“Jeff Tweedy”. Así es el título de la primera canción de Corazón ortiba, el segundo álbum de Nene Almíbar. Y a pesar de que el nombre del cantante de Wilco no se dice ni una vez en toda la letra, el tema indudablemente evoca a él. Porque al igual que la obra del cantautor de Chicago, todo lo que hace Nene Almíbar está al servicio de la canción.
Tres artistas guían el camino de esta banda: Pez, Wilco y Luis Alberto Spinetta. Pez (olvidándonos por un momento de los escándalos recientes) marca el afianzamiento más clásico a la canción de rock argentino, con riffs eléctricos y firmes puestos al frente y en constante diálogo con el sonido de la guitarra acústica. Wilco subraya el espíritu de transformación de esa canción rock, conservando sus rasgos más enraizados para luego ampliarlos en distintas variantes. Y Spinetta representa el tono poético y volado del grupo.
Se formaron en 2012 en la zona norte del Gran Buenos Aires y están integrados por Manu Piras (guitarra y voz), José Burgueño (guitarra), Pablo Bustamante (bajo) y Nacho Rivarola (batería). Tras afianzarse en el círculo de escenarios under de la ciudad y del Gran Buenos Aires, en 2015 lanzaron su álbum debut, El accidente. El disco les dio una buena repercusión en la escena al punto que fueron invitados a participar de la última edición local del festival Lollapalooza.
En junio pasado publicaron el sucesor, Corazón ortiba, uno de los trabajos más finos que dio la escena emergente en lo que va de 2018. A diferencia de su antecesor, en este álbum la banda encuentra fuerza en la síntesis sin necesidad de resignar vuelo. Canciones como la mencionada “Jeff Tweedy”, “La histeria”, “Suller” o “Tubitoli” tienen el poder de sonar clásicas y, al mismo tiempo, ofrecer espacio para lo inadvertido.
Su poética tiene algo de sátira, con predilección por la etapa infantil. Imágenes de chicos en guardapolvo, sampleos de Don Ramón, cordones desatados, regalos de Navidad y títulos como “Felices las niñas” y “Felices los niños” forman parte del universo de Nene Almíbar, dejando una inquietante sensación de nostalgia.