Cada vez que toca The Wailers, muchos se preguntan por los integrantes de turno que van a acompañar a Aston Barrett, bajista y miembro original de la banda (líder de estos Wailers y director musical de los anteriores, el único que estuvo con Bob Marley durante toda su carrera). Es que las experiencias fueron dispares estos últimos años. Pero la noche del jueves 4 de febrero, en Groove, esa pregunta pasó a un segundo plano, ya que todos quedaron sorprendidos al ver que Aston Barrett caminaba con muletas. Es más: sus músicos tuvieron que ayudarlo a sentarse, lo que despertó la preocupación del público.
Así y todo, el legendario bajista demostró que musicalmente estaba entero. Es probable que el hecho de tener que tocar sentado hiciera que la cadencia de los temas fuera mayor, porque las manos y los dedos no están bien dispuestas para tocar rápido en esa posición. Claro que, más allá del estado de su pierna izquierda, esa pudo ser su intención original (aclaración para los neófitos del género: el reggae, cuanto más lento, mejor).
Lo cierto es que Norwegian Wood, un viejo tema de The Beatles, fue un gran comienzo, y los clásicos de Bob Marley que le siguieron –Natural Mystic, Running Away, Crazy Baldhead y Waiting In Vain, entre otros– también. Es que Aston Barrett, con sus contratiempos y silencios, supo llevar al resto de los músicos, que de a poco fueron disipando la duda inicial: batería al mejor estilo Carlton Barrett, aunque algo escasa en los breaks; guitarras avezadas en la rítmica y en los solos y un teclado muy preciso que llamó la atención de todos los presentes. A su vez, el sonido conjunto de la banda se destacó por su crudeza límpida y envolvente.
Al menos, así lo manifestó la gente, que llenó Groove, y coreó y bailó y aplaudió el cierre de la primera mitad. Pero en los bises, resurgieron las preguntas sobre el estado de salud de Aston Barrett, que no volvió al escenario. ¿Era parte de la rutina? ¿O su pierna había empeorado? Lo cierto es que el primer guitarrista pasó al bajo y ya no fue lo mismo. Y eso que Get Up Stand Up, Lively Up Yourself y Could You Be Loved estuvieron a la altura de las circunstancias. Pero hay que decirlo: sonaron un poco más rápidas, un poco menos cadenciosas. Quizá, porque el nuevo bajista no tocaba sentado; seguramente, porque no toca como Aston Barrett.