Frágil y temperamental
Nina Simone luchó por los derechos civiles de los afroamericanos en una época en que el costo podía ser mucho mayor al de ahora. De hecho, emigró a Francia después del asesinato de Martin Luther King, en 1969. Además de su virtud como pianista y su rango vocal único, se impuso en la industria de la música por medio de su fuerte temperamento y determinación, cualidades difíciles de encontrar en una artista femenina durante los primeros sesentas.
La voz blanca del soul
“Bueno, no importa, somos feos pero tenemos la música”, cita Leonard Cohen a Janis Joplin en Chelsea Hotel #2, la canción que remite al encuentro íntimo entre los dos músicos. Su desinterés por atraer la atención desde la belleza estética contrastó siempre con el poder seductor de su voz soulera.
Madrina hay una sola
Si la irrupción del movimiento punk no fue obra exclusiva de bandas masculinas, fue gracias a que Patti Smith se mudó a Nueva York en 1967. Con intereses en la literatura beat y la poesía maldita, la madrina del punk construyó una carrera multiperformática que en 1975 dio luz a Horses, su álbum debut. Con este disco se ubicó entre las rockeras más influyentes del siglo XX.
La última rebelde
En el documental que ganó el Oscar este año se puede ver que toda la energía artística de Amy Winehouse estaba puesta al servicio de su música, en detrimento de un atractivo físico que nunca priorizó, y que se vio aún desfavorecido por sus fuertes adicciones. Su álbum fundamental, Back to Black (2006), producido por Mark Ronson, fue el impulso que necesitaba para expandirse a todo el mundo.
Con máscara y sin careta
En 2013, Sia escribió un manifiesto antifama exclusivo para Billboard. “Si cualquier persona, aparte de los famosos, supiese lo que significa ser famoso, no querrían serlo nunca más”, escribió la autora de Chandelier, que a partir de entonces decidió no mostrar más su cara en público. Su actitud, además de ir en contra de la exposición pública, fue determinante para criticar sus canciones pop desde lo estrictamente musical, sin el condicionamiento injusto de la estética.