Aunque sólo lleva tres años en las filas de Judas Priest, pisa tan fuerte como si acompañara a la banda desde un principio. Después de que K.K. Downing le cediera su histórico lugar, hoy Richie Faulkner es parte fundamental de la banda, que sigue sacando discos y de gira. El próximo 2 de mayo, el Monsters of Rock de Argentina los tendrá de anfitriones y, según Faulkner, no piensan detenerse ni un segundo.
Zakk Wylde [Black Label Society] dijo hace poco que la primera vez que tocó con Ozzy se cagó en los pantalones. ¿Alguna vez sentiste algo así en tu carrera?
– [Risas] Creo que fue en mi primer show junto a Judas Priest. Mi presentación fue en American Idol ante treinta millones de personas. Estábamos en vivo y en directo, durante la gira de Epitaph, que justamente comenzaba ahí. Había cámaras por todos lados, y era la primera vez que aparecía como integrante de Judas. Luego siguieron las giras por todo el mundo, que también fue algo muy fuerte, pero ese momento puede compararse con la sensación que tuvo Zakk.
Cuando te llamaron para formar parte de Judas Priest, ¿pensabas que era una broma?
– Empecé a recibir mails convocándome para formar parte de la banda. Yo pensaba que eran correos basura, pero mi manager me llamó y me dijo: “Richie, creo que te están buscando” [Risas].
Hablando del tour Epitaph, donde hicieron una retrospectiva. ¿En algún momento se pensó en incluir a Ripper Owens, el anterior cantante de Judas Priest?
– Por supuesto que todo el equipo lo consideró de una manera seria, pero en realidad fue una decisión que se tomó antes de que yo ingresara a la banda. Recién entonces se pusieron los últimos arreglos para la gira. Tenemos buena relación con él. Ahora tocamos clásicos y canciones nuevas. En este momento, la idea es hacer la gira de Redeemer of Souls, que es una visión más hacia adelante.
Curiosamente, Nostradamus (2008) tiene un sonido más crudo, ¿cómo se generó ese nuevo costado?
– Es un álbum conceptual, entonces iba a tener un sonido más cristalino. Reedemer of Souls no es así, por eso necesita una producción diferente a las anteriores. Cada disco de Judas Priest tiene su propio carácter. Este último álbum se trata de cinco tipos metidos dentro de un lugar haciendo lo que mejor saben.
El álbum fue bien recibido por el público. ¿Cuánto aporte tuyo hay?
– Esta no es la primera vez que escribo canciones, pero sí la primera vez que lo hago para Judas Priest. Cuando llegué al estudio, lo hice con ciertas ideas y después pude ver cómo iban tomando forma. Esas canciones después se convirtieron en una experiencia en vivo a la hora de tocarlas, estuvimos armando el set list para la gira, donde están incluidas Dragonaut, después pasamos a Metal Gods, seguimos con Halls of Valhalla y todo se acomoda bastante bien a lo que es el set list de Judas Priest. Nada desentona, porque es un disco que suena muy a nosotros. Entonces, se mantiene bastante bien con lo que es el material clásico y lo podemos mezclar con lo anterior sin problemas. Además, que el disco haya llegado al top diez de los charts de Billboard da la pauta de que a la gente aún le gusta el heavy metal convencional.
Como pasó con el último disco de Black Sabbath, que llegó al Nº1 en ambos lados del Atlántico…
– Sin dudas, son mensajes bastante claros. A veces se piensa que el heavy metal fue rechazado o mal visto durante mucho tiempo, o que se preferían otros artistas de country. Que ahora vengan Black Sabbath o Judas Priest y saquen discos que lleguen al top diez, da otro panorama. Estamos muy orgullosos de lo que hacemos y no vamos a parar.
¿Cómo fue trabajar con el actor británico Christopher Lee en los álbumes dedicados a Carlo Magno?
– Es un tipo increíblemente buena onda, viene de otra generación [tiene 92 años] y es infinita la cantidad de cosas que se pueden aprender de él. Me dijo cosas buenísimas, trajo puntos de vista diferentes a la mesa. A nivel musical también fue genial, yo hacía los arreglos y teníamos canciones que eran muy orquestales, con violonchelos. Yo era el que aportaba riffs de heavy y pensaba melodías. Claramente le agregué la parte pesada a la cuestión.
¿Cómo ves la escena musical hoy en general?
– Creo que es un buen momento para la música porque tenemos Internet, lo que hace que cualquiera pueda componer y poner su música a disposición del otro. Esto implica que, al haber tanta gente, uno tenga que lograr ser único, y eso es algo muy importante a lo cual aspirar. Muchas de las bandas nuevas hacen guiños al sonido de Sabbath, Judas Priest y Iron Maiden. Está buenísimo que no tengan miedo de mostrar esas influencias, ya que ahora forman parte del mainstream y eso es muy bueno.
¿Notás alguna diferencia entre las bandas británicas y las americanas?
– Me parece que las bandas británicas tienen una mentalidad muy Led Zeppelin, mientras que las bandas americanas tienen una mentalidad más Van Halen. Habría que hacer un balance entre la actitud arrasadora de Van Halen, Metallica y Mötley Crüe, y la humildad y el perfil bajo de Led Zeppelin, Deep Purple y Judas Priest.
Sos fanático de Jimi Hendrix. ¿Creés que alguien llegó a parecerse a él alguna vez?
– Me crié escuchando Jimi Hendrix y creo que ninguno hizo algo igual o parecido, ni antes ni después. Van Halen le aportó cosas muy buenas a la guitarra, pero lo que hizo Hendrix jamás lo vi. Sin Hendrix no hubiera existido Van Halen.
Son una banda muy ligada a la palabra “epitafio”. Si tuvieras que elegir el tuyo, ¿qué escribirías?
– Es una pregunta que espero no tener que contestar por un buen rato, porque no la sé, me considero un tipo joven y aún sigo aprendiendo. Tengo un montón de profesores, que son los muchachos de Judas. Con ellos aprendo todo el tiempo. Por eso espero no tener que pensarlo por un largo tiempo. Tendría que estar relacionado con cosas que hice o que estoy haciendo, pero me falta mucho aún para escribirlo.