
Durante su adolescencia en Tokio, Satoko Fujii se la pasaba escuchando lo mismo que sus compañeros de la secundaria: músicos de rock y pop como Janis Joplin y Paul Simon, a quienes recuerda entre sus favoritos. No entendía de qué se trataba el jazz. Para ella, solo era un conjunto de muchos acordes que se intercambiaban muy rápido. Sin embargo, todo cambió cuando cumplió 17 años. Mientras tomaba clases de piano con Koji Taku –un reconocido compositor japonés– empezó a interesarse más por el género que amaba su maestro. “Lo respetaba tanto, que me puse a investigar en la radio qué era lo que él escuchaba”, dice. Así, un día se encontró con A Love Supreme de John Coltrane y algo se activó en su interior. “Sentí una energía muy poderosa. En ese momento descubrí que eso era lo mío.”
Al día de hoy, no quedan dudas de que la intuición de Sakoto Fujii fue correcta. Editó más de setenta discos, obtuvo títulos de grados del Berkeley College of Music y del New England Conservatory of Music –dos de los conservatorios más prestigiosos de Estadios Unidos–, y se dedicó a recorrer el mundo de la mano de sus composiciones, que experimentan con música japonesa, free jazz y rock.
El miércoles, la pianista debutará en Argentina junto con Tobira, su nuevo cuarteto. Su presentación tendrá lugar a las 21 en la Usina del Arte, en el marco del festival Buenos Aires Jazz 2015, que se realiza en distintos puntos de la ciudad entre el 10 y el 15 de noviembre.
¿Conocés algo del jazz argentino?
No mucho, pero sí conozco a algunos músicos famosos como [Ástor] Piazzolla. En Berlín, donde vivo ahora, cada vez que mencioné que iba a tocar en Argentina me dijeron que tenían grandes músicos. También comprobé que hay una carne increíble. Si sigo acá me voy a volver gorda. Por alguna razón, venir era uno de mis sueños, aunque no tengo muy claro por qué. Ahora siento que estoy soñando despierta.
¿De qué se trata Tobira, tu nuevo grupo?
Para empezar, “tobira” significa “puerta” en japonés. En cada show tratamos de abril una puerta desde el escenario a los espectadores. La banda está compuesta por Takashi Itani en batería y percusión, Todd Nicholson en bajo y Natsuki Tamura en trompeta. Escribí muchas piezas para tocar con ellos, así que no hacemos solo improvisación, es una mezcla. De todas formas, trato de improvisar todo lo que se pueda, porque ellos son fantásticos haciendo eso.
¿Qué importancia tiene para vos tocar en un festival como el Buenos Aires Jazz 2015?
Es genial, por el nivel de músicos que tiene. Pero más allá del lugar en donde esté, siempre trato de dar lo mejor cuando toco. No importa si es en un festival o en un club para cien personas, todas las presentaciones son importantes. Hacer música es mi vida y mi trabajo.
¿Qué significa el jazz para vos?
Toco mis composiciones y algunas cosas de jazz, pero no me considero una música de jazz del todo. No sé si lo soy. Es un tipo de música que puede incluir lo que sea, fusionarse con rock, la electrónica, la música de América Central. El punto es que para mí, el jazz no es un estilo, no es algo que dependa del músico, sino que está vivo por sí mismo.
Sin embargo, en tus inicios trataste de imitar a otros músicos de jazz…
Sí, al principio intenté tocar como Herbie Hancock, o como Chick Corea, pero no tuve éxito. Me llevó como diez años darme cuenta de que ese no era mi estilo. Trabajé como una profesional del jazz durante cinco años en Japón, pero sentí que había perdido mi eje. Después, cuando fui a Estados Unidos a estudiar al conservatorio, todos me dijeron que lo más importante era ser yo misma. Y tenían razón, si tocás como otra persona, no hay razón para que compren tu disco en vez del suyo.