El sábado a la noche, la gira llegó a Nueva Orleans -su primera presentación en ese lugar desde que Pink Floyd tocó ahí en 1970-. Parece que varias personas no sabían de las ideologías de Roger Waters, porque aparentemente no estaban preparadas para la dosis de antiautoritarismo que tiene su música. En palabras de Keith Spera del New Orleans Advocate:
Durante Pigs (Three Different Ones), las pantallas pasaron una procesión de imágenes profanas del actual presidente norteamericano: Trump como un bebé, sostenido por el presidente ruso Vladimir Putin; Trump como una estatua con un pene excepcionalmente chico. El desfile continuó por varios minutos, seguido por ejemplos de varias frases infames de Trump.
Finalmente, las palabras “Trump es un cerdo” colmó las pantallas, como si el punto no hubiera quedado claro. Había quedado claro, a martillazos. Cuando la tirada anti Trump siguió en Money, ya se sentía como demasiado.
Hubo abucheo. Los fans de Trump que se fueron ofendidos se perdieron de los grandes hits que siguieron.
El despliegue anti-Trump de Waters llevó a que algunas personas se fueran del show, como sucedió en Houston, según WBRZ.