A esta altura de la carrera de Noel Gallagher –nueve álbumes a cuestas, entre Oasis y los High Flying Birds–, podríamos esperar más de lo mismo. Es decir, más canciones a base de guitarras que levantan el ánimo, que fueron el fundamento de su trayectoria y le valieron una posición de ícono en el rock británico (en parte, también, gracias a su actitud arrogante, su contención familiar y su franqueza). Pero más de lo mismo, en definitiva.
Sin embargo, Gallagher preparó su álbum más interesante desde la composición, y el más experimental hasta la fecha, con 11 temas de pop-rock psicodélico en Who Built the Moon?
El álbum le debe mucho a su productor, David Holmes, que empujó a Gallagher a tomar nuevos caminos. El artista ha sido un fan del trabajo de Holmes como músico solista, y después de cruzarse con Primal Scream en un festival, se acercó a él en 2014 con un puñado de canciones que terminarían siendo su segundo disco con los High Flying Birds: Chasing Yesterday. Pero Holmes rechazó el proyecto, argumentando que se iba a sentir un estafador si trabajaba en un material que ya estaba casi terminado y al que lo único que le faltaba era apretar “rec”. Pero le dijo a Gallagher que si quería trabajar en algo nuevo, él estaba adentro, que llevara lo que quisiera y podrían empezar desde el principio.
Esas sesiones dieron a luz a Who Built the Moon? en el curso de tres años, mientras ambos se reunían cuando Gallagher no estaba de gira. Intercambiaron ideas, armando y desarmando canciones sobre riffs y puliendo vibraciones desde influencias musicales a menudo oscuras. Con eso crearon lo que se convertiría en una colección pesada de pop-rock psicodélico maximalista que ahora aparece como una verdadera evolución en el impulso de Gallagher, sin sentir que haya perdido su identidad y conservando el tono de optimismo soñador que tiene el compositor.
“Fue fascinante la forma de trabajar, porque nunca sabías bien qué carajo estaba pasando –le dice Gallagher a Billboard–. Vas a componer la mitad de una canción, un año después volvés a revisarla y decís: ‘¿Qué está pasando acá?’. ‘Ah, claro, claro, claro. Hizo este pequeño cambio acá… Increíbleʼ. Porque vengo de una escuela de composición orgánica, que es sentarse, tocar y trabajar sobre eso. Su idea era del estilo del arte pop. ‘Probemos esto. Después aquello. No está funcionando’. Fue una manera interesante de trabajar”.
Billboard habló con Gallagher sobre esas sesiones de grabación de Who Built the Moon?, sobre la conversión a himno sanador de Don’t Look Back in Anger –el clásico de Oasis–, los conflictos públicos en su carrera y más.
Tres años es mucho tiempo para trabajar en un álbum. Sé que no fueron continuos, ¿pero cuál era la relación de trabajo entre vos y David durante ese tiempo?
Si pienso en la cantidad de tiempo que pasamos en el estudio –los dos juntos–, no fue negocio en absoluto, porque después de la chispa inicial de la idea, que habrá sido como un minuto de música, él volvió a Belfast a hacer lo que fuera y yo salí de gira. Me puse a jugar con esas ideas, a escribir… y después él vino al estudio y me preguntó “¿Qué hiciste?”, y yo le dije: “Bueno, hice esto”. Y él respondió: “Me gusta un poco… pero no estoy seguro de ese poco”. Y después construimos desde ahí.
Como músico solista y considerando tu carrera, ¿sentís que es la experiencia más colaborativa que tuviste?
Es la primera vez que hago algo así. Nunca antes. Estuve en situaciones donde los productores me decían: “Probá hacerlo en otra dirección”. Pero realmente, una vez que la canción está escrita y la trabajaste durante un año, no suele cambiar demasiado. No hay modificaciones radicales, del tipo “Agarremos la estrofa de esa canción y la estrofa de esta otra, y juntémoslas para ver qué pasa”. No hay nada de eso. A lo mejor, puede ser que surja un “Hacelo más veloz o más lento, o probá hacerlo en otra vibración en las baterías”, pero no ideas demasiado radicales. La única razón por la que funciona es porque si escribí canciones durante un año y quedé unido a ellas, sé cómo quiero que suenen. Si es algo que sale de la nada, son por lo general ideas de David. Soy un tipo que escribe canciones, él es un tipo que las empuja en una dirección, así que no estoy atado a ninguna música.
¿Es algo que volverías a hacer?
