El mundo de posibilidades sonoras que se abrió en la década del 90 con bandas como Radiohead, Sigur Ros y los primeros discos de Björk y Sufjan Stevens, esa suerte de nuevo progresivo que tanto en la música como en la lírica tienen en común el calado hondo y el paseo por túneles oscuros como derrotero hacia la luz, podría ser un ámbito amable para pensar la primera producción de Película.
La banda conformada por Pablo Dalton (guitarra y coros), Mariano Moledous (voz y guitarra), Emiliano Olguín (batería), Manuel Viskovic (coros, ronroco y teclados) y Rodrigo de Haro (bajo) está presentando un trabajo con profusión de guitarras -pletóricas del buen timbre Telecaster-, una labor admirable en la voces y coros y un acabado estilo de rock y pop con aroma local. La base rítmica de bajo y batería y las guitarras encuentran cómo armonizar, orgánicamente y con groove, las inclusiones esporádicas de piano rhodes, sintetizadores y ronroco.
En el disco de Película se encuentran elementos en la línea de Comfort y música para volar: el encuentro entre lo acústico y lo eléctrico, el sonido preciosista, tripero, para viajar y disfrutar, en tensión con las letras que corren al oyente de ese lugar hacia otro de inquietud, catarsis y lucha. El resultado es de una belleza epifánica que se vuelve carne tanto en la voz de Moledous como en los segmentos instrumentales de rhodes, guitarras y base.
La escucha de Las Montañas depara impresiones en las que lo ambivalente y el suspenso parecen ser cruciales para lograr el equilibrio sonoro y musical: minimalismo y condensación, naturaleza y cultura, intimidad y expansión. En definitiva, moderno.
El arte del álbum, con resonancias de las Treinta y seis vistas del monte Fuji, de Hokusai, lo realizó Nacho Ragone.
Las Montañas, producido por Carli Aristide y grabado en Estudio Bulo a fines del año pasado, propone una poesía de luces y sombras; su transcurrir por caminos inquietantes parece encontrar explicación en la voluntad de sanar.