La temperatura afuera es de 25 grados, pero adentro de Vorterix, la sensación térmica es de 35 y Molotov todavía no subió al escenario. Pasadas las 21:15, bastó que sonaran Noko, Amateur (Rock Me Amadeus) y Santo niño de Atocha para que el termómetro toque los 50 grados, que nunca bajarían porque el ritmo de la banda es demoledor. El recital continuó con su ultimo single, Oleré y Oleré y Oleré el Uhu, y pegado, el clásico Chinga tu Madre, que dejó al pogo del comienzo como un juego inocente de niños.
La relación entre el público argentino y la banda nos recuerda el idilio con Los Ramones, una especie de amor incondicional que no sabe de fisuras. Las entradas llevaban varias semanas agotadas y al igual que los oriundos de Nueva York, Molotov tampoco necesita excusas para venir a tocar y lo hacen cada vez que pueden. El Agua Remaldita tour los llevó por Córdoba, Mendoza, Rosario y los tendrá en Tandil y Mar del Plata el próximo fin de semana.
El listado de temas continuó con Lagunas Mentales, La Raza, Voto latino y Perro Negro, completando un menú con todos los condimentos: canciones nuevas, clásicos, covers, y hasta el lujo de tocar la misma canción en dos versiones diferentes: Marciano (I Turned Into a Martian).
Más allá del clima festivo, los mexicanos no olvidan su costado de protesta político social, y durante la canción Hit Me en la pantalla se proyectaron imágenes de las últimas manifestaciones en México por la tragedia ocurrida con la desaparición de más de 40 estudiantes de Ayotzinapa. “Ser estudiante es más peligroso que ser narcotraficante.”
En el final sonaron Dance and Dense Denso, Mátate Teté y Puto, lo que hizo sospechar que el show no iba a tener ningún condimento especial. Sin embargo, el ánimo de la banda estaba en su mejor momento e invitaron a las chicas a bailar al escenario para hacer dos canciones fuera del setlist programado: Rastamandita y Changuich a la Chichona con unas 30 mujeres bailando para cerrar una calurosa noche de fiesta.
Fotos: Iván Martín Pinto