Oxley, lo que significó una traba para poder mostrarse sincero, o así lo siente él. “En este álbum tuve acceso a una parte de mí que es muy vulnerable”, confiesa.
Hoy, recuperado, se entusiasma con volver a salir de gira y piensa en su hija: “Quiero que se sienta bien para que se exprese tal cual es, y si mi vida le sirve a ella para aprender, mejor”.
En esta entrega pudiste ser completamente vos…
− Es algo con lo que siempre soñé hacer, pero nunca había pensado que iba a llegar. En los últimos años encontré mucha energía y entusiasmo para poder hacerlo, por más difícil que sea. Requiere mucho trabajo y acceso a partes de uno mismo donde se es muy vulnerable. Estoy muy orgulloso del álbum y espero que la gente lo disfrute; realmente podrán escuchar mi voz interior.
¿Qué fue más difícil, las letras o la música?
− Todo vino de manera natural. En las letras me frené más de una vez y mucha de la inspiración llegó de mi adicción a las drogas, hablé de manera muy honesta. Me costó mucho trabajo poder bajar en palabras ideas que estaban en mi cabeza hace tiempo. Fue un proceso que disfruté mucho y estoy muy contento de cómo terminó. Pero sí, la lírica fue definitivamente más difícil.
¿Este álbum fue parte de tu recuperación?
− No sé si ver al álbum como parte de la cura. Fue parte del proceso más grande para estar mejor. Ahora tengo una actitud en la que quiero ser una persona muy abierta con mi hija; poder hablar de la vida y de las cosas que me han pasado a mí. No tiene sentido pretender que somos perfectos y solo son válidas las buenas acciones. Todos cometemos errores. Quiero que mi hija se sienta bien y se exprese tal cual es. Tengo que ser un ejemplo de alguna manera y si mi vida le sirve a ella para aprender, mejor.
Me imagino que volver a salir de gira será todo un desafío, ¿no?
− Estaré girando con este álbum y Argentina será una de las paradas. Una de las cosas de recuperarse de una adicción es que tenés que volver a aprender a estar solo. No podés depender de otras personas para no tomar drogas, para que detengan tus tentaciones. He aprendido a manejar esas situaciones y por suerte, no estoy preocupado por salir de gira. Es más, la espero con ansías.
¿Es un nuevo comienzo?
− Es extraño, ya que yo no escribía las canciones en Keane. Es inusual para mí escribir canciones. Tengo una energía y entusiasmo que no sentía hace mucho tiempo. Me siento como si tuviera 21 años y estuviera comenzado una carrera desde el principio. Aunque reconozco que estoy en una posición privilegiada, ya tuve éxito con una banda en el pasado. Es una situación particular, no puedo pensar en muchos músicos que han pasado por esta situación. Pienso en Dennis Wilson de The Beach Boys, quizá Liam Gallagher, Robbie Williams… no se me ocurren muchos más. Es realmente algo inusual.