La apuesta de estos músicos que también integran Banda de Turistas, Los Álamos, Furies y Cristos es un admirable y muy consciente trabajo de integración entre las músicas, los imaginarios y las estéticas tradicionales del sur andino de Latinoamérica y el far west estadounidense. En el último caso, juega un papel clave el dilatado mundo cinematográfico de los westerns.
El sombrero (alado), ese elemento que viste a los paisanos del Norte y del Sur de este continente, parece haber sido una elección acertada por nombrar a esta banda. Asimismo, los nombres de sus temas, como Lanza en alto, Cuchilla redonda, Fuerte quemado y Tigre del río, dan una muestra del tratamiento poético de Sombrero, la apelación y los tópicos de la naturaleza, la soledad, el amor y la heroicidad.
El mes pasado tocaron en Ciudad Cultural Konex, al igual que en 2016, cuando también se presentaron en las provincias de Tucumán, Salta, y el Centro Cultural Kirchner, Niceto, Caras y Caretas, entre otros grandes escenarios porteños.
La banda, formada en 2014, ya editó dos LP, Sombrero (2014) y Sombrero II (2017), y está integrada por un numeroso equipo de notables: Diego Petrecolla y Martín Garrido en guitarra y voz, Guido Colzani y Mariano Pedernera en bombo y percusión, Hernán Tonelli en guitarra, bajo, trompeta, bombardino y coros, Leonardo Arancibia Lotti en mandolina y guitarra, David Gutiérrez en bajo y armónica, Gabriel Sanabria en trompeta y acordeón. La sola enumeración puede dar una idea del festín musical que depara la escucha de sus discos.
Como explican ellos mismos, las influencias incluyen a Ennio Morricone y a Johnny Cash, a José Larralde y a Waldo de los Ríos, y géneros como la zamba, la chacarera, el country y el bolero. También, desde las fronteras, la música mexicana.
La música de Sombrero es vital, visual, nueva y valiosa; un rescate de tradiciones musicales que recupera estilos ritmos y maneras que siempre estuvieron más cerca de lo que alguna vez se creyó.