La verdad es que Valentina Soria nunca pensó en ser cantante y compositora hasta que lo fue. Hay cuestiones que uno no elige, que simplemente encuentran su camino hacia afuera y dan luz a cosas nuevas. El mundo se rige a partir de las metamorfosis.
Desde hace un par de años que Valentina encabeza La Valenti, su proyecto musical personal, más allá de que haya o no una banda detrás suyo. La Valenti puede tomar dos formas diferentes dependiendo de las circunstancias: la primera es la solista acústica, utilizada para shows pequeños o cuando viaja. La segunda es en formato banda: guitarra eléctrica, bajo, batería y teclas con sintetizadores.
El suyo es un proyecto confesionario, casi íntimo. No son las cosas que suceden afuera las que inspiran su lírica, si no las que vienen desde adentro, desde ese lugar personal que nos define. En casi todos los casos, escribe sobre el amor y, en consecuencia obvia, sobre desamor. Esa es la fuerza que la mueve, en mayor o menor medida. Sin embargo, detrás de todo eso, hay una artista formada que tuvo que pasar por varios procesos hasta llegar al lugar en el que se encuentra hoy.
Valentina nació en Neuquén, y desde pequeña se sintió una artista multidisciplinaria: hacía teatro, arte y baile. En esta primer instancia, la música no significaba más que el resto, aunque tenía un rol importante en la familia. Valentina cuenta que sus padres se conocieron en un concierto del flaco Spinetta. Cosas así marcan una idiosincrasia imborrable en el corazón de uno. La música pasa a ser compañera del amor y viceversa, desvincularse de eso es prácticamente imposible.
A los diecisiete llegó a Buenos Aires para estudiar Artes Dramáticas y con el claro objetivo de ser actriz de teatro y cine. Pero la vida tenía otros planes, Valentina había comenzado a escribir y a tocar la guitarra. Los nuevos hábitos fueron ganando terreno hasta que dejó teatro y comenzó a estudiar música. Ahí se convirtió en La Valenti.
Hoy su repertorio consta de tres singles: “No busques más”, “Mi mensaje” y “Canción del raval”. Las suyas son canciones de fuerte carga emocional, influenciadas por artistas como Spinetta (en su poética), Natalia Lafourcade, Amy Winehouse, Madonna, Juana Molina o Mora Navarro. Su lírica y musicalidad es acuosa etérea, su espacio imaginario es el mar, el cielo, el vació. Muy pocas veces cae en lo cotidiano y lo terrenal, y cuando lo hace es de forma sutil. Sin embargo, “Mi mensaje” es un fuerte statement que le escapa a lo mundano del amor y llama a la consciencia sobre las cuestiones más importantes del movimiento feminista en el país. La Valenti canta: “Solo te pido mujer que abras los ojos de una vez, mirá más allá de tu persona y empezá a reconocer, que mueren miles de pibas en la clandestinidad”, y “Quiero salir por la vida y que me dejes de chiflar, quiero vestirme como quiera sin pensar en nadie más”.
El 1 de diciembre se presentará en La Tangente junto a Yordi Con J. Las entradas se pueden adquirir por TicketHoy.