“No tags, no afrobeat, no stoner, no dub, no funk. All together”. Esa es la (no) definición que se adjudican los Morbo y Mambo en sus redes sociales. En la calle, llamar “degenerado” a alguien es agraviarlo, acusarlo de depravado e incluso causarle algún problema legal. Para ellos, es el mejor halago que pueden escuchar.
Porque su música lo deja de manifiesto y sus constantes declaraciones mucho más: la búsqueda es asesinar los géneros, borronear los límites y expandir las fronteras. Es cierto, sus composiciones fragmentan lo mejor del groove afro, el gusto del funk y la viscosidad de las guitarras del grunge, pero también cargan con ese plus de lo descontracturado, lo aleatorio y lo inesperado. “Rock libre”, podría titularse, pero, una vez más, sería etiquetar. Morbo y Mambo simplemente es libertad.
En 2006 comenzó todo, en un contexto que no parecía acompañar la densidad y la oscuridad de la banda: las olas y el viento de Mar del Plata (y su falta de un circuito que posibilite el crecimiento artístico) no eran el entorno más apropiado para el proyecto. San Telmo parecía una mejor opción. En 2008, todos los integrantes de la banda se mudaron al barrio porteño, y desde ese momento, nunca pararon. Con epicentro en La Fábrica (donde también hacen base Banda de Turistas, Mompox y Francisca y los Exploradores, entre otros), editaron su primer EP, Das Papier (2009), para luego dar paso a Handleness y Morbo y Mambo, ambos publicados en 2011. Esos tres trabajos previos al primer larga duración fueron un resumen perfecto del espíritu de la banda: ese libre albedrío anhelado y practicado se volvía sonido, con un solo objetivo: bailar.
Boa (2014) fue un paso más en la consolidación de esa base de power trío con condimentos de trompeta, trombón y percusión. Es que esa disociación de las partes es otra explicación a la versatilidad que destruye etiquetas: los siete músicos que componen la formación arrastran un background de influencias difíciles de anestesiar.
El próximo 14 de octubre, en la primera fecha del festival BUE, los Morbo y Mambo harán lo que mejor saben hacer. En vivo, sus shows cancelan la ley de gravedad, suspenden los mandatos sociales que imponen la inhibición y eliminan las diferencias de edades, alturas y gustos. Cuando conectan sus sonidos, sea en la intimidad de una cueva porteña o en la inmensidad de un predio festivalero, ellos maximizan su especialidad: regalar libertad.
@FestivalBUE hola querido. Acá estamos pic.twitter.com/E0YfkJFlNF
— Morbo y Mambo (@morboymambo) 3 de octubre de 2016
@FestivalBUE Con una lista estilo patada voladora. Sin quemarle la gorra a nadie, queremos que el momento de Morbo sea intenso.
— Morbo y Mambo (@morboymambo) 3 de octubre de 2016
@FestivalBUE intentando no arrebatarnos, es un camino que recorremos trabajando y divirtiéndonos cuando se puede.
— Morbo y Mambo (@morboymambo) 3 de octubre de 2016
@FestivalBUE lo más importante es la joda. Antes de salir nos damos un abrazo si no estamos muy dispersos. Pero no hay cábala
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@FestivalBUE esto pic.twitter.com/7i1sGEwjBI
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