En otoño de 1997, cuatro amigos de las afueras de Barcelona formaron Love Of Lesbian. Hoy, la banda integrada por Santi Balmes, Oriol Bonet, Julián Saldarriaga y Jordi Roig está en un gran momento: dieron un concierto masivo con éxito y seguridad en tiempos de pandemia, se acercan a sus 25 años de trayectoria y lanzaron su disco número nueve: «Pasarán 20 años y si aún estamos en el escenario disfrutaremos tocar estos temas», comparte Oriol Bonet (batería y programación del proyecto).
Recientemente, la banda dio el primer concierto masivo y sin distancia de seguridad en tiempos de pandemia. Love Of Lesbian convocó a cinco mil personas en el Palau Sant Jordi, Barcelona. Los resultados clínicos indicaron que el concierto fue seguro. Este no solo fue un hito para la banda, que volvió a tocar para un gran aforo luego de meses, sino también para el mundo. El pasado 27 de marzo Love Of Lesbian marcó un precedente en la música en vivo de la nueva normalidad.
Este 2021, la banda cumple 25 años de trayectoria, un acontecimiento que por poco pasan por alto: «No tengo la sensación de que hayan pasado 25 años. Quizá porque los hemos disfrutado mucho, quizá porque nos hemos reído un montón», justifica Bonet.
Por Josefina Armendariz
¡Qué increíble lo que hicieron! Han marcado un precedente…
Santi: es un momento histórico, fue algo que nos superó por completo. Algo que llegó a ser casi inimaginable meses antes, incluso nosotros dijimos que no al instante. Iba a ser casi como darte un tiro en el pie quince días antes de sacar el disco y empezar a dar a conocer los nuevos temas. Tenemos una sensación de autoprotección hacia la banda muy importante, como si fuera nuestro hijo. Tenemos una necesidad muy grande de tener todo organizado. A partir de que nos dicen eso, que nos desarma todos los planes para la promoción del disco, pensamos «¿qué va a pasar?», «¿puede ser la peor promoción de la historia si las cosas salen mal?».
Oriol: sí, tuvimos nuestras dudas, hubo mucha tensión el mes antes del concierto, había una carga de responsabilidad importante en el seno de la banda y en nuestro equipo técnico, pero fuimos muy pesados en los protocolos, en el funcionamiento, todo. Pero subimos muy seguros al escenario, sabiendo que todo el trabajo previo se había hecho rigurosamente. Toda esa tensión y esa responsabilidad se convirtió en magia y emoción en el momento en el que sonó la primera nota. Fue un instante inolvidable, todos lo tenemos muy grabado. Volver a tocar después de tanto tiempo, con ese peso que caía sobre nosotros, pero con esa alegría y ganas de disfrutarlo. A veces cuesta decir «el mejor», así que digo que fue uno de los tres conciertos más emocionantes que seguramente hemos hecho o haremos en nuestra vida.
Santi: el público entró y ya estaba llorando, nosotros entramos y ya estábamos llorando. Había habido tanto sufrimiento, tanta contención que imagínate en el momento en el que al público le daban el test negativo a la mañana y ya sabía que podía ir era una auténtica celebración. Estaban sonando los Beatles y ya parecía que el concierto era eso. Muchas ganas de concierto, de abrazarse, etcétera. Es algo que nos van a preguntar hasta en el Siglo XXII, si seguimos vivos.
Se están acercando a los 25 años de trayectoria… ¿se detienen a pensarlo?
Oriol: en casa tengo unos cuadros donde fui enmarcando todos los discos y cuando los veo me doy cuenta de que la carrera es larga ya, pero no tengo la sensación de que hayan pasado 25 años. Quizá porque los hemos disfrutado mucho, quizá porque nos hemos reído un montón. El otro día nos preguntaban los hitos y yo recuerdo perfectamente luego del concierto que hicimos con The Cure dije que todo lo que seguía para mí iba a ser un regalo. Porque habíamos sacado un disco, tocado con The Cure: «¿qué más puedo hacer?» pensaba. Para mí todo era un regalo. Ciertamente, quizá porque estamos viviendo el mejor momento de esta banda ni nos planteamos que llevamos 25 años. Ni pesan. Nos sigo viendo tocar en el escenario, viendo cómo nos hablamos, cómo nos relacionamos y tengo la sensación de que tenemos 10 o 15 años menos.
Santi: sí, nos quita 10 años de encima y lo curioso de esta banda es que siempre piensas que no te puede sorprender y te vuelve a sorprender. No solo a nivel musical, sino de destino. Nos pasan cosas bastante surrealistas desde el minuto uno. Parece que estás tocado por una varita mágica. También lo hemos pasado fatal, pero estoy de acuerdo con Uriol que también nos hemos reído muchísimo y cada vez que nos vemos es más ganas de vernos y más ahora, que salimos de concierto.
¿Qué les trajo este nuevo disco a nivel personal y como banda?
Santi: creo que todo disco se basa en encontrar cosas y en aprender otras. Un equilibrio entre llegar a conclusiones de lo que aprendiste en el disco anterior y de aprender cosas que luego plasmarás en el siguiente. Siempre están esos dos caminos, este nuevo no difiere de los discos que hemos hecho. Sí hemos adquirido como banda la meta-consciencia de que somos capaces de tocar cualquier estilo y que saldremos airosos de esos. Es una sensación muy dulce en ese sentido.
Oriol: creo que hemos llegado a un punto en el que nos encontramos muy a gusto como estamos, con lo que hace cada uno dentro de la banda, no paramos de aprender aunque llevemos esos años. Por eso creo que es el mejor momento de esta banda porque, dentro de algo tan complejo que es una banda, existe una simplicidad que cada uno ha adquirido. Hacemos foco en lo que necesitamos, en lo que cada uno aporta, en lo que aprende, realmente es un momento dulce. Musical y profesionalmente. Estamos arrastrando una pandemia que nos ha dejado en casa mucho tiempo, pero hemos aprendido también en este espacio de tiempo. Este es un disco muy de banda, creo que pasarán 20 años y si aún estamos en el escenario disfrutaremos tocar estos temas. Estamos muy orgullosos de estas canciones, aprendimos a estar en constante movimiento, a no detenernos, es un aprendizaje para nosotros y para nuestro público.