Mariana – LALI – Espósito ya se encuentra camino a su cuarto gran lanzamiento en la música. Si bien cada canción fotografía un momento de su vida, el cuarto disco de Lali evidencia un repertorio que sigue creciendo y una artista que lo hace junto a él. «Al parecer, estos días hay un pico del streaming en la música de antes. Estamos conectando con lo anterior, más reflexivos quizás».
En conversación con Santi Torres, contó que está avanzando por su cuenta en su estudio y colaborando en algunos featurings producto de la cuarentena. Además, habló de su transición en la música y de la solidificación de su obra al día de hoy.
¿Qué sentís como artista a esta altura?
Todo el tiempo tengo una lucha interna entre mi lado mainstream – me gusta rankear y estar en la “papa actual musical”, pero soy de libra y siempre pesa mucho mi instinto artístico de “Hago lo que quiero hacer porque lo quiero hacer”. Es eso lo que yo soy, no soy solo estar en un ranking. Obvio que quiero que me pase y voy al estudio y pienso en eso. Pero encarando mi cuarto disco pienso las letras, la música, como nunca. Quiero hacer arte que pueda defender con el corazón. A veces pasa, salgo del estudio y pienso: “Esta canción es para mí?”, eso me hizo dejar de hacer canciones. Me preguntaron mil veces si estaba loca, pero la realidad es que no voy a hacer algo que no puedo defender. Hay que saber entender qué es el éxito para vos.
Contame de este sentimiento de “hacer algo porque lo quiero hacer”
Si hay algo que me atrapa y me representa es el hacer lo que tengo ganas. Proyectos de música, o para actuar, donde se presenta el hambre de contenido que tengo dentro. En la serie en la que estoy trabajando, ahora interrumpida, hago un personaje re sarpado que me pone a prueba todos los días. Cada día no sé cómo voy a hacerlo. Aprovechando la cuarentena me puse a escribir para una serie con Tamara Ténenbaum y Erica Halvorsen basada en el libro de Tamara, “El fin del amor”. Con Tamara y Érica lo presentamos a MGM y Amazon y explotó, así que en la cuarentena estamos aprovechando para trabajar. Me abordan distintos trabajos y todos me emocionan. No tengo mucho límite, aunque el talento me lo dirá.
¿Cómo te llevás con la grabación desde casa?
Estoy armando un estudio casero y adelanté mucho del disco. Estoy aprendiendo a usar el Logic y estos días me grabé sola, estoy re orgullosa. Grabando voces, corrigiendo cositas, haciendo el bounce, las cosas para mandar a los productores, incluso grabé para algunos feats surgidos en la cuarentena.
¿Cómo es la Lali de Brava? ¿A qué apuntás con lo que viene?
El tercer disco estuvo pensado milimétricamente, hice mil canciones, la selección fue minuciosa y en el show se ponía moñito a todo. Si me preguntás qué artista quiero ser, quiero ser integral. Que les guste mi álbum, compren la entrada, vayan al show y la pasen bien.
¿Cómo fue tu evolución en la música?
Fue natural. Empecé a expandirme a un universo latino que me recibió sorprendentemente bien, mi primera canción más latina fue “Sin Querer Queriendo”. Esa canción me abrió muchas puertas en distintos aspectos, hizo que mucha gente me conozca, fue un paréntesis, me presentó ante un nuevo público para mí y mi música. De hecho, es mi canción más oída, más vista en YouTube. Pero a partir de hacerla, tuve que plantearme tomar muchas decisiones artísticas. No quería ni meterme de lleno en el universo urbano y a la vez sí me gusta meterme en lo latino y los dembows latinos porque sacan una parte de mí que me encanta. Creo que de ahí salieron canciones como “Como Así” con CNCO, “LALIGERA”, que están en un pop, pero que coquetean con lo urbano, a nivel producción.
