Entraron por la puerta de atrás del Hipódromo, casi silenciosamente, para reemplazar a NOFX por su baja de último momento, y terminaron siendo una de las grandes revelaciones del Lollapalooza junto a St. Vincent. Comandados por la poderosa voz de su cantante y bajista, Delila Paz, The Last Internationale atrajo el domingo a un gran número de público que caminaba entre escenarios sin rumbo fijo.
El trío neoyorquino, completado por el guitarrista Edgey Pires y el baterista Fern Sanchez (reemplazando a Brad Wilk, el original y actual de Rage Against The Machine y Smashing Pumpkins), descargó toda su efervescencia blues-rockera de tintes garageros en una hora sin baches, en la que presentaron su único disco hasta el momento: We Will Reign.
Los registros vocales de Delila Paz fueron el canto de la sirena, el imán para acercar al público a una banda desconocida por su nombre, pero reconocible en sonidos rockeros que van desde Mariska Veres, de Shocking Blue (los autores del hitazo Venus), pasando por Patti Smith y Joan Jett.
Canciones como Life, liberty, and the pursuit of Indian Blood; Wanted Man o Fire, definieron el hilo conductor rockero del recital. Pero como gancho, el trío también apostó a tirar mensajes anticapitalistas, proyectando ilustraciones conceptuales que demostraban su antipatía con las políticas internacionales de su país de origen. Y desde lo musical, Delila Paz se animó a tomar la guitarra y cantar Manifesto, de Víctor Jara, en un castellano prolijo, mientras en el fondo se veía la imagen del Che Guevara.
El trío cambió buenas impresiones por aplausos y ovación hacia el final del show, una invitación a un próximo regreso.