Katy Perry trajo snacks: una bolsa de plástico transparente con papas y Pedialyte, precisamente. Es el segundo día del primer fin de semana de Coachella y Perry está acurrucada entre un grupo de concurrentes al festival en el escenario ‘Outdoor Theatre’. Ahí está el actor Orlando Bloom, pareja de la cantante, James Corden, presentador de ‘Late Late Show’; el omnipresente productor Diplo, el CEO de Apple, Tim Cook; y el director creativo global de Apple Music y conductor de Beats 1, Zane Lowe; además de gran parte del personal de Interscope Records. La única persona que falta es la estrella que todos vinieron a ver: Billie Eilish.
Dos semanas antes, Eilish, la cantante y compositora de 17 años que fue aclamada todo, desde niña prodigio hasta el futuro del pop, lanzó su álbum debut, When We All Fall Asleep, Where Do We Go? Inmediatamente se posicionó en el puesto N°1 en el Billboard 200, lo que convirtió al fenómeno Eilish en el primer artista nacido en el siglo XXI en alcanzar la cima del chart. Luego regresó al N°1 un mes después. Hoy es su primera presentación en vivo desde su lanzamiento.
Eilish estaba programada para subir al escenario hace casi 30 minutos, pero su equipo todavía está haciendo ajustes de último minuto en su piso con paneles de LED. Katy grita: “¡Al diablo con la pantalla!”, mientras que el equipo de Eilish susurra con ansiedad ante el imprevisto. Pero fuera del área del público reservada para los amigos y familiares de Eilish, la creciente multitud parece inmutable. Una artista solo puede hacer su debut en Coachella una vez, una idea profundamente comprendida por las decenas de miles que quieren decir alguna vez «Yo estuve allí», y la propia Eilish también.
Desde que salió When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, la fama de Eilish ha alcanzado la estratosfera de una superestrella. Tegan & Sara, Hayley Williams, Niall Horan y Demi Lovato elogiaron públicamente el álbum en Twitter e Instagram. En privado, Eilish ha estado recibiendo miles de mensajes de fanáticos que van desde raperos que prefiere no nombrar hasta Avril Lavigne. La cantante le envió un mensaje a Eilish para felicitarla y sugerirle verse en Los Ángeles para recordarle que ella también comenzó su carrera en la industria desde muy temprana edad y siempre estuvo allí para hablar. «Eso me hizo colapsar», dice Eilish.
Cuando le pregunto el día previo al festival sobre cómo estuvo procesando todo esto, me contesta que empezó a hablar de sí misma en tercera persona. “No sé cómo mirar esto, pensando que soy yo”, dice. “Todo lo que dicen de mí y de lo que he creado, que cantaré en Coachella, que estoy haciendo esto y aquello. Sigo pensando en ello como si no fuera yo, porque es tan solo un nombre. Es como una marca, de la cual soy dueña y tengo los derechos, pero también es otra cosa. Es una sensación muy extraña”.
Nada de esto sucedió de la noche a la mañana. La artista nacida como Billie Eilish Pirate Baird O’Connell estalló en noviembre del 2015 cuando su balada de ensueño, “Ocean Eyes”, escrita por su hermano mayor, Finneas O’Connell, actualmente de 21 años, explotó en Soundcloud. Eilish tenía tan solo 13 años. Ese mismo mes, consiguieron un manager: Danny Rukasin, conocido de O’Connell que vio el potencial de Eilish y se acercó a ella. Brandon Goodman también se unió luego como co-manager. Un puñado de temas de When We All Fall Asleep recuerdan aquellas voces precoces y aireadas, y la oscura y profunda producción de O’Connell. Pero otros temas, como los singles «Bury a Friend» y «You Should See Me in a Crown», emplean una forma completamente diferente y más que explosiva con un estilo que abandona cualquier estructura de canción estándar. Dice O’Connell: «Siempre trato de lograr la singularidad al no alejarme de lo extraño».
