El documental de los Rolling Stones, Olé Olé Olé: A Trip Across Latin America, se estrenó en más de 300 cines alrededor de Estados Unidos el 12 de diciembre. Está repleto de momentos geniales, graciosos y memorables: el ritual con el palo de lluvia de Keith Richards, la colaboración de Ronnie Wood en la pintura del artista brazilero Ivald Granato y Mick Jagger recorriendo el cementerio de Recoleta en Argentina.
“Le dedicamos la película a Granato, porque falleció justo después de que lo hicimos –le dijo Wood a Billboard en la premiere de la película en el Festival de Cine Internacional de Toronto–. Se fue en paz”.
El dúo se reunió en Brasil y se los puede ver en Olé Olé Olé… pintando juntos sobre un lienzo. Su amistad es intensa aunque no se hayan visto en muchos años. “`Te amo´. Eso es todo lo que podía decir en inglés –contó Wood, imitando su acento– . Adiviná que pasó después: llegó el cuadro a mi casa. Me lo mandó a mi casa de Londes, porque lo terminamos después de filmar. Me llegó el día en que murió”.
El documental fue dirigido por Paul Dugdale (que también trabajó en videos para Ed Sheeran, Coldplay y Adele) y retrata, de una forma pintoresca, la visita del grupo a cada ciudad de la gira Latinoamericana a principio de año, que terminó el 25 de marzo con un concierto histórico gratis al aire libre para 1,2 millones de fanáticos en La Habana.
Dugdale y su coescritor, Sam Bridger, fueron capaces de completar y reflejar con éxito el contexto sociopolítico e histórico y la música nativa de cada lugar en una película de 105 minutos, tiempo suficiente para darle a entender al espectador lo difícil que es, hasta para la banda de rock más grande del mundo, llegar al status de estrellas de estadio.
“Estoy contento de que pueden llevarse un gustito de todas las culturas en Sudamérica, terminando en Cuba, que tiene su propio documental,” dice Wood sobre Havana Moon. También está emocionado porque lograron capturar la emoción del mítico concierto, que coincidió en la misma semana de la primera visita de Obama. “`¿Sigue en pie? ¿La cancelaron?´ Todo el ida y vuelta y los rumores de haber si se hacía o no. Es espectacular ver las caras de la gente cuando lo confirmamos. Valió la pena”.
“Conocí a un par de periodistas cuando estuvimos ahí y fue como regresar en el tiempo” –agregó Wood–. Fue encantador. Eran muy sinceros. Era como una hambruna. No tienen mucha comida ahí. No tienen techo. Así que la música también es muy preciada y eso me pegó fuerte”. Mientras tanto, Richards acotó: “Cuba se siente rara ahora. Las cosas se están abriendo, espero que para mejor. Hay una energía increíble ahí. Es muy interesante que nadie camina por la calle con un celular pegado a sus oídos, lo que es refrescante. Pero al mismo tiempo, ansío ver el cambio. Me alegra mucho ser uno de los primeros en incitarlo”.
¿Y qué hay del palo de lluvia mágico, que Richards usaba antes de cada show para entretener al equipo y ahuyentar a la lluvia? “Funciona” –afirma Wood antes de que le recuerden de un diluvio que aparece en el documental–. Bueno… es solo un humano. Cada tanto no funciona”.