Sampha se encuentra sentado en una silla de un pequeño cuarto sin ventanas en el centro de Nueva York; es tarde y el cantautor y productor de 28 años está buscando la forma de explicar el efecto que tuvo en él la muerte de su madre. “Es una de esas cosas que no esperás –dice–. Es como perder un brazo o una pierna”. Hace dos años, Sampha venía de trabajar exitosamente con Drake en Too Much y en The Motion, al tiempo que armaba su álbum debut, Process. Y entonces, su madre falleció de cáncer. Todo quedó comprensiblemente trunco. “Quería estar listo para lanzar un álbum, emocionalmente, psíquicamente –sostiene, casi susurrando–. No lo estaba. Componer un disco y tener que lidiar con el mundo me demandó mucha atención. Siempre es difícil superar las pérdidas”.
Después de pasar casi siete años como uno de los colaboradores más buscados de la música, Sampha encara el 2017 con el muy anticipado Process. A pesar de su discografía relativamente corta (un par de EP: Sundanza, de 2010, y Dual, de 2013), el londinense no tiene los rasgos de un artista nuevo. Habla tranquilo, pero su tono es medido. Sus oraciones rozan lo lírico, y a menudo cierra sus pensamientos con un sencillo «sí». No se inmuta, ni siquiera ante la pregunta más personal. Esa confianza silenciosa es en parte la razón de por qué fue convocado por Frank Ocean (Alabama), Kanye West (Saint Pablo) y Solange, entre otros.
“Estar en el cuarto con Sampha es algo impredecible”, dice Jessie Ware, que trabajó con él en su propio debut de 2011, Devotion, y recuerda con cariño cómo Sampha tocaba su sintetizador de baterías Jomox XBase 999 cuando hacía tracks como Valentine y What You Don’t Do for Love. “Se conecta con Marte y te lleva en un viaje cósmico muy loco. No puede frenar esta creatividad increíble que sale de él”.
Sampha Sisay nació en Londres. Es el menor de cinco hermanos de padres emigrados de Sierra Leona. Su pasión por la música arrancó de chico, cuando empezó a tocar el piano a los tres años. “Al ser el más joven, estás más acostumbrado a ser más sumiso e introvertido”, cuenta. Su padre falleció de cáncer cuando Sampha tenía 9. A los 12, uno de sus hermanos le mostró el software de edición Cubase, y así la música se convirtió en una catarsis. Su primera canción, God’s Promise, trataba sobre la fe. “Creo que tenemos más claridad cuando somos jóvenes”, reflexiona.
En 2008, Sampha se conectó vía MySpace con SBTRKT, el artista de música electrónica. “Tenía una canción, Subconscious, en la que cantaba un poco. Le gustó mi voz”, dice Sampha. SBTRKT lanzó su debut homónimo en 2011; Sampha contribuyó con letras, voces y producción, y apareció en el single principal, Living Like I Do. La exposición ayudó a que Sampha firmara con Young Turks. Su nombre circuló como un secreto jugoso, y al poco tiempo Drake, West y Rick Rubin lo estuvieron llamando. “No me anduve vendiendo –afirma–. Fue un boca a boca”.
Para hacer Process, Sampha se retiró a los Ocean Sound Recordings, en Noruega, haciendo base en un enclave pintoresco entre las montañas y el mar. Junto a él fue el coproductor Rodaich McDonald (The xx, Savages). Un día típico allí incluía comer pan de centeno y tomar ker (una bebida de leche fermentada), con recreos para ver Seinfeld. Reflexionó sobre los detalles más tranquilos, a los que describe como “pequeñas cosas” sobre su madre y su relación con ella. “Tendés a analizar a alguien mucho más una vez que fallece”, admite.
El espacio idílico sacó a la luz muchas de las vulnerabilidades de Sampha. (No One Knows Me) Like the Piano es sobre su madre (“Me asegurás que tengo algo, algunas personas lo llaman alma”). Timmy’s Prayer, que empezó como un freestyle en el iPhone en un estudio con West, y Plastic 100ºC son canciones de amor. Aun así, hay placer al lado del dolor. “Puede ser que haya melancolía –dice–, pero hay mucha vida y energía en la instrumentación”. Además de West, también están Laura Groves en voces, Pauli PSM en batería y Josh Doughty en la kora, un arpa de 21 cuerdas. Es un guiño a la música africana que escuchó al crecer.
Este año Sampha se presentará en festivales como Coachella y Primavera Sound. Más adelante será telonero de The xx durante su gira norteamericana. “Quiero que Sampha sea el artista más exitoso de 2017”, afirma Stephen Campbell, jefe de Young Turks Records en los Estados Unidos. El mandamás no está preocupado por el desarrollo lento de Sampha. En ese sentido, el sello no tuvo problemas en esperar por Process. “Lo que pasa cuando le das tiempo a un artista es que se pone mejor. Es muy importante que se sostenga solo. Es para lo que estuvo trabajando”.
Sampha está listo para la fama, si bien sigue abierto a procesar su angustia. “Creo que me estoy poniendo más contento… salí de ese espacio emocional”, dice. Y después agrega, sintapujos: “Igual, hay un montón de cosas que todavía tengo que resolver”.
Copenhagen Copenhagen! Thanks for having me again. You guys were amazing!! Next stop, Berlin pic.twitter.com/uZxEUCqATK
— Sampha (@sampha) 16 de marzo de 2017
Process: A film by Kahlil Joseph, coming soon on @applemusic