Aunque Eilish creció en la edad de oro del streaming, (alcanzó los 1000 millones antes de lanzar un proyecto completo, y ahora acumula 3.79 mil millones de transmisiones on demand en los Estados Unidos, hasta la semana que finaliza el 25 de abril, según Nielsen Music), ella valora “las piezas de arte completas”. Because the Internet de Childish Gambino es uno de sus álbumes preferidos y ella siempre quiso hacer su propio álbum con una visión compartida por su equipo. Y mientras que el éxito meteórico de When We All Fall Asleep cegó a muchos, es, en realidad, el resultado de años de trabajo meticuloso del desarrollo de un artista y de un esfuerzo importante y calculado para construir una carrera que perdurará en el tiempo. Al arrojar tantos sencillos previos al lanzamiento, ninguno de los cuales suena demasiado similar y muestran las habilidades camaleónicas de la artista, ella pudo finalmente aterrizar en múltiples listas de reproducción basadas en el género y «estar en todas partes a la vez», dice Rukasin.
«Hubo un momento en el que los artistas y las canciones vivían y morían según la lista de reproducción en las que podían estar», explica. “Nos aseguramos de ser lo más destacado dentro de cada lista diferente” Como dijo Justin Lubliner, quien firmó a Eilish con su sello de The Darkroom/Interscope en agosto de 2016. «Hicimos el plan de cómo ser un artista de álbumes en una era de streaming».
Aún así, hubo un momento en que casi Eilish no lo lanza públicamente. El día previo al estreno de su álbum, ella se encontraba grabando en ‘Jimmy Kimmel Live!’, con muchas dudas. «Nunca me había sentido así», recuerda, “dónde está mi hijo y no quiero que nadie ponga sus manos sobre él”. Hasta le preguntó a su equipo si podían no sacar a luz el álbum y recuerda no querer hacerlo más. Durante tres años, solo había sido ella y O’Connell, haciendo música juntos en su dormitorio como estudio. «Es raro realmente joder con lo que haces y creas», dice Eilish. «No quería que el mundo pudiera decirme cómo se sienten acerca de lo que amo». Levanta la vista para mirarme fijamente. «Pero la respuesta fue una locura».
A juzgar por los gritos ensordecedores cuando finalmente toma el escenario de Coachella, “loco” no es una palabra que realmente describe la escena. Al abrir el set con su último single, el animado y melancólico «Bad Guy», Billie Eilish destila la confianza de una experimentada headliner. Solo un puñado de estrellas pop adolescentes antes que ella alcanzaron ese nivel tan alto en sus carreras, y como bien saben ambos hermanos, Billie y O’Connor, se derrumbaron bajo el peso de la fama.
«Hay tanta presión y tanta expectativa, y es tan público», dice. «Es increíble que alguien lo haya navegado, especialmente alguien tan joven como Billie». Eilish es más modesta. «Estoy en los buenos tiempos en este momento», dice ella. «¿Quién sabe si este es mi pico y luego me muero o pasa algo? O mi carrera muere y me voy y a nadie le importa”. Hace una pausa, considerando otra opción: “O se vuelve más loco”.
Eilish sale de su habitación de hotel en el Hyatt Regency Indian Wells Resort & Spa en un scooter, que maneja en círculos alrededor de la mesa en la que estamos a punto de sentarnos a hablar. Es el día previo a su debut en Coachella y ella luce un estilo tomboy-chic lujoso, con una camisa oversize azul de Louis Vuitton y con unos pantalones que le hacen juego. Lleva un anillo en cada dedo y varias cadenas caen por su cuello, incluido un colgante de diamante con el logo de un baño de hombres torcido que representa su marca, Blōhsh.
«Siento que, de alguna manera, todos saben lo que está pasando conmigo», dice Eilish con un suspiro. Generalmente suspira entre pensamiento y pensamiento, como si atravesara una mezcla de agotamiento y shock que, definitivamente, todo el mundo quiere saber qué está pasando con ella ahora. Generalmente culmina sus frases con un “es extraño”, una frase que se repite 26 veces durante nuestra charla. Y es que lo es. Eilish es una adolescente con el tipo de éxito precoz abrumador que pone todo a su alcance. Al crecer en una casa de dos habitaciones en el vecindario de Highland Park, en Los Ángeles, con su hermano, mamá y papá, y de no poder acceder a la entrada para ir a Coachella, a estar arriba del escenario, es extraño. Todavía no tramitó su licencia de conducir pero ya tiene en su dominio un Dodge Challenger negro mate completamente nuevo. Y mientras ella solía manejar un scooter Razor por su pequeña cuadra, ahora maneja un Unagi «azul cósmico» alrededor de las habitaciones de hotel, fiestas lujosas, terrenos del festival y por los salones de artistas en el backstage.
