“Quería sangre. La de ellos”, dijo el guitarrista Dave Mustaine cuando le consultaron por qué formó la máquina perfecta de thrash metal, Megadeth, cuyo debut Killing Is My Business… And Business Is Good, cumple hoy tres décadas. Por “ellos”, Mustaine se refiere a Lars Ulrich y a James Hetfield de Metallica, quienes fueron durante un par de años compañeros del guitarrista, hasta que lo expulsaron por borracho, drogadicto y matón.
Por aquel entonces estaban próximos a grabar el debut, Kill ‘Em All (1983), en el cual Mustaine tenía créditos de compositor. “Les dije que no usaran mis canciones. Aparecieron cuatro”, dijo al respecto, refiriéndose a Jump In The Fire, Phantom Lord, Metal Militia y The Four Horsemen, esta última una revisión con un tempo más lento de un tema que interpretaron tiempo atrás como Mechanix.
Si bien el germen de Megadeth nació en aquel momento, tardaría dos años en convertirse en la autodenominada “más moderna banda de thrash metal” con un LP en las bateas. Los músicos iban y venían, –entre ellos, muy brevemente, Kerry King de Slayer– una constante en la carrera del conjunto aun hoy. Pero finalmente se llegó, alrededor de 1984, a una formación estable que integraba a Dave Ellefson en el bajo, a Chris Poland en guitarra, a Gar Samuelson en batería y, por supuesto, a Mustaine en guitarra y voces.
Según Dave Ellefson: “No fue fácil para nosotros pegar musicalmente porque éramos cuatro músicos que sonaban muy distinto. Gar era Billy Cobham y Keith Moon, Chris venia de una cosa jazz-fusión tipo John McLaughlin y Dave y yo éramos tipos de hard rock, heavy metal y punk. Pero de ahí salió una verdadera fortaleza musical.”
Finalmente, la banda consiguió un contrato con Combat Records. El presupuesto para grabar estaba fijado en 8 mil dólares, el estudio era Indigo Ranch en Malibu y pertenecía a Mike Pinder, ex Moody Blues. Las sesiones empezaron muy bien. Regrabaron las canciones del demo que les había procurado el contrato, entre ellas una versión más veloz y violenta de Mechanix, un par de originales más y un cover de Nancy Sinatra: These Boots Are Made For Walking, que fue censurado por su lenguaje vulgar.
El problema estaba en el manejo de los fondos. “Llegué al estudio un día y Jay [Jones, manager] me dijo que los demás habían gastado cuatro mil dólares en cocaína, heroína y hamburguesas. Yo me quedé diciendo ‘¿Están en pedo?’”, recordó Mustaine.
Ellefson admitió: “Había un problema serio con la heroína. Dave y yo éramos más de porro y cerveza, pero tomábamos cocaína y heroína si nos daban. Otros tenían adicciones serias. Hollywood en el 83 u 84 era el epitome de sexo, drogas, rock’n’roll y decadencia, y estábamos más al límite que la mayoría.”
Para enero de 1985 la banda tenía el disco listo con un titulo llamativo: Killing Is My Business… And Business Is Good! El único problema era la tapa. Mustaine tenía una idea clara del concepto, que daría lugar a la mascota oficial del grupo, Vic Rattlehead. El esqueleto con orejas, ojos y boca sellados suponía hacer su aparición de una forma macabra. Lo que llegó fue una foto de una calavera de plástico con kétchup y papel de aluminio. “Era una mierda”, sostiene al día de hoy Mustaine. La reedición de 2002 acomodó la portada con un concepto similar al que quiso en su momento el mandamás de Megadeth.
Casi treinta años después el propio Mustaine sintetizó esa época: “Dicen que el enojo y la rebelión son propias de un hombre joven, y definitivamente, yo era un joven furioso. Pero cuando escucho Killing… encuentro una frescura y energía: estábamos haciendo cosas que nadie había hecho antes, en términos de tempo y modulaciones, y de esa oscuridad.”