No siempre fue verano. Tampoco es que Afuera el sol estalla (2018) haya nacido de ese viento que todo lo arrasa. Para llegar hasta ahí, María Pien construyó un recorrido inabarcable y personalísimo. Discípula inicial del gran guitarrista y productor Diego Rolón y pasajera en trance de instituciones musicales, la mujer nacida en Buenos Aires viajó hasta Maine (EE.UU.) y se quedó un año. Rodeada de mucho frío, bosques de pino, el lado este del Mississippi, ciervos de cola blanca y un conservatorio, se formó musicalmente a gusto y placer mientras dio clases de idioma. Un posible quiebre en la vida de Pien.
En ese contexto nacieron las canciones de La vuelta manzana (2012), su disco debut. De vuelta en Buenos Aires, y con un objetivo solista abrasador, salió a buscar un posible circuito. Conoció mucha gente, tocó en la era post-Cromañón en, justamente, los miles de centros culturales de la época y también siguió desarrollando su visión sobre la canción. Así le siguieron Malinalli (2014) y la obra audiovisual Tres poemas EP (2017). En ese camino, creó en grupo el sello independiente Elefante en la Habitación. Antes, o después (es que ya forma parte de un ecosistema), integró bandas (ahora está en Guli), armó un estudio y posiblemente se construya, también, como productora. En efecto, Afuera el sol estalla no es causa aislada, sino la consecuencia de una artista en desarrollo. Con el sol del verano haciendo un fuego.
¿En qué situación temporal ubicás al sonido de Afuera el sol estalla?
– Uno de los objetivos en términos de sonido fue jugar a la idea de cómo sería encontrar una grabación perdida de otro tiempo. Cómo encontrar un casete en el altillo de tu viejo, ponerlo y que suene eso. Queríamos que fuera una atmósfera atemporal. Es un proyecto que tenía hace muchos años.
¿Tuviste alguna referencia para generar esta atmósfera?
– Queríamos localizar también en algún punto entre los 60 y los 70. Entonces acudimos como referencia al álbum blanco de The Beatles, fuimos constantemente a ese disco como para refrescar el sonido. Queríamos que las canciones entraran en ese concepto. Hay algo del álbum blanco que sigue sosteniendo los estados de ánimo de las canciones, es medio irrepetible.
¿En qué otro criterio pensaste a la hora de encarar este proyecto?
– Uno importante fue que haya paridad de género en cuanto a la composición de las canciones. No debería marcarlo, pero es un momento en que hay que hacerlo. Nosotras estamos haciendo el trabajo de destacarlo. Pero el criterio fundamental de este disco era que las canciones me tenían que conmover. Son tan hermosas, profundas y con tantas aristas… Me llevaron a pensar qué era lo que yo les podía aportar si ya estaba todo perfecto. Elegí confiar en aquello que me conmueve, y eso creo que las une. Pensé que también les podía conmover a los demás, y eso me hizo agarrar confianza para seguir con el viaje.
Hablando de la selección de las canciones, los autores y las autoras son contemporáneos a vos. ¿Cómo fue el proceso de selección?
– La semilla era hacer un disco de canciones de amigas y amigos que admiro mucho y que conecto fuerte. Desde que nació el sello, momento en el que conocí a mucha gente, tenía ganas de hacerlo. Son contemporáneos, pero además son zarpados y tan conmovedores; fue tremendo tenerlos tan cerca. Por tomar dos ejemplos: no se sabe de qué planeta cayó, pero estamos seguros de que Botis no es de este sistema solar. Elegí “Hermanos” por el tema de lo fraterno, o lo sororo, de la hermandad. Es recurrente, porque tengo mis propios asuntos ahí por trabajar. “Hermanos” me hace mierda. Me agarra el corazón, me lo estruja y me lo vuelve a poner. “AEIOU” la incorporé porque me encanta la obra de Candelaria Zamar. La admiro mucho. Me gustan sus canciones porque me gusta su forma de vivir, como pianista y como cantante.
María Pien cuenta que durante el año 2019 desarrollará Ruiseñora, un proyecto de banda junto a su “hermana” Lucía Pivetta (el disco debut sale en septiembre a través de Goza Records), y producirá algunos proyectos ajenos. No hay respiro en las habitaciones de la artista, parece que ese sol estallado pidió asilo en su casa.