Al principio era invertir desde el bolsillo. Tenìa la dicha de estar actuando a la vez. En una ocasión quería una pantalla para uno de los shows e invertí en eso. Cuando la vi fue como un mini logro, fue como “Llegué”. Con el tiempo valoré mucho más ver una pantalla más grande y poder pagarle a 12 bailarines, 7 músicos. En realidad la gente lo paga en ir al show. Yo no ganè nada en la mùsica al principio, de hecho mis amigos me decían que estaba haciendo algo mal, pero si uno confía, la música al principio es una apuesta.
¿Qué te surge al escuchar que sos La artista que más mueve en la Argentina?
Bueno (se ríe). Me halaga mucho, son esas medallas que uno se tiene que poner, pero es la gente la que te llevó a ese lugar. Mis fans saben lo que pienso en cuanto al éxito y los logros. Lo recibo desde un lugar muy humano, me divierte, me alucina, pero continúo con lo que tengo que hacer. Hay una disociación entre esas locuras que no llegás a entender del todo a la tarea del día a día, el trabajo. Esa medalla es para la gente, que se mueve. Si ellos no se movieran, no estaría acá. El disco de oro es del público que compró, escuchó y amó ese disco.
¿Cómo aprovechás esta situación?
Sacando lo malo, es un lindo cachetazo que el mundo nos está dando. Siento que era necesario. Estamos siempre corriendo, siempre al palo, nos olvidamos de la existencia de un par, de lo de al lado. Yo estoy desesperada por abrazar a mis amigos y familia y voy a valorar ese reencuentro como nada en la vida. Es un momento de introspección de darnos cuenta. Entro a las redes y veo menos comentarios negativos. Nos asusta lo que está pasando, entonces estamos conectando con nuestras verdades más profundas, nuestros deseos y pensamientos. Vemos que somos seres sociales y necesitamos de los otros. Esto repercute en nosotros y tenemos que sacarle jugo.
¿Con qué te reencontraste que hace mucho no hacías?
Volviendo a la privacidad de mi casa. Y con mi introspección, volví a conectar con mi yo escritora, sin presión. De chica era muy fan de escribir, encontré hojas y hojas de preguntas existenciales. Agarro un cuaderno y escribo 10 hojas de cosas que me pintan. Leer un libro sin presión, con placer y tiempo. Vuelvo atrás y releo lo que me gustó.
También tengo conflictos oscuros con la ansiedad, para un ser que trabaja de los 10 años, que no conoce lo que es no laburar. Tengo unos ataquecitos de ansiedad que no están buenos. Todos los días me acosté a las 5 de la mañana, no podía antes. Me ponía música para dormir y me levantaba a escribir ideas de clips.
¿Qué no puede faltar en tu heladera?
Cosas dulces, frías o de alacena. Alfajores, blanco o negro, dulce de leche. Lo dulce me hace sentir muy mal si no lo tengo. Puedo no comer pollo al horno, pero no puedo dejar la cuchara de dulce de leche. Y la Coca Cola Light, soy un poco adicta, me gusta tomar helada. Con mucho hielo. Soy re poco sana.
¿Un artista argentino que te gustaría reestudiar?
¡Qué pregunta! Esto lo empecé ayer justo a hacer un estudio profundo de Soda Stereo, viendo el unplugged de confort y música para volar, de MTV. Me adentré mucho en Cerati, es uno de mis artistas preferidos, pero me doy cuenta que no sé nada. Anoche empecé a estudiarlo de cero, es un extraterrestre. Nunca escucho “Puente” de la misma manera.
¿Qué estás mirando en Netflix, Flow, Amazon…?
Lo último que vi que me re flasheo estos días es “Poco Ortodoxa” y empecé el otro día la última temporada de “Ozark”.
¿Qué mensaje querés darle a la gente?
Creo que hay que dejar de hacer oídos sordos. Cuando nos reencontremos va a ser una fiesta, pero después de eso tenemos que cambiar. Tenemos que ser más conscientes, amorosos con el corazón y mente abierta a recibir todo lo que venga de esta situación poco agradable para que sea un mundo más agradable.