En los últimos años, Córdoba viene dando pelea para imponerse como la nueva usina rockera. Nombres como Rayos Láser, Telescopios, Anticasper, Fonez y Mi Primo Fosforescente marcan su propio pulso rock y pop a través de sonidos abiertos y desprejuiciados.
Mi Primo Fosforescente fue formada en 2011 en la ciudad de Marcos Juárez, al sur de Córdoba, por los primos Nicolás Pagliaroli (voz y guitarras) e Ignacio Tartusi (guitarras y sintetizadores), junto a Matías Ballario (bajo, teclados, coros), Ignacio Berri (guitarras) y Franco Fernández (batería). En 2012 lanzaron su primer álbum homónimo y en 2013 su segundo disco, Sueños de fauno, con el que consiguieron dar a conocer su propuesta temprana, más cercana al rock sónico. En 2014 fueron ganadores del concurso nacional de bandas Rockea BA, que les permitió editar su tercer disco, Lo invisible (2015), a través de Sony Music y bajo la producción de Jimmy Rip. Este año publicaron su cuarto álbum, el destacado Fiebre, en el que dan muestra de su maduración sonora.
Como buen hijo de estos tiempos desanclados y veloces, Mi Primo Fosforescente rinde fidelidad al dinamismo. Sus canciones no son estáticas y van transmutando hacia diferentes fases, sin necesidad de forzar los elementos. Lejos de vagar perdidos por la variedad de géneros, los temas siempre van a paso firme hacia el objetivo de alcanzar el clímax y generar un estado de máxima intensidad. Hay mucho de la dinámica “quiet-loud”, muy característica del rock alternativo de los 90, pero no hay atadura a estructuras prefabricadas. Por el contrario, los temas siempre apuestan a la sorpresa, y su cancionero da muestra de una paleta diversa de estilos.
Las letras también se mueven por una variedad de formatos y temas, desmarcados de una clase particular de lenguaje: pueden ir de un estilo más directo (“O sos boludo o recibís guita”, cantan en “S.O.S.”, canción apertura de su último disco) a la descripción abstracta (“Los efectos y las causas / que se pierden al dormir / al fondo de los ríos / llega un cuervo a mis ojos / y dice sí, de nuevo”, cantan en “Cuervo”, de su antecesor). Al fin y al cabo, esa es la fórmula de Mi Primo Fosforescente: evitar por completo las fórmulas.