El ingenioso guitarrista de Whitney cuenta cómo hallaron su identidad en la tradición y por qué se sienten cómodos en el formato de canción sensible.
Uno de los grandes aciertos de la grilla del Personal Fest 2017 fue Whitney, el grupo de indie-folk con aires de soul y bronces de Nueva Orleans que estuvo durante la segunda jornada, junto a Homeshake y PJ Harvey, entre otros. “Nunca hemos estado ahí, así que no tenemos idea qué esperar”, admitió el guitarrista Max Kakacek antes de aterrizar en la Argentina.
Desde la aparición de su álbum debut, Light Upon The Lake (2016), el grupo que Kakacek formó junto al baterista y cantante Julien Ehrlich empezó a ser un nombre habitual en los carteles de los festivales y en boca de los medios especializados. El tono sensible, casi aniñado, de la voz de Ehrlich que tiñe aquellas canciones emotivas y sencillas fueron atrayendo la atención de una audiencia que los tiene como preferidos a la hora de continuar el enfoque alternativo del folk de artistas como Bon Iver, Fleet Foxes o Girls.
Kakacek, que se inició en la guitarra imitando riffs de Judas Priest, halló su identidad en el country de Johnny Cash y Clarence White, entre otros. Incluso, reemplazó la guitarra por el banjo durante un tiempo, y llegó a vestirse “como un cowboy”. “Cuando empecé con la guitarra de nuevo, a los 18 o 19 años [ahora tiene 27], me enganché con el country y el bluegrass. Ya no tocaba acordes potentes, me fijaba más en las escalas y esas cosas −recuerda−. Ahora que soy más grande trato que esos músicos que sigo admirando ingresen a lo que estoy haciendo. Ya no es como ponerse un disfraz de Halloween; llegué a poner mi estampa en lo que se supone que pienso que mi guitarra deba hacer”.
¿Se sienten cómodos cuando los identifican como una banda folk?
Sí, seguro. Cuando empezamos a escribir canciones nos fuimos encontrando a nosotros mismos en el country y el soul. No sé si tiene que ver con que eso fuera lo que escuchábamos de niños. En mi caso tiene más que ver con mi pasión por entender la historia musical y saber de dónde salió la buena música. Ahí empezaron a aparecer un montón de cosas: canciones del oeste de Virginia, de Carolina del Norte, de un tiempo quizás primitivo de la escritura de canciones, pero en la que descubrimos algunos compositores increíbles. De ellos hemos aprendido mucho sobre cómo hacer una canción.
En algunas entrevistas te has referido a tu gusto por Lambchop o Jack White. ¿Cuáles son tus héroes musicales?
En mi caso personal han sido muy importantes artistas como The Band y Neil Young. Ellos mezclaron esas cualidades de las canciones primitivas y las convirtieron en canciones pegadizas y hermosas al mismo tiempo. Y eso es lo que nosotros intentamos hacer.
Antes de Whitney tuvieron otros proyectos, pero siempre en Chicago. ¿Cómo influyó a su generación Wilco, quizás la banda preferida de esa ciudad por el público argentino?
Nos influyó, sí. Cuando estaba en la secundaria tuve algunas bandas y recuerdo que me sumergí en la música de Wilco; era uno de los grupos que llamaba nuestra atención. Después, en alguno de nuestros conciertos con Smith Westerns, mi banda anterior, Jeff Tweedy solía pasar a vernos y husmear por ahí. Además soy muy amigo de uno de los chicos que toca en Tweedy, el grupo que Jeff comparte con su hijo Spencer. Así que estamos a algo así como un grado de separación de ellos. Sé lo que todos saben; que son todos grandes músicos, y que sí, han influenciado a todo el mundo en Chicago.
Se hizo hincapié en la sensibilidad y el toque femenino del primer disco de Whitney, desde la portada del álbum hasta el nombre. ¿Cómo se llevan con eso?
Bueno, sería algo para conversar con mayor profundidad, pero sí puedo decir que el disco refleja un momento sensible en cuanto a lo emocional, basado en el quiebre de una relación personal de Julien, y eso se nota. Pero creo que, en general, en el disco lo que se percibe es algo de nostalgia y soledad, sentimientos por los que todos hemos pasado, sin importar a qué género pertenezcas. Me parece que todos hemos atravesado esa experiencia. Supongo que lo peculiar de muchas de las canciones es que hay una especie de interés romántico en la canción que evade el género, aunque quizás puedas suponer que el destinatario es una mujer. De cualquier manera creo que cualquiera puede empatizar con esos sentimientos, cualquier debería poder hacerlo. Porque se trata de la vida.