El entretenimiento, la promoción y la preservación de la música han sido centrales en la vida profesional de Mario Kaminsky durante más de 60 años. El ejecutivo argentino que nació en Chile ha participado en todos los aspectos del sector, lo que incluyó la intersección de la música, cine y televisión.
Kaminsky fundó Microfón Argentina, un sello discográfico, en 1959. Fue en la dirección de esta disquera que se hizo evidente su talento como ecléctico creador de estilos, lo que cambió el panorama de la música latina con grabaciones de artistas Atahualpa Yupanqui, los grupos folclóricos Los Chalchaleros y Los Fronterizos, y las idolatradas estrellas de rock Charly García y Luis Alberto Spinetta. “El catálogo de rock nacional que armamos creo lo cimientos del género que luego atravesaría la cultura joven argentina hasta la actualidad. Tuvimos discos como Artaud, que es para muchos periodistas el mejor álbum de rock nacional de la historia”, dice al teléfono Kaminsky. “En ese momento lo llamábamos música alternativa”, remata.
Tras enormes esfuerzos e igual éxito, Microfón y Mario pasaron a ser considerados el destino y el padre del rock en español. Microfón vendió su catálogo a Sony en 1995, y Kaminsky siguió explorando vías creativas. De 1997 a 2000, fue presidente de la sucursal argentina de Fonovisa Records. También desempeñó un papel prominente en la radio, televisión, publicación musical y producción de cine.
¿Esperabas este reconocimiento?
Fue totalmente inesperado, y realmente estoy muy emocionado que después de tantos años la Academia de la industria americana me distinga por mi trayectoria. Tengo unos 60 años de mi vida trabajando de una profesión que adoré. Además de la sorpresa del reconocimiento, me enorgullece que haya alguien que todavía se acuerde mí, me honra.
Si tuvieses que enmarcar un recuerdo, ¿cuál sería?
El año 1977 entero. Vos me preguntarás ‘¿por qué?’. Fue una década prodigiosa, nunca hubo tantos fenómenos cantando en Español alrededor del mundo, de México, España y toda América Latina. Fue un año único para Microfón, teníamos fábrica propia, estudio propio y una organización de ventas maravillosa, al punto tal que una cadena de casas de música muy grande que había en esos años (Centro Cultural del Disco) nos entregó una distinción por la cual de los 264 días del año, fuimos Nº1 en ventas.
¿Por qué decidís venderle el catálogo a Sony?
Básicamente un poco por cansancio, y segundo, en esos años, ya teníamos el sube y baja de la realidad argentina. Durante años, teníamos que estar pendientes de cómo funcionaría el país… que milico vendría, quién iba a ser su Ministro de Hacienda. Ese era un trabajo que, por momentos, te hacía olvidar de la esencia del negocio, que simplemente es reconocer una melodía maravillosa con una letra idónea y que todo eso sea cantado por un cantor que emocione a la gente.
¿Qué significan para vos los premios?
Es un reconocimiento al trabajo, a el haber estado en el maravilloso mundo del disco, no tengo más palabras que de agradecimiento y como decía el viejo Vargas, un viejo cantor de boleros, “muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido”.