Paco Amoroso presentó su ópera prima como solista: SAETA. En 10 canciones, toma distancia del trap e ingresa por el vértice a la tradición del pop argentino. El álbum incluye colaboraciones junto a su ídolo Adrián Dárgelos («Switch»), Tío La Bomba («Chinga Sport»), El Doctor («Cerebro») y Lara 91k («Aire»).
A pesar de su génesis fragmentado en las manos de ocho productores (Tadefonk, Alot, Percii, Maxi Sayes, Bruno Donato, Neekl y Polsick), SAETA consigue ser una pieza homogénea. En 25 minutos, cuenta la historia «de un joven que todavía está aprendiendo a dar sus pasos», en palabras de Paco.
¡Salió tu álbum debut!
Me encanta, me divertí muchísimo haciéndolo. Fue la vez que menos presión sentí haciendo música. Se dio todo con mucha naturalidad, el disco tiene esa frescura, salió rápido y sin muchas vueltas.
¿Creés que lo de la presión es algo de este proyecto o un indicio de que estás creciendo?
Siento que en la vida uno va aprendiendo a tomarse las cosas con calma y disfrutar el camino. A veces uno se enrosca haciendo música, espera que la salida de un tema te resuelva algo de la vida y no es así. Hay que disfrutar el hecho de hacer la música y conectarse con eso. En este caso laburé mucho las melodías, las letras, me enrosqué para intentar dar mi mejor versión.
¿Cómo te gustaría que la gente escuche este disco?
Primero, «de pe a pa». Son 25 minutos, es bastante ligero. Me gustaría escucharlo en la playa o en una pileta. Con un Gin Tonic en un bote. A mucha gente le pareció un disco nocturno, para el verano.
¿Por qué SAETA?
Técnicamente hace alusión a las flechas, las agujas del reloj, y algo del tiempo, el amor, el desamor. Pero me gustaba cómo sonaba, cómo se veía escrito y lo elegí un poco por eso.
¿Si fuera una persona?
Se parecería bastante a mí porque es bastante honesto, bastante fiel desde las letras y lo que cuento. Habla de lo que sentía y lo que me estaba pasando. Es un disco bastante honesto y de canciones mías. La gente se ríe porque me dice «ah, esto es de aquella vez», es un disco autobiográfico.
¡Pasa volando!
Sí, pasa! Lo diseñamos para que sea ágil y no aburra. Las transiciones están bastante engranadas. Quería que el que esté escuchando esté alerta a lo que pasa con la letra, los estribillos y versos. Así me gusta escuchar la música ahora. No tengo mucha paciencia para escuchar algo muy largo y no me copan los discos conceptuales de 25 temas. También por el tiempo que implica hacerlo, quería sacarlo rápido.
¿Qué cambió al hacerlo solo?
Tomar las riendas del disco, ser el productor ejecutivo, estuvo bueno. Quizá con Cato daba por alto algunas cosas, o en mis comienzos lo mismo. Cada vez trato de involucrarme más en todos los aspectos de la música. Siento que le puse mi impronta y estuve atrás de todo lo que pasa. Es satisfactorio y un gran aprendizaje de hacer mi primer disco. Materializarlo. Tenés las canciones listas y falta un montón, finalizar los temas es un trecho largo, trabajé la paciencia.
Dicen que los discos no se terminan, sino que se abandonan, ¿te pasó?
Me gustó la idea de soltarlo para poner el chip en otra cosa. Tenía ganas de hacer más música y los últimos meses estaba muy enfocado en cerrar el disco. Coincido en que podría loopear eternamente sobre lo mismo, pero es sano y sabio saber cuál es el momento de partida.
Hay un elenco de productores reunidos en la vidriera de SAETA
¡Es buenísimo! El disco tenía un desafío: juntar a ocho productores y lograr un sonido homogéneo, algo que tenga que ver. Siento que por ese lado el trabajo está bien hecho. Suena parejo a pesar de las múltiples manos metidas…
Suena a vos.
Sí! Y todos terminaron contentos, así que da mucha alegría y ganas de seguir haciendo música. Aparte entre ellos algunos se conocían y otros no, tejimos lazos.
¿Cómo se dio lo de Dárgelos?
Con Adrián era algo pendiente. Hace unos años me había invitado a su estudio para hacer algo y yo estaba en otra. Le dije que quería hacer dembow. El tiempo acomodó las cosas, tenía esa canción y me pareció que podría quedarle bien, así que ahí empezó el operativo de seducción a Adrián. Es un lujo tenerlo, es un ídolo que admiro mucho y adema´s es de esas pequeñas marcas que quedan en el currículum.
¿El resto de colaboraciones?
El disco iba a tener nueve temas. La de El Doctor, «Cerebro» no estaba. Un día regrabando una voz de algo Neekl – uno de los productores – me mostró ese beat y nos pusimos a escribir, quedó buenísimo y se lo mandamos al El Doctor. Se lo mandé y lo empezamos a laburar. Quería sacarle un extra más así que le mandé un uber para que venga al estudio y ahí salió «Cerebro».
¿Tenés alguna preferida?
¿Cuál es el relato de este disco?
Mi historia. La historia de un joven que todavía está aprendiendo a dar sus pasos. El orden fue clave, ahí seguí mucho los pasos de Ezequiel Kronemberg – quien mezcló el disco en tiempo record -. El último día hicimos algunos enroques y quedó mucho más sólido a nivel relato. Es algo que está bueno delegar cuando uno ya se pierde un poco.
El humor atraviesa tu proyecto desde el principio y se ve en el arte
Sí, para eso me junté con Sofi, una amiga – Sofía Malamute – cuando tenía ya todo medio armado. Teníamos más o menos una semana para pensar nombre, tapa, todo. Había una idea inicial de tapa de un Paquito central y varios «Paquitos» (un «Paquito parrillero», un «Paquito Chapulín Colorado» y más). Cuando montamos la imagen no me convenció tanto como la foto del parrillero solo. Y sí, sentí que tenía que darle lugar al humor.
Un disco hermanado al de Cato, ¿fue a propósito que salieran casi juntos?
Fue casual. Un poco empecé a trabar en el disco en serio cuando me enteré que Cato lo tenía casi terminado. Eso me motivó bastante, como una competencia entre hermanos. Pero el de él iba a salir antes, se dilató y casualmente salieron casi pegados.
Ya tenés un repertorio. Ahora, ¿qué te gustaría probar en el próximo disco?
Todo, a la hora de hacer música no me pongo trabas. Voy para adelante por cómo estoy vibrando. El año pasado estaba en modo cancionero-cantautor, y este disco es más canción electrónica coqueteando con la pista de baile. En un futuro, me gustaría hacer algo pistero, tecnoso y bien gede.
¿Y para el escenario?
Me siento muy preparado. Todo este tiempo hubo una evolución musical, me estoy cuidando más la voz, yendo a clases de canto, y con muchas ganas de tocar. Quiero ver cómo recibe la gente estas canciones. Cuando arrancó la pandemia no solo no había shows, sino que no tenía temas. Lo del disco fue una excusa para poder tocar en vivo. Ahora tengo un show buenísimo y lo puedo llevar a cualquier lado.
¿Esperabas esta repercusión?
Todos los que laburaban estaban chochos, así que un poco sí. Igual, uno siempre tiene la idea de que se va a hablar más de eso. Al final de cuentas, el mundo sigue y no podés quedarte en si gusta o no, pero lo que llegó fue positivo.