Mucho antes de todo esto, Eilish acababa de ingresar a su adolescencia y ya estaba respondiendo a un frenesí de solicitudes de una industria ansiosa por capitalizar el éxito de «Ocean Eyes» y su singular atractivo de chica cool. A los 14 años, contrató a una publicista llamada Alexandra Baker, que la ayudó a establecer una imagen, entre otras cosas, introduciéndola a Chanel, que la reservó para presentarse en un evento en noviembre de 2017. A medida que crecía la demanda de Eilish, O’Connell, que mantiene una carrera en solitario como cantautor independiente bajo el nombre de FINNEAS, su hermano continuó siendo su único co-escritor y productor. Un año después de que «Ocean Eyes» aterrizara en SoundCloud, la canción se lanzó como un single de su ‘Don’t Smile at Me EP’, que llegó al N°14 en el Billboard 200 en enero. Siquiera antes de estrenarlo, ambos habían comenzado a trabajar en When We All Fall Asleep, primero escribiendo “Listen Before I Go” en mayo del 2016. Terminaron en enero.
Goodman dice que When We All Fall Asleep prueba que el álbum no está muerto. «Con Billie, todo parece que pertenece», desde las visuales de la gira al hecho de que, inspirada en Because the Internet, Eilish se aseguró de que ciertas canciones hagan referencia a otras. “Todo se siente como si este fuera el momento”, agrega Goodman. Eso es porque lo es. Luego del lanzamiento del álbum, 12 de sus 14 temas llegaron al Hot 100, incluyendo la colaboración de Khalid en «Lovely» y «Ocean Eyes», que batió el récord entre las mujeres que más alcanzaron el Hot 100 con hits en el chart en simultáneo.
Los 16 integrantes del equipo de Billie Eilish pasaron casi ocho meses ideando una estrategia de lanzamiento, siempre en coordinación con la fecha de estreno del set en Coachella. A cada paso en el camino, era claro que estaba promocionando un álbum. Lubliner evitó enfocarse en una pista ya que quería que cada tema se convirtiera en un nuevo punto de entrada para los fanáticos. Recordó haber visto cómo Travis Scott y Chance the Rapper ingresaron en el streaming: no a través de una canción, sino con un cuerpo de trabajo y una imagen bien definida. «Hay un poco de ese espíritu del hip-hop en este proyecto», dice Rukasin. Scott y Chance pueden tener sólo 28 y 26 años respectivamente, pero para Eilish, tienen la edad suficiente para dar ejemplo. «Ese fue siempre el tipo de artista con el que quería trabajar, y Billie era el tipo de artista que quería desarrollarse de esa manera», explica Lubliner.
Antes de construir su equipo, Eilish trabajó brevemente con A&R, con sede en Londres, y la compañía de servicios creativos Platoon (una asociación que O’Connell había forjado), que Apple adquirió en 2018. Aunque era la artista Up Next de Apple en septiembre de 2017, tiene un show en Beats 1 denominado ‘Groupies Have Feelings Too’, y escribió una canción con O’Connell para el comercial de vacaciones de Apple en 2018, su equipo no mostró favoritismo hacia Apple o plataforma alguna, frustrando a algunos ejecutivos de streaming que esperaban obtener más crédito por su éxito en el camino, según comentaron fuentes a Billboard. En febrero se asoció con YouTube para el lanzamiento de su iniciativa original de una serie de mini-películas y en Coachella, la plataforma le regaló una placa, una torta temática de Louis Vuitton y una carta de su CEO por llegar a los 10 millones de suscriptores. En marzo, Spotify creó una experiencia interactiva en el centro de Los Ángeles, en la que 14 habitaciones representaban sus 14 álbumes. A nivel internacional, trabajó con Amazon Music y Deezer.
«Ella realmente trabajó duro y le dijo que sí a todas las oportunidades que pudo», dice Lubliner. Desde el principio, Eilish realizó una gira implacable (acompañada por O’Connell y sus padres) para subirse al escenario y hacer prensa, creando una base de fanáticos en cada mercado. Últimamente, dice Eilish, solo tiene tiempo de inactividad cuando va al baño, donde ve ‘The Office’ en su teléfono para alivianar el estrés.
