Probablemente, la rapidez con la que se dio el éxito, sumadao a la intensa relación del grupo y los problemas de adicción, hicieron que la carrera de The Libertines fuera tan efímera. “Antes teníamos problemas para manejar este asunto, por eso nos separamos. Nunca habíamos estado en esa situación, no teníamos idea de cómo resolverlo. Lo más fácil fue alejarse”, explica a Billboard Argentina el baterista, Gary Powell, sobre los problemas de adicción de Doherty. Pero también aclara que la historia hoy es diferente: “Nuestra relación va más allá de las adicciones y de la banda. Somos como una familia. Todo lo que logramos es porque lo hicimos juntos”.
Después de una etapa que parecía no tener retorno, en 2010 fueron convocados bajo presión para tocar en los festivales de Reading y Leeds. “Nos pusieron en esa difícil situación, donde teníamos que superar las cosas entre nosotros rápidamente. Fue un momento muy intenso”, recuerda el bajista John Hassall. “Hay un blog donde se ven fotos nuestras con cámaras en el estudio, y cada minuto que estábamos juntos estaba siendo grabado. Conversaba con alguno de ellos y había una cámara en nuestra cara. Recuerdo que un día escribí una nota y la puse debajo de la puerta de la habitación de hotel de Peter. La carta decía: ‘Qué bueno fue verte’. Pero no pude despedirme, y no tenía idea de cuándo lo iba a ver nuevamente”, detalla Powell.
“Antes teníamos problemas para manejar este asunto, por eso nos separamos […] Lo más fácil fue alejarse”, explica Gary Powell sobre los problemas de adicción de Doherty.
Ese sería el puntapié inicial, para, cinco años más tarde, reunirse y grabar en Tailandia su tercer álbum de estudio, Anthems for Doomed Youth. Esta vez, más relajados y con nuevo productor, Jake Gosling. “Son diferentes escuelas de producción. Creo que tenemos suerte de haber pasado por diferentes etapas en la música. En los dos primeros discos [producidos por Mick Jones] necesitábamos a alguien que pudiera captar las emociones, porque eran discos más sentimentales. Ahora les dimos más importancia a los arreglos”, aclara el bajista.
Esta nueva etapa de superación –comandada por la rehabilitación de Doherty– recién empieza. “No es solamente una recuperación, sino una batalla que continúa. Ha sido adicto un tercio de su vida. Es un largo tiempo para serlo. Y que haya podido salir de eso, y mirarnos a nosotros honestamente, es algo hermoso. Ha hecho un trabajo increíble. Sabemos que aún es el principio de su camino. Pero lo bueno es que hay muchas cosas que quiere hacer y ahora se da cuenta de que no podría hacerlas con la limitación que significan las drogas. Al principio lo estaba haciendo por nosotros, pero ahora lo está haciendo por él”, remarca el baterista.
Estos obstáculos, quizás, no podrían haberse superado sin el factor de la amistad que, según ellos mismos dicen, sigue fortaleciéndolos: “Somos amigos desde antes de de que existiera The Libertines. No solo pudimos mantener la relación, sino restablecerla, que es lo más importante para nosotros. Es simple, todo puede terminar mañana, pero tener a mis amigos, es todo lo que necesito”, concluye Gary Powell.
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