“Es un festival que surgió de un rejunte de un montón de cosas que veníamos haciendo. No fue algo tan planeado”, recuerda Eric Davies en relación a su criatura: La Nueva Generación. El evento tuvo una edición piloto en 2014 bajo el nombre de “Primavera Geiser”, y con asociación directa al sello emergente. En 2016, se realizó la primera versión bajo el nuevo alias, que anticipó la explosión de bandas como Perras On The Beach y Usted Señálemelo. Ya en 2017, el festival ganó peso propio al reunir a 3000 personas en el Jockey Club de la ciudad de Córdoba, con otro detalle particular en la grilla: Paulo Londra justo antes de la explosión continental. Meses después, en mayo de 2018, se realizó la primera edición “otoño”, con Babasónicos como número principal y con la histórica Plaza de la Música como sede.
En solo tres años, el crecimiento y la ambición de la propuesta convirtieron a La Nueva Generación en uno de los eventos centrales del calendario musical argentino, que volverá al ruedo en noviembre e incluirá a Nathy Peluso y Emmanuel Horvilleur o El Kuelgue entre sus figuras centrales. Para esta ocasión, la asistencia esperada ronda entre los 5000 y 6000 espectadores.
El festival ya es un símbolo de una nueva época de oro para la música emergente, e incluso muchos definen con ese nombre a la camada de artistas que hoy protagoniza la renovación en la Argentina.
“Gente que era muy de otro palo me preguntaba por entradas o por las bandas –analiza Eric Davies, curador y creador del evento–. Personas que me encontraba en boliches electrónicos o en otras movidas. Y ahí algo en mi cabeza cambió, me percaté de que tenía algo en mis manos que excedía a mi persona, que era una entidad aparte. Fue un punto de no retorno”.
Ampliar el mapa
Además de la influencia directa o indirecta sobre productoras nacientes como Fuego (en Posadas, Misiones) o festivales de mayor envergadura como el Harlem (en Santa Fe), el impacto de La Nueva Generación llegó a ciudades con escasa tradición independiente. El nacimiento de la productora y luego festival Santiago Indie es uno de los mejores ejemplos de una nueva federalización.
“Con los primeros eventos que hicimos nos dimos cuenta de la existencia de un grupo grande de jóvenes santiagueños que demandaban una escena más profesional”, comenta Victoria Auad, una de las productoras detrás de Santiago Indie. Los números parecen haberle dado la razón. En un evento sin precedentes en la provincia que vio nacer la chacarera, Santiago Indie reunió a más de 500 personas con Bandalos Chinos como número estelar.
El Primer Color, en San Martín de los Andes; Desde El Mar, en Mar del Plata; u Otro Río, en Rosario, también supieron generar las condiciones para una escena cada vez más nutrida e interconectada. Sin apoyo estatal para traslados o logística, estos y otros festivales tuvieron que repensar sus formatos o cesar sus actividades.
Sin embargo, pese a las dificultades por los costos, hay otros eventos que se hacen fuertes. Es el caso de Cuero, que se realiza en Sierra de los Padres desde hace dos temporadas. Morbo y Mambo, Peces Raros, Bestia Bebé o la Orquesta Cumbia Grande han sido algunos de sus números centrales, pero lo que lo diferencia es, ante todo, un concepto innovador: el de “festival boutique”.
“Para nosotros esa idea remite al cuidado integral que le damos al festival. No es como cualquier otro evento donde estás hacinado entre la gente y bombardeado con música al palo. Acá se respira cierta libertad: hay un espacio natural amplísimo y compartís esta experiencia con tus amigos y con los artistas que se presentan”, comentan desde la productora RVT. Una de las particularidades de Cuero es que se realiza en un predio alejado del ritmo urbano, en pleno bosque. Allí, además de los shows, hay otras disciplinas que aportan su color para hacer de esto algo más que un simple recital en un entorno asociado a la naturaleza.