“En realidad, ya me siento todo un artista pero sin dejar de lado mi rol como productor. De hecho, sigo trabajando con Karol G, Anuel AA, Piso 21 y Paulo Londra, además de estar desarrollando a un montón de otros artistas nuevos. Me di cuenta que puedo lidiar con ambos mundos, el del cantante y el del productor, separando los ritmos que quiero trabajar para mi de los que reservo para otros artistas”.
Con estas palabras, Ovy On The Drums sintetiza de alguna manera su situación profesional actual. Consolidado como uno de los productores más influyentes y requeridos del momento en toda la escena de la música urbana e inclusive del pop, este joven de 28 años oriundo de Medellín (Colombia), y cuyo verdadero nombre es Daniel Oviedo, apunta ahora todos sus cañones a crecer como cantante. De hecho, su tema “La Lá”, junto a Mike Bahía, no sólo le abrió las puertas como un artista muy completo sino que lo impulsó hacia delante con una fuerza inusitada para crecer como intérprete.
Más allá de su juventud y de las propuestas que recibe a diario para producir y colaborar con artistas de todas partes del mundo (y que le moverían el piso a cualquiera), Ovy se muestra sereno, confiesa que aún se sorprende como un niño cuando una de sus canciones suena en la radio, pero, al mismo tiempo, está seguro de lo que quiere, sabe que debe ir paso a paso y sin quemar etapas y que el éxito llegará como producto del trabajo duro.
– ¿Qué es lo que más te motiva para querer desarrollar tu carrera como cantante, amén de que ya sos un productor muy reconocido?
– Ver la reacción de la gente ante una canción interpretada por mi. Y al mismo tiempo eso me sorprende porque recién estoy dando mis primeros pasos en el escenario; todo es muy nuevo para mí. Sé que todavía debo encontrar mi estilo como cantante y mi sonido. Estoy en la búsqueda de mi flow personal. Tengo una voz particular, muy ronquita (se ríe) y estoy trabajando a partir de ello hasta poder lograr un sello que me identifique.
– ¿Sentís que todo lo que hiciste hasta el momento, y que muchos consideran reggaetón y trap, hoy es considerado pop?
– Comparto ese punto pero yo lo veo más como una fusión de estilos. La presencia de la guitarra y de los estribillos, que vienen del pop, está teniendo cada vez más peso y se mezcla con lo urbano y me parece que ahí se está dando algo muy interesante.
– En este último tiempo lo folklórico se está fusionando mucho con el sonido moderno. ¿Pensaste en algún momento combinar las raíces de la música colombiana con lo urbano para que dé la vuelta al mundo?
– En realidad, ya lo hice pero hasta ahora no he dado con una buena canción que merezca ser difundida. Por supuesto, siempre estoy experimentando, buscando sonidos y colores nuevos relacionados con la música de mi país o incluso mismo de Argentina. Me interesan el tango, la cumbia villera y con Paulo (Londra) grabamos un rock pero no quedó en su disco. Las fusiones son muy cool pero hay que saber hacerlas. No es fácil. La clave pasa por reinventarse todo el tiempo.
– ¿A quién admirás de Colombia?
– A Karol G y a J Balvin. Ambos me apoyan y me incentivan mucho en mi trabajo. También recibí mensajes de Ozuna, Prince Royce y Enrique Iglesias pidiéndome ideas, así que todo eso me motiva mucho para seguir adelante. De todos modos, para que esas colaboraciones sean exitosas primero debe haber magia y química entre ambas partes. De lo contrario, no funciona.
– ¿Cómo fuiste forjando tu camino como productor y ahora como artista?
– Siempre me gustó pensar en grande y a largo plazo. Yo me visualizo en artistas consagrados como Daddy Yankee y J Balvin. Algunos nacen con talento y otros tienen que desarrollarlo para llegar a ese fenómeno. En mi caso, yo nunca he parado de escribir, grabar y producir; tener un muy buen equipo de trabajo, una coach vocal para cantar cada vez mejor e intentar hasta conseguir tu mejor versión. Yo hice cosas con Maluma al principio de su carrera y lo ves ahora y es tremendo cómo ha crecido y evolucionado. No es que surgió de la noche a la mañana: él se preparó, trabajó duro y encontró su sonido.
– ¿Cómo vivís a la distancia todo lo que está pasando a nivel global con Paulo Londra considerando que vos tenés mucho que ver con su música?
– El momento que está atravesando Paulo siempre lo soñamos y luchamos por ello. Ver que llena estadios en Madrid y Barcelona y que colaboró nada más ni nada menos que con Ed Sheeran es algo impactante y una bendición demasiado grande. Me encantaría estar en la gira con él pero lamentablemente los tiempos no nos dan porque yo también estoy con muchos proyectos sobre la mesa y quiero desarrollarlos. Me alegra mucho lo que le está pasando. Ahora le viene lo más difícil que es mantener todo lo que consiguió.
– ¿Por qué creés que tu trabajo junto a Paulo llegó tan alto y le gusta a un público tan amplio y variado?
– Conociéndolo desde sus orígenes, y en comparación con otros que participaban de las batallas, creo que él es el más limpio en cuanto a las letras y nunca necesitó apelar a malas palabras para sobresalir. Siempre escribió así, tiene un estilo muy particular que viene desde antes de crear el sello Big Ligas. El viene del rap y, al principio de nuestro trabajo conjunto, le costó acoplarse al costado más pop, cancionero y melódico que le propusimos. Pero cuando lo logró, creo que ahí encontró su sello distintivo desembocando en algo más universal.
– ¿Qué te genera ver al idioma español penetrando en lugares impensados de Asia o Europa a través de las canciones?
– Tiene que ver con todo lo que creció nuestra industria y a los logros de gente como Daddy Yankee, J Balvin, Anuel AA y Luis Fonsi con Justin Bieber. Fueron colaboraciones muy puntuales a las que ahora el mundo les abrió la puerta. Al crecer tanto ese trabajo conjunto entre latinos y artistas anglo se generó un ida y vuelta impensado hace algunos años atrás. Incluso artistas que hablan otros idiomas quieren sumarse a este fenómeno. De hecho, me escribieron de Dubai pidiéndome que les produjera algo. Eso me da la pauta que más allá de las melodías, somos los productores y nuestros ritmos lo que llaman la atención en otras latitudes.