
Fecha de lanzamiento: 28 de octubre de 2016
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El homenaje fue una de las fuerzas creativas más grandes que tuvo el rock, ya sea durante los 60 con The Byrds, los 70 con Patti Smith o los 80 con Sonic Youth. Desde hace más de un cuarto de siglo, BJM sigue en ese rumbo, pero su aproximación es aún más incisiva y monotemática. Desde la portada, Third World Pyramid dialoga con Spacemen 3. El gran despliegue sonoro se debe a que fue grabado y producido en el nuevo estudio de Anton Newcombe, en Berlín. La placa condensa todos los elementos que caracterizan el sonido del grupo en sus 15 discos de estudio: Good Morning inaugura el álbum con tintes western y da pie a un giro de 180 grados con Government Beard, que parece un outtake de Isn’t Anything de My Bloody Valentine con lo mejor de Screamadelica (Primal Scream), mientras que Don’t Get Lost es un claro tributo al sonido más denso heredado de Sonic Boom y Jason Pierce. Assignment Song es un extenso cover de Nina Simone en clave shoegaze que reconfigura la canción doblando la longitud de la original, uno de los puntos más interesantes del disco. Por su parte, O Bother es una joya instrumental que rememora al folk apocalíptico de Death in June, pero sin la carga negativa para continuar con dos canciones más cercanas al garage jangly que remiten a fines de los 80. Lunar Surf Graveyard es un monótono intento de mantra surf que da pie a The Sun Ship, un olvidable cierre. Newcombe entrega un disco logrado y con lucidez que recorre todos los géneros que BJM exprimió y reinventó a lo largo de toda su carrera, pero con una madurez notoria.