Solo alcanzan poco más de cuatro minutos para entender que los miembros de Mi Amigo Invencible están viejos. O quizás, mejor dicho, están nuevos. Un primer capítulo de esa lectura lo narra su reciente track Nuestra noche, un soft-rock lento de psicodelia sesentosa, de esa que parece obsesionar tanto a Mac DeMarco. Una segunda lectura se da con la letra, una poesía proteccionista que simula vestirse de romance para develarse como canción de cuna.
Por eso, al menos a lo largo de las tres canciones de su nuevo single, lejos quedaron aquellas inflexiones más rockeras de La danza de los principiantes (2015) y La nostalgia Soundsystem (2013), esos grandes discos que cimentaron a MAI como una de las bandas más interesantes del indie local, y que ahora, parecen intercambiar por un grado de intimismo y una atmósfera personal más directa.
Una tercera y última lectura, no menor, ocurre a una década de su inicio, próxima a celebrarse el sábado 5 de agosto en Niceto. “Con los diez años empezamos a darnos cuenta de dónde estamos parados. Y surgieron muchos interrogantes. Fueron meses de juntarnos a charlar, escuchar música, pensar en cómo abordar esto que nos estaba pasando”, dice Mariano Di Césare, cantante y guitarrista.
Mientras comparte una enorme taza de café en Palermo con su compañero Mariano Castro, Di Césare adjudica varios de esos interrogantes a la explosión de la nueva ola cuyana. En eso saca su celular y exhibe orgulloso una conversación que tuvo con Simón Poxyrán donde ambos cruzaron elogios, en una suerte de pase de antorcha indie. Con Usted Señalemelo, Las Cosas que Pasan, Luca Bocci y Perras on the Beach (la banda de Poxyrán), la escena de Mendoza -vía Buenos Aires- goza de una actualidad vibrante y de mayor accesibilidad, distinta de los años en los que Castro y Di Césare batallaban con Goonies, un grupo de punk emocional que alcanzó a editar un primer álbum para luego separarse.
De esas semillas se constituyó Mi Amigo Invencible y sus miembros visten la transición como una medalla: “Nosotros nos encargamos de dar el primer martillazo a la pared para que se fuera armando un camino en el que los chicos de ahora tengan ese espacio más liberado”, se defiende Di Césare. “Las bandas nuevas también nos pusieron a nosotros en un lugar nuevo. Estas generaciones tienen un desprejuicio total, y eso es lo que funciona. Nos hizo ver que había un ciclo cumplido y a la hora de hacer música nos sacó de un lugar de comodidad. Es hermoso darse cuenta de eso”.
A la vez, la paternidad del baterista Arturo Martín y el propio Di Césare sirvieron de inspiración para el tema que da título al single. “La ciudad empezó a golpearnos cada vez más fuerte y necesitamos refugiarnos en sonidos más cálidos, y más suaves, sobre todo para acompañar a esas personas que vinieron al mundo”, dice Di Césare. Castro, por su parte, agrega la importancia de la actualidad del grupo donde hay una seguridad que permite decir cosas con mayor transparencia a través de las letras. “Eso es loco. Lo pienso desde un lugar de ‘Ahora puedo decirte algo mucho más íntimo. No hace falta que levante la voz para decir cosas íntimas’. Estamos sensibles, pero no débiles”.
Junto con Souvenir y El mismo sol, el simple Nuestra noche ocurrió como un ejercicio aislado que permitió a la banda experimentar con nuevas canciones previo al lanzamiento del sucesor de La danza…. El disco, todavía sin nombre, saldrá en 2018 y fue grabado bajo la supervisión de Shaman Herrera en una chacra cerca de Rosario durante cuatro días, donde no tuvieron acceso a comunicación externa. Tanto así, que llegaron al campo con diez temas pero volvieron con catorce. “Shaman nos fue moldeando la percepción, el oído. Obviamente él opinaba y hay situaciones climáticas que son gracias a él, pero solo le pedíamos ayuda cuando algo no cerraba. Y nos interpretó perfecto. Nos hizo libres”, explica Di Césare.
A partir de este nuevo episodio, el grupo pone vistas hacia el futuro y se anima a hablar de una segunda década que recién empieza. Pero primero, como dice Di Césare, “hay un ejercicio que consiste en cuidar primero lo nuestro, que la banda no sobrepase a lo humano. Diez años es un ciclo, es una vuelta solar. Necesitamos abordar el cambio con lucidez”.