Mucho antes de ser Seven Kayne, Joaquín era un chico amante de la música que tocaba la guitarra casi por mandato familiar. Fue su mamá la que le enseñó a dominar el instrumento que había aprendido a tocar por su papá. Lo que más le gustaba a Joaquín era el rock alternativo. Cuando estaba arrancando su adolescencia, armó un proyecto musical con su hermano Diego para presentarse en algunos bares: él en la guitarra y los coros, y su hermano llevando la voz cantante. Hasta que un día Diego se fue de viaje y sus caminos se bifurcaron. Fue en ese preciso momento cuando Joaquín conoció el freestyle.
Seven Kayne es de Acassuso, provincia de Buenos Aires. Está por cumplir 19 años y es uno de los nombres fuertes de la cada vez más nutrida escena del trap nacional. Pero hace apenas tres años era conocido como “Seven”, a secas, un apodo que se puso la primera vez que batalló en una de las tantas plazas en las que le tocó competir. El siete no es su número de la suerte, pero sí el que le gustó siempre por su mística: las siete notas musicales, los siete colores del arcoíris.
La necesidad de crearse un perfil más profesional lo obligó a rebautizarse. Eligió “Seven Kayne” porque le pareció original y porque le sonaba a un nombre y apellido. Después de un par de años de competencias de freestyle, se le dio por volver a la música. Esta vez lo haría con ese “ritmo nuevo” que estaba apareciendo, el trap. Gracias a las herramientas que había adquirido improvisando, por primera vez se animó a escribir. Los temas le brotaban uno atrás de otro y decidió mostrárselos a su amigo de las plazas, un tal Khea.
Casi sin darse cuenta terminó conociendo a Omar Varela, de Mueva Records, y al mismo tiempo armando un proyecto que pintaba para serio. En diciembre de 2017 lanzó su primer tema, “Si te lastimé”, y fue un éxito instantáneo. “Si te lastimé no era mi intención / Por eso te pido perdón otra vez / Ni te gastes en decírmelo, oh / Si tengo lo que querés”, reza el estribillo y se queda impregnado en la memoria.
Para Seven Kayne, el proyecto de Mueva está tan apuntado al sueño de “llegar” que terminó funcionando. Casi como si supieran de antemano que lo iban a lograr. Tiene a sus ídolos como referentes: Pharrell Williams, Bruno Mars, The Weeknd. Y dice que se pone metas a corto plazo para no marearse. Siente que pasó todo muy rápido, y ahora prefiere no mirar demasiado al futuro porque tiene la vara muy alta: allá, arriba de todo.