Estuve pensando en eso la otra noche. Nunca lo hablamos. Tenemos mucho material que sobró. Con algo más de trabajo podría convertirse en grandes canciones. Pero bueno, que sea tan bueno justifica el hecho de ir y hacerlo de nuevo. Si lo logramos o no, es irrelevante. Solo hay que darle una oportunidad y ver qué pasa. Pienso que el deseo está. Es un caso de timing ahora. Creo que lo haré mejor la segunda vez, porque ahora sé cómo trabaja él y el lenguaje que usa; y él sabe lo que voy a ser capaz de hacer y viceversa. En teoría, debería salir mejor.
Dijiste que Power, de Kanye West, influyó en el tema Fort Knox. ¿Qué otros artistas inspiraron este trabajo?
David tiene la colección de discos más increíble que conozco. Una vez por mes, durante una semana, él se va de expedición por Europa para comprar discos. Tiene dealers de discos. Vino y me trajo varios CD con muchos temas. Es material oscuro de los 60 y los 70, e incluso de los 50. Y pienso ¿de dónde viene toda esta música? ¿Por qué nunca la había escuchado? Digo, tengo un montón de música. Escuché un montón de discos y coleccioné mucho, y él sigue mostrándome cosas. “¿Qué mierda es eso?”, me pregunto.
Las cosas más obvias son Can, que influyó directamente en It’s a Beautiful World; Blondie y New Order inspiraron a She Taught Me How to Fly. Las cosas de Ennio Morricone, del pop psicodélico francés… no podría nombrarte alguno. Escucho eso y digo: “Esto está buenísimo, ¿qué mierda es?”. Ni idea. No podría decirte. Ni siquiera podés encontrarlo en Shazam.
Por la forma en que está mezclado este álbum hay muchas cosas que suceden, pero tus voces están un poco más bajas que en tus otros trabajos. ¿Por qué?
Sí, bueno, eso es algo estético. En todos los discos que me gustan pasa eso; en los Stones, por ejemplo, no podés escuchar qué carajo está diciendo Mick Jagger. Así que tenés que prestar atención, y enseguida estás enganchado. Siempre fue motivo de pelea en Oasis. Liam constantemente pedía que subieran las voces. Y yo decía: “No quiero que se escuchen las putas letras. Quiero que se escuche toda la cosa entera”. Suele ser una batalla constante entre el cantante y el compositor. Encuentro mucha música donde las voces están demasiado altas. Demasiado. Quizás es porque soy guitarrista.
No quiero hacérsela fácil a las personas. No incluí las letras en el disco por primera vez en mi carrera. Quiero que se sienten, escuchen y piensen: “¿Qué mierda está diciendo?”. Por otro lado, sé que me caliento cuando la gente canta mal las letras en los shows. La forma en que se hace la música en estos días es muy fácil de escuchar. Ya no hay desafíos. Incluso la música rock, incluso los gritos de Dave Grohl.
¿Pensás en cómo las personas van a escuchar tu música? Estamos en la cultura del single, pero obviamente vos armaste algo que tiene todas las características de un álbum.
Bueno, creo que hay que tener en cuenta el panorama, pero principalmente uno tiene que darse el gusto. Hay que decir: “Esto es lo que hago”, y es por eso que me gusta usar el crossfade en los tracks, porque si algún salame va a ir a comprar solo un tema, entonces voy a arruinar el final por culpa de él, porque me costó un montón de plata y de tiempo secuenciar este álbum, ¿y vas a elegir solo dos temas? Bueno, voy a joder la intro y el final para vos. Y que se vaya a la mierda.
En It’s a Beautiful World hay una mujer hablando en francés al final. ¿Qué está diciendo?
La última frase que dice es: “Besa a tus amigos, adiós, es solo el fin del mundo”. Algo así. Si pudiera cambiar una cosa, le diría que dijera “No es el fin del mundo”. O le pondría algo de esperanza al final. No me di cuenta hasta que era muy tarde. No soy de esos que hablan del fin del mundo. No creo en el apocalipsis. Pienso que el mundo es muy grande como para que un norcoreano idiota, un mero mortal, lo destruya, o Donald Trump o alguno de esos. No vendo esa de que el planeta se va a destruir. Desafortunadamente, esta mujer francesa, Charlotte, sí.
¿Te molesta que esté ahí?
No.
Es interesante en tu música que vos raramente –si es que nunca– escribís canciones tristes. Mientras tanto, está el cliché del cantante y compositor que hace lo contrario, como algunos que solo pueden componer cuando están deprimidos. ¿Por qué sucede eso?
