«Me prendo fuego y empiezo de nuevo». Así comienza el nuevo sencillo de Lucila Ruiu, quien con esta canción marca un punto de quiebre caracterizado por el abandono de la adolescencia y la incursión en nuevos sonidos.
Se trata del primer material de la artista en dos años, un tiempo que cobró un valor especial: «Trabajé todo este último tiempo en ser auténtica y real, en mis letras y en lo que muestro en mis redes sociales, y creo que en este nuevo capítulo logré empezar a manifestarlo», revela.
Los comienzos de la relación de Lucila con la música fueron acompañados por su guitarra a través de géneros más clásicos como el country y el folk. A dos años de Diarios de Febrero, presenta una canción de pop fresca, donde conviven soul y R&B, ritmos que la artista logra enraizar con su huella joven y relajada.
¿Qué querés decir con «no me quiero olvidar»?
Con «No me quiero olvidar» me refiero a que no me quiero olvidar de todo lo que está bien. En un contexto (2020) donde se sentía que todo estaba mal. También, es como una palmadita en la espalda a mí misma, recordándome que me tengo a mí como compañera, y que la fuente de conexión que tanto buscaba estaba en las cosas que soy afortunada de tener. Como mis amigos, mis ratos de soledad, y la buena suerte que me acompaña. Y que de tanto buscar una canción, ahí estaba. Esta canción fue como abrir de nuevo una puerta que creía que estaba cerrada.
¿Cómo es la Luli de hoy a diferencia de la Luli de hace dos años, cuando sacaste tu último material?
Mucho más enraizada. Sin dudas. Más honesta con quien soy. Trabajé todo este último tiempo en ser auténtica y real, en mis letras y en lo que muestro en mis redes sociales, y creo que en este nuevo capítulo logré empezar a manifestarlo.
¿Cómo querés que esta canción sea escuchada?
Me encantaría que se baile, que se mueva la cabeza. Que se transmita para quien la escuche la alegría que fue abordar este nuevo proyecto. Y también, que está bien estar mal, no conectarse, no encontrarse. Al fin y al cabo, todo se trata de ciclos que se abren y se cierran constantemente.
Créditos: coros por Magdalena Rovere, rhodes por Fran Azorai, batería por Francisco Cosavella, bajo por Mauricio Dawid, guitarras por Damien Poots, flugel, corno y trompeta por Sergio Wagner y arreglos por Nacho de la Riega, Yogurt y Sergio Wagner. Grabado por Nacho de la Riega en Estudio Bulo, programación y producción adicional por Juan Cruz Marino, mezclado por Santiago Mealla y masterizado por Sr Warrior.
Créditos videoclip: producido por El Cuarto Vértice y Lucila Ruiu, dirigido por Sofía Güerzoni, dirección de fotografía por Delfina Imeroni, asistencia de producción por Horacio Barbieri, dirección de arte por Sofía Güerzoni, asistencia de arte Lucía Gerding y Catalina Rudy, montaje por Sofía Güerzoni, color por Delfina Imeroni.