En una hora y media, el concierto en el Estadio Unico fue una maravillosa demostración de historia, entrega y poder de fuego al servicio de una sucesión de hits que explican mejor que nadie la diferencia entre inventores y aprendices. Desde el arranque, Roger Daltrey y Pete Townshend expusieron por qué forman una de las pocas leyendas activas que vale la pena ver en vivo antes de morir.
Vestidos de calle y lanzados de un modo devocional frente a un público que en su mayoría había ido a ver a Guns N’ Roses, el dúo fundador de Roger Daltrey y Pete Townshend noqueó de entrada con un serie de canciones imbatibles: el distintivo riff de I Can’t Explain, la perfección pop de The Kids Are Alright, el toque psicodélico de I Can See For Miles y el himno disfuncional My Generation es una seguidilla muy difícil de superar. Sólo en algunos movimientos sumados a los típicos achaques de la vejez, casi ni se nota que estos tipos ya superaron los 70 años porque exhiben vitalidad con total ausencia de artificios, nada de tinturas ni botox, solo canas y mucha clase para resolver materias claves: contracultura mod, óperas de rock o cómo intervenir el tiempo con algunos clásicos que influenciaron a medio mundo.
Es cierto que faltan en la formación dos piezas originales, sensación que las imágenes repetían con imágenes de Keith Moon y John Entwistle en tiempos de juventud; pero sobre el escenario, una banda por demás solvente reproducía el sonido que el batero loco como el bajista del detalle habían registrado en algunos de los mejores discos de la historia del rock. Tanto Zak Starkey −hijo de Ringo Starr− y su notable performance percusiva -quién fue alumno de Moon-, como el hermano de Pete, Simon Townshend, en la guitarra rítmica y voces, y el bajista Jon Button, aguantaron el edificio The Who con elegancia y energía.
Una pena la falta de bises −se comieron Substitute, tema que cerró la mayoría de los shows de la gira− o que el volumen estuviera un poco bajo al comienzo. Sin embargo, nada de eso opacó un show entrañable que repaso Tommy sin esquivar las complejas variaciones de Amazing Journey y Sparks, en donde Pete Towshend demostró su abanico de acordes imaginativos. El cenit llegó con Pinball Wizard y el lamento final de See Me, Feel Mee con Daltrey detonando varios corazones que crecieron con la primera ópera-rock bajo el brazo como manual de supervivencia.
En el final, el infaltable y necesario Baba O’Riley con su secuencia de sintetizadores, y otro de los temas incluidos en Who’s Next: el combativo Won’t Get Fooled Again que advierte en su primera frase −“Pelearemos en las calles con nuestros hijos a nuestros pies y la moral que veneran habrá desaparecido”− casi como un rezo épico luego de una batalla contra la lluvia, el paso del tiempo y a todos los que suponían que The Who era la banda soporte de los Guns.
Minutos antes del show, un histórico encuentro se dio en camarines: Charly García conoció en persona a una de las bandas que representa una de sus mayores influencias.
Impresionante encuentro roger daltrey y charly García pic.twitter.com/v6LoqrTXPN
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Me colé en la Foto pic.twitter.com/ryWnDGczYQ
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Pete y charly hablan de música pic.twitter.com/p8u5KAFuZU
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De la bancan mucho los who .bajo la lluvia pic.twitter.com/Zm7K8X6DTQ
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The who comentado por estos dos panelistas pic.twitter.com/5NNm72NGWK
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