Porque es fácil. Es sencillo escribir canciones tristes. Es muy difícil pulir el truco mágico de la alegría. Y, vos sabés, Oasis lo tenía. Cuando ibas a un show de Oasis, te sentías bien con vos mismo. U2 logró eso de que si vas a uno de sus shows, no solo te sentís bien con vos mismo, sino también con la persona que tenés al lado. Es difícil de conseguir, y por eso muchas personas no intentan hacerlo, porque puede volverse muy berreta. Me doy cuenta de que me va mejor cuando surge accidentalmente que si estoy tratando de hacerlo. Vos sabés… si mañana me siento y digo: “Hay demasiado sufrimiento en el planeta, voy a escribir una canción sobre la belleza de la vida”. Sería berreta como la mierda, pero accidentalmente, de alguna forma, se filtró.
Me estuve preguntando acerca del show We Are Manchester que hiciste el verano pasado, reinaugurando el estadio después del ataque terrorista de mayo. Esa es tu ciudad natal, y tu canción de Oasis Don’t Look Back in Anger se volvió un himno para la ciudad después del ataque. ¿Cómo fue la experiencia para vos?
Estaba esperando que fuera de esa manera, así que me preparé para eso. Don’t Look Back in Anger siempre fue una canción colosal. Pero esa canción, para mí, siempre fue y será sobre Sally, esta mujer de cierta edad que vivió su vida a la deriva, pero brinda por eso. No se arrepiente de nada. Y ahora en Manchester estará siempre relacionada a desafiar abiertamente y a mirar hacia adelante, al futuro. Pero soy un tipo que valora lo que sucede arriba del escenario; como creador de canciones, vivo para esos momentos donde toda la sala está subida a las letras de una canción, y tienen tanto significado que uno no puede creerlo. Por otro lado, uno espera que no esté sucediendo eso. Así que es una especie de guerra con uno mismo. Pero bueno, a partir de ahora en Manchester va a tener esa connotación, y es increíble que las personas se embarquen en esa canción y tomen algo de ella.
Uno vuelve a recordar la rivalidad entre Blur y Oasis al ver la relación que mantienen vos y Liam, que lanzaron discos con un par de meses de diferencia este año [Liam lanzó As You Were el 6 de octubre]. Él estuvo hablando sobre vos con la prensa y tuiteando sobre vos más de lo normal. ¿Pensás en todo lo que eso puede haber afectado a tu carrera o a tu vida personal?
Eso fue una parte significativa, siempre. Puedo decir que nada de eso fue instigado por mí. Nosotros no le dimos manija a eso del britpop.
¿Fue todo creado por los medios?
No, los de Blur estaban determinados a aparecer en los charts y nosotros estabámos cansados de tener que reacomodar nuestras cosas por eso. Así que dijimos “A la mierda, si va a pasar, que pase”. Con Liam ahora, sí, es como que… digo, si él está cómodo haciendo lo que hace, ¿qué podemos hacer? Porque yo estoy más en la mía, sentado y haciendo mis putas cosas. La ironía es que él está allá haciendo mis cosas también. ¿Entendés lo que digo?
Dio la casualidad de que estos dos álbumes salieron a la venta al mismo tiempo. Va a ser todo un tema otra vez.
Sí, para la gente. No para mí, debo decir. Solo escuché Wall of Glass de su disco, y pienso que lo que yo hice en una hora de estudio va a ser mejor que cualquier cosa que haga él en dos años. Así que, si hay algo en su disco que remotamente supere los primeros 30 segundos del mío, me voy a sacar el sombrero. No pienso que ninguno esté acomodando sus cosas, pero las mías estaban listas, las de él también, y así se dio. Y ahora supongo que va a ser interesante para la gente de NME, que parece estar manejándolo. A mí me importa un carajo. Sé que el disco que saqué está bueno, y es todo lo que me interesa.
Volviendo sobre Blur, recientemente te juntaste con Damon Albarn para hacer la canción de Gorillaz We Got the Power. Por supuesto que trabajaste con Paul Weller y con Johnny Marr anteriormente y en Who Built the Moon? ¿Hay algún otro artista con el que te gustaría colaborar en el futuro? ¿Quizás un supergrupo?
Estoy completamente abierto a las ofertas. Me encantaría armar un supergrupo. Lo gracioso es que cuando Pharrell hizo Get Lucky y Happy, estábamos en una ceremonia de premios. Yo estaba con mi esposa y él con la suya, y él dijo algo así como “Sabés, cuando estés listo, llamame. Tenemos que hacer algo”. Y yo medio que me reí. “Sí, dale, dale”… Y cuando estábamos salendo, mi esposa me preguntó: “¿Lo vas a dejar pasar así nomás?”. Y yo le contesté: “No quiso decir eso”. Y me dijo: “Sos un idiota”. Me encantaría trabajar con él. Así como Get Lucky y Happy están buenas, esa canción, Freedom, es todo. Él es el rey.