Actualmente, según su equipo, la demanda de Eilish es tan innegable que otros sellos comenzaron a estudiar su estrategia. «Si me diera cuenta de que alguien hizo un buen trabajo desarrollando a un artista, por supuesto, me gustaría saber qué es lo que hizo diferente», dice John Janick, presidente y CEO de Interscope Geffen A&M. “Lo bueno de esto es que Billie es tan especial que es difícil replicarlo. Puedes hacer tantos estudios de casos como quieras, pero solo hay una Billie Eilish”.
Previo a su presentación en Coachella, Eilish escuchó la discografía de Britney Spears. “Pensé, oh esta pobre niña, esta pobre niña”, dice ahora. “No es que me compadezca de nadie, eso es condescendiente. Yo simplemente los entiendo”. Al mismo tiempo, Billie y Ariana Grande comenzaron a mensajearse. «Tuvimos este extraño sentimiento la una por la otra”, dice Eilish. “Nuestras carreras son completamente distintas y estamos en diferentes lugares, pero nos entendemos. Creo que es así en este momento con artistas, especialmente con mujeres en la industria musical. Todos lo sentimos”. Goodman dice que Eilish oye constantemente que está «viviendo la vida «, pero porque ha seguido las carreras de tantos artistas antes que ella simplemente desde la perspectiva de un fanático. Está familiarizada con la montaña rusa de la fama. Y sin miedo de enfrentarlo.
“Mi música intenta confortar y trata sobre ‘sé cómo te sientes y no estás solo’”, dice Eilish. Tan solo presionando un botón, ella puede conectarse con sus 21.3 millones de seguidores en Instagram. Pero un rápido escaneo de su cuenta en Instagram, donde las fotos de Eilish sin filtro reflejan ese “soy lo que soy”, más que cualquier foto en pose, no parecería demostrar que recientemente se presentó en Coachella.
“Experimenté cosas en Coachella que me acompañarán durante toda mi vida», explica Eilish dos semanas después. “Y quiero que esos recuerdos sean mis recuerdos, no los de todo internet. Obtuve lo que tengo a través de Soundcloud e Instagram, y no puedo enojarme con eso, aunque a veces lo estoy. No en el hecho, sino en las redes sociales en general». Ella admite que conoció a «algunas de las mejores personas gracias a Internet”, incluyendo a su amigo Crooks, el rapero de Londres que conoció a través de Instagram, quien prestó su voz para «Bury a Friend”, así como también apareció en su video.
En estos días, Eilish se encuentra saludándose con personas de alto perfil, aunque dice: “Conocer a alguien en la vida real es muy extraño”. Se ha hecho gran amiga de Tierra Whack (quien esperó detrás del escenario después del set de Eilish) y de Jessie Reyez; se reunió con Lana Del Rey (con quien fue comparada por su inquietante voz) y con Sam Smith. También se sacó una foto con una Polaroid con Ariana Grande en Coachella, y al día siguiente de su presentación, conoció a su ídolo, Justin Bieber, encuentro que su manager Scooter Braun inmortalizó en un video (se viralizó con más de 2 millones de reproducciones).
«Estoy en este lugar donde conozco a todas las personas de las que soy fan», susurra. «Es muy raro». Recientemente, cuando conoció a Timbaland en el estudio, él había publicado un video en las redes sociales de su reacción de «Bury a Friend». La artista le dijo que le gustaron los ritmos que tocó para ella. «Ya ni siquiera sé lo que es bueno», respondió el productor sorprendido. Tal podría ser el efecto posterior a Eilish: abandonó el tipo de álbum que cambia las reglas del juego y obliga a los artistas emergentes y establecidos a igualar la vara que elevó.
De estos tantos encuentros recientes, fue su conversación con Mel C, también conocida como Sporty Spice, la que cambió la forma en que Eilish piensa acerca de su carrera. «Cuando eres joven y esto está sucediendo, todo lo que estás tratando de hacer es sobrellevarlo y sobrevivir», le dijo Mel C. Y luego, cuando se termina, dices: ‘¿Qué acaba de suceder?'» Eilish confiesa que no ha dejado de pensar en eso. «Sólo estoy tratando de sobrevivir», dice. «Durante mucho tiempo, me he estado quejando de muchas cosas porque hay mucho de qué quejarme, pero necesito asimilarlo y ver realmente qué tan sorprendente y raro es esto».
