El miércoles 7 de octubre, el legendario Lee “Scratch” Perry salió a escena. A diferencia de sus visitas anteriores, no lo acompañó una banda, sino un viejo conocido suyo, Mad Professor, con quien vino a presentar su último disco, Black Ark Classics In Dub, editado el 30 de septiembre con el sello digital Ariwa Sounds LTD.
Desde el comienzo del show, Perry dejó claro que no vino a pasear, ya que ni el más optimista hubiese imaginado que abriría con Open Door, tema clásico que define su personalidad como artista. El público llenó Groove y explotó. En medio del entusiasmo, pocos habrán captado el mensaje filoso dirigido a Peter Tosh al pasar. Claro, hay que decir que cuesta entenderlo. No sólo por su inglés jamaiquino. Perry es impredecible: quién hubiera pensado que a los 80 años seguiría sacando discos y subiéndose al escenario a hacer malabares vocales durante casi 2 horas. No por casualidad Keith Richards dijo que Lee Perry es el Dalí de la música. Varias cuestiones le dan la razón. Sin ir más lejos, su actuación del miércoles.
Para empezar, Mad Professor manejaba las pistas originales de la grabación del disco, agregaba efectos (delay, reverb) e intervenía los temas y el micrófono de Lee Perry, lo que elevó su voz a límites inimaginables. Por otra parte, la lista de temas fue irreprochable: una mezcla de composiciones nuevas y clásicas, entre las que se pueden recordar I’m The Dubsetter, African Blood, Zion Blood, Soul Fire, Justice, Roast Fish & Corn Bread, Get UpStand Up, Chase The Devil y Disco Devil*. Qué mejor, si además de todo, pudo verse a un Perry intacto, que con una capa, hombreras de prócer y escudos de capitán, y su infaltable gorra, por supuesto, no paró de bailar y cantar sus letras rimadas hasta la obsesión. Por eso el público, fiel a su genio, se lo reconoció.
Durante el show, se vio una valija de viaje en el escenario. Entre tema y tema, Perry metió y sacó cosas de ella. Cuando se fue, un plomo entró y se la llevó. Aunque volvió a entrarla en los bises y a llevársela una vez más, ya definitivamente, como si Perry hubiera tenido planeado salir corriendo de Groove al aeropuerto, o no confiara en la seguridad del hotel donde paraba. Imposible de saber. Como es imposible saber cuántos discos tiene, hasta cuándo va a seguir, cuál será su próxima creación… Se trata de un artista que escapa a toda lógica. El único capaz de meterse con los grandes exponentes de la historia del reggae. El único capaz de intervenir a Bob Marley y salir airoso. Tal vez por eso (como hizo Dalí con los grabados de Goya), Mad Professor hizo sonar la grabación de Get Up Stand Up, y Lee Perry, el hombre que llevó el ritmo jamaiquino a dimensiones psicodélicas, el verdadero “Upsetter”, dejó su última clase de reggae en la noche, inna a rub a dub style.
Fotos: Fotografiamatt