Habiendo crecido en Sydney, Harry encontró la libertad escribiendo. Como hijo único, el divorcio de sus padres lo afectó mucho. Ambos se mudaron pero él optó por quedarse cerca de sus amigos. Así que se mudó con sus abuelos que habían emigrado de Grecia y apenas hablaban inglés. Obsesionado con artistas como Eminem y G-Unit, tomó la lapicera y comenzó a expresarse a través de poemas y versos. También aprendió a grabar y rapeaba a la noche hasta el amanecer.
“Si me vieran caminando por la calle, quizás no se darían cuenta de que soy rapero”, admite. “Cuando entro en el estudio, se cae la máscara y se ve el lobo de mi interior. Es todo trabajo; no es un juego. No nos relajamos; estoy allí para que las cosas se hagan. Estoy en mi ambiente natural. Cuando trabajaba de 9 a 5 no vivía la vida que quería. El estudio es una bocanada de aire puro. La bestia sale y me siento bien.”
Terminado el colegio secundario, trabajó sin descanso en ventas para pagar las grabaciones. Incluso pidió un préstamo para construir un estudio casero a medida que desarrollaba cientos de canciones y pasaba horas en el laboratorio. Cuando se trasladaba al trabajo, solía pensar ideas. En 2018, lanzó su debut independiente, “Speed Racer” Logró millones de streams y buenas críticas en Australia. “Sentí que había encontrado mi sonido”.