Vivir el momento es parcialmente una necesidad. Pensando en el futuro, ella dice: “me hará vomitar, honestamente. Hoy estoy aquí y mañana haré lo que tenga que haré mañana. Las cosas que tengo que hacer en mi vida son realmente grandes trabajos, y todos son míos. Eso es mucho para pensar”.
Aún así, Eilish a menudo ha dicho que solía llorar porque quería todo esto con tanto fervor. Y hora que lo tiene, se aferra en su silla y después de una extensa pausa, llega a una conclusión: “No quiero que arruine toda mi vida». Es un nivel de conciencia iluminada para su edad y una prueba, tal vez, de que está preparada para sobrevivir al estrellato.
“A la gente le encanta hablar sobre cómo construimos nuestro trabajo por nuestros propios medios, y lo hicimos, porque grabamos de forma aislada, sólo entre nosotros dos en una habitación”, dice O’Connell. “Pero nos tomó una aldea de gente que apoyara nuestra visión”, una visión que todavía Eilish está revelando al mundo. «No quiero que nadie sepa mis objetivos, porque entonces intentarán ayudarme», dice ella. «Quiero hacer esta mierda yo misma». Habla como una verdadera adolescente.
«No quiero que nadie sepa mis objetivos, porque entonces intentarán ayudarme», dice ella. «Quiero hacer esta mierda yo misma».
Globalizarse
En una industria dominada por las estrategias de lanzamiento experimentales y los álbumes solamente hechos en formato digital y estrenados en el momento, Billie Eilish demostró el poder de adherirse a un plan de marketing global cuidadosamente planeado: reivindicar a los devotos en el desarrollo de artistas de la vieja escuela y en la escala de grandes sellos. “Nuestro enfoque siempre fue tratarla como una artista global, utilizando todas las plataformas como socias para darles muchas ventanas para captar fanáticos”, dice el vicepresidente de Interscope Geffen A&M (IGA), Steve Berman. Así es como ella y su equipo lograron eso.
Enfoque central
Cuando Spotify presentó por primera vez «Ocean Eyes» en su lista de reproducción de ‘New Music Friday’, la canción no resonó como lo hizo el hip-hop en aquel entonces. Pero las métricas, dice Mike Biggane, jefe de los grupos mundiales de géneros, recordaron a Post Malone, cuyos fanáticos centrales impulsaron su participación en la plataforma antes del gran impacto que tuvo «Rockstar». Cuando se estrenó “Lovely”, con Khalid, todo el catálogo de Eilish explotó. «Así es como se ve la verdadera reactividad en una economía de atención», dice Biggane. «Ella siempre se ha centrado en su base de fans. El crédito se debe a su equipo por maximizar la oportunidad a medida que su audiencia creció».
Intel local
Lubliner se conectó con figuras clave en los mercados individuales para preguntarles: “si firmas con un artista local, ¿cuáles son las cinco cosas que harías fuera del streaming?». El resultado se tradujo en consejos acerca de todo, desde qué publicaciones usar, en qué estaciones de radios universitarias para acercarse y qué sesiones adquirir alrededor del mundo. «Entonces», dice, «pasaríamos mucho tiempo cuando ella iría a cada mercado haciendo todas esas cosas», pero siempre con la opinión de Eilish. «Ella ha sido fiel a sí misma desde el primer día», dice Lindsey Fell, gerente de relaciones con artistas de YouTube.
Visión mayor
Al permitir que Eilish y a su hermano, Finneas O’Connell, se tomen su tiempo para crear un álbum en su habitación fue, según el presidente y CEO de IGA, John Janick, “apoyar lo que querían hacer porque tenían una visión. En ese sentido estábamos actuando como indies”. Mientras, utilizaban la influencia del sello principal para encontrar socios globales. “Billie está completamente involucrada en toda su creatividad, hasta en los detalles más pequeños”, dice Zane Lowe, de Apple Music. “Ella está surfeando la ola de su propia creación”.