A contramano de lo que dicta el mercado, el festival Mastai prescindió de sponsors, media partners y activaciones paralelas dentro del gran predio montado en el Balneario de San Pedro. La única protagonista fue la música en todas sus formas: desde folclore psicodélico, punk alternativo y rock nacional clásico, hasta la cumbia villera.
Montado un escenario al lado de otro, fueron pasando puntualmente y sin demoras Buenos Aires Karma, Contravos, Los Tabaleros, Cuatro Pesos de Propina, El Plan de la Mariposa, Los Pérez García, Onda Vaga, Boom Boom Kid, Damas Gratis, Lisandro Aristimuño, Divididos, Ciro y los Persas, No Te Va a Gustar y Manu Chao – La Ventura. Las 30 mil personas que asistieron al festival respetaron a todos los artistas y convivieron en armonía.
“Quien dijo que en el Mastai no hay folklor (sic)”, agitó con tono campero José María Martínez, uno de los cantantes de Los Tabaleros, banda folclórica psicodélica y humorística. Con ponchos, barbas largas y modernos lentes de sol, se le animaron a una versión de El Zorro acompañados de criollas y bombo legüero. Fue lo mejor de la etapa emergente del Mastai.
A las 17.30, cuando el sol comenzaba a bajar su intensidad, Onda Vaga inauguró la grilla de los artistas más populares. Luego de un comienzo regular, la banda agitó a todos los presentes con su hit Mambeando y dio paso al cambio musical más abrupto del Mastai, porque llegó Boom Boom Kid y arremetió con furia un set vertiginoso. Fue el pogo más violento de la jornada, pero con respeto y sin golpes bajos. La propuesta anarco hardcore punk vegana y gay friendly de la banda dejó desconcertados a algunos presentes y permitió que muchos que habían disfrutado de Onda Vaga aprovecharan para hacer cola en los baños químicos o tomar una cerveza. BBK también regaló el primer momento festivalero: tomó una tabla de surf y braceó sobre un pequeño mar de gente.
Acto seguido, Damas Gratis hizo bailar a todos los presentes, y no es una frase hecha: literalmente, Pablo Lescano cantaba “con las manitos para arriba, menea para mí” y hasta el más rockero movió las cachas. El creador de la cumbia villera quedó conmovido con la respuesta del público: “Teníamos dudas, no sabíamos con qué nos iban a tirar, por eso vinimos sin la familia a San Pedro, muchas gracias por la buena onda”.
Y otra vez un giro musical de 180 grados: Lisandro Aristimuño bajó un cambio y ofreció un concierto con momentos conmovedores, apoyado por una banda que tiene muchos kilómetros de rodaje. El cantautor patagónico está en su mejor forma como acto en vivo, no es casualidad que haya lanzado recientemente el álbum doble Lisandro Aristimuño en Concierto. Damas Gratis, BBK y Aristimuño protagonizaron el momento más alto del Mastai.
Luego, llegaron los pesos pesados del rock nacional: Divididos, Ciro y los Persas y No te va a gustar. Si bien cada grupo tiene su personalidad, hay un hilo conductor entre las bandas, más allá de compartir público. De hecho, Ciro cantó un fragmento de La rubia tarada y por su parte, Emiliano Brancciari reveló: “En el 93 alguien nos alcanzó un casete de Acariciando lo áspero y eso nos hizo querer armar una banda. Es una noche muy especial”.
Y el final llegó con un Manu Chao prendido fuego. El ex Mano Negra pegó un tema tras otro y el público asombrosamente bailó en todo momento, pese a que cargaba en las espaldas más de ocho horas de agite. Por lo que representa como artista y por su compromiso político, Manu Chao fue el cierre ideal un festival que hizo culto al respeto por la diversidad.
Fotos: Gigriders