“Contar una historia es más importante que una gran composición”. Así, contundente y directo, define José Miguel Conejo Torres un concepto que confiesa haber terminado de comprender en los últimos meses. Leiva lanzó su tercer disco de estudio en agosto y, desde entonces, se convirtió en un fenómeno en el circuito hispano. Monstruos revela su cualidad de letrista ponderando, sobre otros discos, lo que dicen las canciones sobre la melodía musical. “Lo creé en los techos de una casa de Palermo Viejo. Estuve viviendo un tiempo en la Argentina y muchas de las letras que después compusieron el disco fueron inspiradas en mis días de porteño. El tema Palermo no es Hollywood habla de las flores del barrio y la vida nocturna de la zona”, confiesa al teléfono desde Madrid.
Hace más de diez años que Leiva importa su música desde el antiguo continente. Participó de Cosquín Rock, estuvo en el Lollapalooza 2015, llenó Niceto y hasta tocó en la Bombonera junto a su compatriota y amigo Joaquín Sabina. Justamente con él paseará por Villa María, Córdoba, durante los primeros días de febrero cuando lo acompañe al festival de peñas local. Pero su compañía data de varios meses. El mismo Sabina le pidió a Leiva que lo ayudara a componer su nuevo disco: Lo niego todo, uno de los lanzamientos más esperados de 2017, fue creado por ambos cantantes españoles junto a Benjamín Prado y se encuentra en su proceso final. Una experiencia gratamente inolvidable, según confiesa el autor de Sincericidio.
En tan solo unos meses, tu nuevo Monstruos se convirtió en un éxito en España. ¿Cómo viviste su repercusión?
Estoy totalmente impresionado. Las canciones llegaron al público y ahora, adonde quiera que voy, hay gente que las sabe. Nunca me había pasado que la aceptación fuera tan instantánea. El momento de creación es único, pero una vez que los temas salen a la calle, pasan a ser de la gente. Es un regalo. Estoy feliz de que las hayan tomado.
En comparación con otros proyectos de tu carrera, ¿qué diferencia presentás en el nuevo disco?
En Monstruos busqué contar historias. La música es algo natural en mí, que me surge sin necesidad de concentración. Me sale. Por eso, quise darle más énfasis al contar. Lo más importante es estar diciendo algo, y eso es lo que atrapa al que escucha. Las letras.
¿Escribir con Sabina fue como hacer un curso intensivo de letras?
Solo juntarte a tomar unas cervezas ya es un máster en contar historias, y de eso tenemos muchas botellas encima.
¿Cómo surgió la invitación para participar en Lo niego todo?
Me convocó para trabajar en su nuevo disco junto a Benjamín Prado, y fue una experiencia alucinante. Nunca imaginé siquiera que podría conocerlo. Imagínate que cuando tenía 20 años era una locura pensar que podría componer junto a Sabina. Y estar instalados durante el verano en su casa de Cádiz, trabajando a la par, fue una experiencia inimaginable. La idea era hacer un disco desde cero. No utilizar letras que habían quedado en el tintero. Entonces, nos sentamos frente a un folio vacío. Algo difícil y que muchas veces puede salir mal. Pero el trabajo está dando sus frutos y ya nos encontramos en la etapa de mezcla y masterización.
También colaboraste en la creación de 11, el último disco de Abel Pintos, que se lanzó en octubre de 2016. ¿Cómo fue el proceso en ese caso?
Fue muy interesante. Con Abel no tuve prejuicios, no me fijé ni de dónde venía ni qué ritmos hacía. Lo conocí como llegó a nuestro encuentro y a su música como la que me mostró. No me importó que no viniese del rock. Lo voy a ver en Córdoba y recordaremos juntos esos momentos.
Espidifriends. pic.twitter.com/pHR3gCxisO
— Leiva Oficial (@Leiva_Oficial) 4 de marzo de 2017
El próximo sábado 11 marzo el Pabellón Insular Santiago Martín se llena de los ‘Monstruos’ de @Leiva_Oficial ➡️ https://t.co/XQsgboibkU