¿Cómo se le da pelea al horror? ¿Y cuál es ese horror al que, según Pez, impera combatir? Las respuestas fueron escritas y vertidas en el último álbum de la banda, Pelea al horror, que tuvo este sábado su presentación oficial en el teatro Vorterix.
Fueron 1200 personas las que eligieron, entre una amplia gama de opciones −que incluía, por ejemplo, la nueva edición del Personal Fest en Club Ciudad−, atender al llamado de Pez.
Ariel Sanzo, guitarrista, cantante y líder del grupo, recibió al público con un set de canciones elegidas especialmente de su colección personal de discos de vinilo. Bajo el alias DJ Viejo, se encargó de que la noche lo tenga todo, desde el brasileño Jorge Ben Jor hasta Elvis Costello, pasando por la Mahavishnu Orchestra, Blondie y hasta El Siempreterno, banda que integró con Mimi Maura, Sergio Rotman, Fernando Ricciardi y Álvaro Sánchez.
Para las 9 de la noche, cuando el teatro estaba a punto de llenarse, Pez apareció en el escenario con su formación consolidada: Sanzo en el centro, dirigiendo y llevándose todas las miradas, rodeado por Gustavo “Fósforo” García en bajo, Franco Salvador en batería y coros, y Juan Ravioli en teclados, coros y otro montón de aportes minúsculos, casi invisibles, que configuran el sonido actual del grupo, ese que se cristalizó en el disco anfitrión de la jornada.
Luego de la introducción de rigor llegó Carne roja, una de las canciones nuevas, y fue en ese momento donde se empezó a corroborar el intercambio, la comunión, el entendimiento mutuo entre Pez y su público. Aunque el repertorio mechó varios de sus temas clásicos (Los orfebres y Todo lo que ya fue, entre otros), las canciones de Pelea al horror −e incluso de Rock nacional (2016), su predecesor− fueron vitoreadas con la misma fuerza que las viejas conocidas.
La sorpresa vino luego de un parate de algunos minutos, cuando la banda volvió al escenario y sonaron los primeros acordes de Seminare, de Serú Girán. Como si fuera poco, le siguieron Ando rodando, de Gustavo Santaolalla, Atado a un sentimiento, de Miguel Mateos, y una versión para las lágrimas de Blues de Cris, de Pescado Rabioso.
La seguidilla de versiones culminó con Pelea al horror, el tema que le da nombre al disco, y allí hubo otro momento de reciprocidad. Los acordes del final se fundieron con un cántico que se hizo unánime: “Yo sabía, yo sabía, que a Santiago [Maldonado], lo mató Gendarmería”. Es la misma consigna que se repite en otros shows de otras bandas de la escena nacional, y que encontró en el mensaje de Pez una absoluta correspondencia.
Hubo también un momento acústico con un invitado especial. El propio Sanzo se encargó de presentarlo como un «pibe» que un día les escribió vía Facebook, les mostró sus versiones, y así se ganó un lugar en el show. Martín del Zotto se llama este pibe que pasó de admirador a sesionista por una noche, tocando la quena y el bombo en un segmento de aire folklórico que incluyó El viaje y Caminar.
En total, fueron más de dos horas de concierto con más de 30 canciones que sirvieron para repasar una carrera larga nutrida de idas, vueltas, cambios de formación, de género y de época. Porque así es, fue y será Pez. El pasado los avala, el futuro parece encontrarlos en guardia y en el presente gozan de una vigencia que no debería menospreciarse.