El compositor, guitarrista y cantante es considerado uno de los artistas más modernos de la historia argentina del rock. A mediados de los 80 fundó Don Cornelio y la Zona, banda pionera en los pubs del underground porteño. Luego en los 90 fue el frontman de Los Visitantes, grupo con el que editó cinco discos, el segundo producido por Andrés Calamaro (Espiritango, 1994). Inició su carrera como solista hace 18 años componiendo canciones que iban desde el candombe y la chacarera al tango, el bossa nova, la electrónica y su ineludible hilo conductor: el rock.
Pandolfo formó La Hermandad por el 2011 junto a Mariano Mieres. Transformación (2016) es el segundo trabajo del grupo, que se presentó en el último Lollapalooza: “La experiencia fue genial, la gente cantaba los temas nuevos. Los consideraba tan conocidos como los viejos”, le cuenta Pandolfo a Billboard, desde su casa en Ituzaingó, en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires.
El disco se lanzó el año pasado pero se presentará oficialmente en el teatro Gran Rivadavia el 1° de julio. “En general, presentamos los discos más cerca de la fecha de lanzamiento, pero este ya tiene un año entero de ruta”, cuenta sobre Transformación, con el que recorrió varias ciudades del interior del país en las cuales “fue muy bien recibido”.
El primer álbum de La Hermandad se llamó Esto es un abrazo (2015) y fue un disco que Pandolfo compuso automáticamente (“casi de corrido”), con melodías puras y abstractas. Transformación es más rockero en cuanto a la potencia, un disco que fusiona mezclas electrónicas con ritmos criollos. En un tercer eventual álbum, La Hermandad pretende hacer música aún más rockera y pesada, con especial foco en la armonía “quiero que cada disco tenga su característica y definición”, define Pandolfo.
Este último trabajo fue el primero producido enteramente por S-Music: “hicimos lo que quisimos, pero con plata. Con libertad y plata; la mejor combinación”, bromea. La canción Drácula recuerda a las épocas de Don Cornelio y la Zona, y en Ojos del mañana Pandolfo canta “Transformo mi pasado, por eso estoy vivo”, como una explicación de cómo hace para mantenerse vigente. El disco cuenta con las participaciones de Hilda Lizarazu, Los Tipitos y Ricardo Mollo en tres canciones.
¿De qué se trata tu nuevo proyecto paralelo, Vergüenza?
Es un dúo tecno-pop junto a Daniel Gorostegui, tecladista de Los Visitantes, un gran amigo y compañero de ruta. Una de esas personas que te regalan un pendrive con 78 discos del 2016 del freak pop (con artistas desde Justice hasta Frank Ocean). Es una persona muy formada en lo artístico, con quien emprendimos un proyecto para sacar este año un disco de música electrónica. Sintetizadores, baterías electrónicas, arpegios, guitarras rítmicas. No tiene nada que ver con La Hermandad. Lo llamamos “vergüenza” porque es una palabra con muchas lecturas: liberación sexual, evolución, algo de enfermedad, de oscuridad, una palabra muy post punk, como Shame, el tema de The Cure. Lo abreviamos VRGZ, porque nos da tanta vergüenza que ni le ponemos el nombre entero.
¿Te sentís realizado musicalmente?
Quiero hacer el disco tecno –que va a ser como patear el tablero– siento que algunos me van a odiar porque mucha gente del rock odia a la electrónica. Por otro lado, hacer un disco introspectivo que hasta ahora no hice (como Privé de Spinetta) algo anticomercial. También sacar un tercer disco con La Hermandad y otro de tango con Juli Venturini. Recién después de hacer todo eso me voy a sentir realizado. Estoy como ambicioso.