Aparentemente, llegó la hora de que Deep Purple baje el telón. O al menos, se lo baje a las grandes giras alrededor del mundo, así como hicieron sus coterráneos británicos, Judas Priest y Black Sabbath. Para ello, se embarcaron en lo que llamaron The Long Goodbye Tour, de por lo menos 65 fechas alrededor de Europa, Norteamérica y Sudamérica.
Para el guitarrista Steve Morse, fue todo un trayecto. El americano, maestro del shred, ocupa efectivamente desde 1994 el rol de Ritchie Blackmore, miembro fundador del grupo, que desertó un año antes en medio de un gira y tuvo que ser reemplazado provisoriamente con el virtuoso Joe Satriani.
Desde entonces, Morse tiene más años en el grupo que el mismísimo “hombre de negro”. Su primer disco con el grupo fue Purpendicular, que resulta ser uno de sus favoritos. “No había preconceptos de nada. Fue muy natural”, dice.
Desde esos días, aun así, Morse tiene que lidiar con el enojo de los fans que quieren el regreso de Blackmore. Ahora, luego de que el propio Blackmore dijera que le gustaría tocar un último show con la banda “por razones de nostalgia”, esas voces enojadas, amplificadas por las redes sociales, están gritando más que nunca.
No es la primera vez que Blackmore lo plantea. El guitarrista alegó que el mánager del grupo le había negado la posibilidad de que se una a la banda en el escenario del Rock and Roll Hall of Fame durante la ceremonia de ingreso en 2016, y que por eso decidió no ir. El grupo negó que haya sido por cualquier animosidad previa, y sostuvo que fue más por el deseo de que “el Deep Purple vivo y coleando” sea el que tocase.
Dicho esto, el amable Morse no está intimidado por la propuesta: “Soy un fan de la música. Creo que mucha gente querría ver esto. Pero es como si se tuviera que romper el hielo. Creo que una vez que lo hagan, todos la pasarían muy bien”. No obstante, también admite que no sabe “cómo hacer para que eso suceda”.
Por ahora, su enfoque está en el regalo de despedida de Purple para sus fans, su último trabajo de estudio, Infinite. Lo grabaron con Bob Ezrin, el extraordinario productor cuyos créditos se incluyen en trabajos de Alice Cooper, Pink Floyd y Kiss. Ezrin había trabajado con ellos en el álbum anterior, Now What!? y estaba con ganas de hacer otro disco, que se cristalizó como Infinite.
«Bob es un tipo duro −sostiene Morse−. Quiere que toda la música encaje con la canción. Tiene una mente increíble, es como una computadora. Puede acordarse de todo, y tiene muy buenos instintos musicales”.
Puede que este sea el último disco de Deep Purple. ¿De qué maneras te parece que maduraron musicalmente desde Purpendicular, tu primer álbum con el grupo?
−No sé si maduramos, a lo mejor evolucionamos. Creo que las letras están poniéndose mejor y lo que hago en la guitarra es más acorde a la música, a la canción. Por ahí encajo mejor. Y tenemos un productor genial, Bob Ezrin, que no teníamos antes. Antes era la banda y Roger [Glover, bajista]. Purpendicular fue nuestro primer álbum juntos, y no había preconceptos o expectativas sobre nada. Era genial porque fue muy natural. Coincidentemente, ese disco y este último son mis favoritos. Son extremos. Purpendicular no tenía expectativas y, en apariencia, no tenía influencia externa excepto por nosotros. InFinite tiene el mejor productor que pudimos conseguir.
Mencionaste en una entrevista previa que a la hora de hacer solos, Ezrin no disfruta mucho de lo que vos llamás tu “estilo normal”. ¿Fue difícil cambiar?
−Bob es un tipo fuerte. Quiere que la música encaje con la canción. Entonces, si yo empiezo a tocar en mi estilo normal, él dice “No, no, Morse, eso suena como tu álbum solista. Dale, dame algo más melódico o algo más sencillo”. Me desafía a que sea distinto a lo que hago normalmente, y es como un sargento. Es duro conmigo, pero también tiene una mente increíble, es como una computadora. Puede acordarse de todo, y tiene muy buenos instintos musicales. Así que, por eso me lo banco (risas).
Ritchie Blackmore mencionó que está interesado en tocar un último show con la banda. ¿Qué pensás al respecto?
−Es uno de los miembros fundadores de Deep Purple. Los fans lo disfrutarían. Sería lindo hacer un cierre, sin la mala onda. Me parece que todos los disfrutarían si pudieran pasar las barreras psicológicas. Yo soy un fan de la música, no un político.
Mucha gente se sentiría intimidada: recibir a una persona que va a tocar mejor que uno, se va a parar y va ser el centro de atención o lo que sea. Pero yo pensé, mucha gente se volvería loca al ver esto. Y en el Rock And Roll Hall Of Fame, pensé que Ritchie Blackmore iba a aparecer. Podría haber tocado tres canciones, pero yo terminé haciéndolas, porque no vino.
Hubo muchas cosas malas que se dijeron y se hicieron entre los muchachos, y de alguna manera, es como si se tuviera que romper el hielo. Creo que una vez que eso se haga, todos lo pasarían muy bien. Pero no sé cómo hacer para que eso suceda. En fin, en lo que a mí me respecta, todos los miembros de Deep Purple, pasados, presentes y futuros (risas) son bienvenidos.