No es una frase hecha. A fuerza de carisma, trabajo y sobre todo buena música, los Molotov se ganaron el cariño del público argentino al nivel de jugar de local a miles de kilómetros de su casa. Como me dice Paco Ayala, “el cariño se gana viniendo, recorriendo, tocando mucho”.
El 22 de octubre celebraron sus 20 años de carrera en el Luna Park y nadie podrá decir que no tocaron la canción que fue a escuchar: hubo hits, lados B e incluso temas inéditos.
La Aplanadora mexicana comenzó el show a las 21:15 con Que no te haga bobo Jacobo -crítica al conductor de Televisa-, Amateur (Rock Me Amadeus) -cover de Falco- y Oleré y oleré y oleré el UHU. Ese comienzo dio una idea de cómo iba a ser la noche: palo y palo, sin descanso. Siguieron en la lista Chinga tu madre, Here We Kum y Lagunas mentales, hit de su último álbum. Seis golpes directo a la cabeza para testear a la audiencia. “Ustedes no pueden verse, pero de acá arriba se ve todo pinche cabrón”, dijo Tito Fuentes.
Voto latino volvió al setlist después de un tiempo; en Blame Me hacen su primera rotación de instrumentos, pasando Randy a la guitarra y voz principal, y Paco a la batería. Use It or Lose It fue una de esas de ¿Dónde jugarán las niñas? que volvió a sonar después de muchos años. “¿Todavía no se cansaron?”, desafiaron varias veces desde el escenario.
El show continuó con los tres himnos de protesta política de la banda por excelencia: Gimme the Power -con una chica del público en segunda guitarra invitada espontáneamente-, Frijolero (dedicada a Trump) y Hit Me, la segunda parte de Gimme the Power. Para el final dejaron Noko, Mátate Teté, Puto y la fiesta con las chicas en RastamanDita.